X: Fantasmas

340 33 8
                                    

Ahora todos los muebles que habían en las clases que antes estaban perfectamente ordenados, como primeramente había visto, estaban caóticamente desperdigados. En cuanto las luces se esfumaron y nos dejaron a solas con mi tan compañera que se había hecho ya mi linterna, todo alrededor había cambiado drásticamente.

—Esto no es una buena señal...

Nunca lo es.

Seguí caminando, teniendo justo al costado al doctor Jiménez, o como lo conocen más por su otro mote: ''El médico experimental que no cuenta una mierda''. Parecía asustado y miraba por todos los lados una y otra vez, deseoso de que nada ni nadie nos persiguiera.

Miré de nuevo por el borde de la barandilla ojeando los pisos inferiores por si las mocas; Había una oscuridad tremenda y no veía nada, aunque por lo menos ya no veía lo que fuese que pasó por allí abajo.

—¿Qué mira?—Preguntó confundido y curioso Jiménez, arriesgándose a entablar conversación conmigo pese a que casi le degüello.

—Como creo que también es de su incumbencia, ya que está aquí atrapado conmigo, debería saberlo.—Me aparté para mirarle—Antes de escuchar sus gritos y que las luces se apagasen, algo andaba por el entresuelo.—Dije siguiendo el camino hacia las escaleras—Pero ahora, debido a que sólo está negro, no puedo ver si realmente hay algo abajo o no.

El doctor se paró en seco y no se movió del sitio, con una cara horrorizada e incrédula.

—¿Y piensa ir por dónde supuestamente había visto aquello?—Habló palpándose de nuevo la corbata y ajustándose la bata.

—No nos queda de otra.—Suspiré—El grito que probablemente ha sido producido por Leslie ha venido de uno de los dos pisos de abajo.—Me crucé de brazos y giré mi cuerpo para quedar frente a él totalmente—Estamos en el piso más alto, realmente no sé si ha sido en el siguiente o en la primera planta por donde cruzó.

El hombre suspiró intranquilo y sin estar aún convencido de todo. A mí tampoco me hacía mucha gracia, ya que había perdido de vista aquella cosa y ahora con todo oscuro, era peor. Empero quería recuperar al corderito, me daba igual que tuviese que atravesar las plantas. 

Si lo tengo que hacer, lo hago.

—Está bien...—Dijo, encaminándose a mi lado y mirándome temeroso por lo que le podría llegar a hacer y por lo que podría haber abajo—Pero no nos separemos.

Sonreí cínica y bajamos lentamente y en silencio. Alumbraba cada rincón sin dejarme un ápice con mi linterna, de momento despejado.

El doctor se acercó a una clase, la abrió y la miró bien por dentro, haciendo yo lo mismo por sus espaldas; nada. No había rastro de Leslie en esta aula. Le hice una seña para seguir hacia adelante y lo entendió completamente. No se separaba de mí por si ocurría algo, aunque tampoco es que mi persona le tranquilizase con demasía.

—En esta tampoco...—Habló cerrando otra puerta.

—¿Pero de dónde ha venido?—Me hablé a mí misma—No logro diferenciar el lugar.

Pero yo diría que fue por esta planta. El patio es imposible, no se escuchaba tan lejos y se pudo apreciar a la perfección. En la primera, la de abajo del todo, tampoco; se había escuchado demasiado cerca como para estar tan distanciados los unos de los otros.

—Miraré estas otras dos.—Aclaró el médico mentiroso, adentrándose a una clase desordenada—Si usted quiere, también podría investigar por aquí cerca, pero por favor, no se vaya muy lejos.

Asentí y seguí caminando mirando por el rabillo del ojo las clases por sus ventanas. Logré escuchar unos leves sonidos, como si estuvieran estrujando el edificio o se estuviera rompiendo a trozos. Roté mi cuello una y otra vez hasta que vi un minúsculo resplandor que no paraba de parpadear repetidas veces, acercándome al instante a él.

The dark of your soul |The Evil Within|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora