IV: Escape Reality

445 49 43
                                    

—Eva...—Mis oídos escuchaban débilmente la voz de aquel hombre. Tenía un matiz de preocupación, y no dejaba de zarandearme—¡Eva!

—¿Sebastian...?—Abrí lentamente los ojos y lo vi frente a mí, apoyando sus manos en mi nuca. Escupí bastante agua, haciendo que él me incorporara todavía más.

—La próxima vez que me cojas para saltar desde un puente, me avisas—Expresó burlón, con una pequeña sonrisa.

—Creo que no había mucho tiempo para avisar, creo—Contesté de la misma manera.

Me solté de su agarre y me puse derecha, mirando hacia arriba por donde habíamos saltado. Parecía ser que esos poseídos ya no estaban, lo cual nos daba una gran ventaja por el camino.

¿Quiénes son? ¿Por qué quieren matarnos?

—¿Tú estás bien?—Le pregunté mirándole, no se había hecho nada, por lo que divisé.

—Sí—Contestó—Mojado, pero sí.

He vuelto a perder a Leslie, joder... ¿Dónde habrá ido?

—Bueno, sigamos...—Me troné el cuello—Por ahí hay unas escaleras, será mejor encaminarnos lo antes posible para encontrar una salida.

Aceleré el paso, pero el detective me había retenido del brazo, girándome de nuevo para prestarle total atención por su acto.

—Espera—Dijo hurgando por su chaleco. Había sacado una pistola y un cuchillo un tanto grande y, para mi favor, me lo estaba ofreciendo—. Será mejor que tengas esto para protegerte.

¡Menos mal! Ya tengo algo con lo que pelear aparte de mis manos y piernas. El cuchillo sobretodo me irá perfecto. Y la pistola en casos como los de antes, también.

—Gracias—Sonreí agarrándolas.

Me guardé el cuchillo en el pantalón, listo para poderlo sacar en cualquier momento y fácilmente. Segundos después, miré detenidamente la pistola; Tenía unas cuantas balas.

Vi cómo Sebastian fue a coger el arma para indicarme el seguro, pero antes de que me la arrancara de las manos yo ya se lo había quitado y la había recargado.

—Las pelis y los videojuegos ayudan—Expliqué al ver su cara de sorpresa, encogiéndome de hombros.

—Está bien...—Rió por lo bajo—Ahora si, vamos.

~~~~ ~~~~ ~~~~ ~~~~ ~~~~

Al subir las escaleras había una gran puerta de madera hecha de troncos viejos. Se podía ver como estaba bastante astillada y antigua. Nos dimos una mirada cómplice y ambos asentimos, pero antes de abrir por nosotros mismos la puerta, ésta se había abierto sola, dejando ver que estábamos en un pueblo a la más tétrica oscuridad de la noche.

Nos volvimos a mirar extrañados y sin más dilación, entramos. Total, ya habíamos pasado por bastante y ver una puerta abriéndose sola no nos asustaba en absoluto.

En el centro se encontraba un viejo pozo medio roto. La polea estaba algo agrietada y casi salida de su sitio, meciendo el balde de agua al son del viento y dándole un aire siniestro. Las casas eran similares; Todas y cada una de ellas parecían haber sido abandonadas hacía tiempo, ninguna estaba en buen estado.

—Vayamos por esa casa—Señaló él. A no muchos metros a la derecha había una casucha antigua, típica de los pueblos aislados.—. Quizá encontremos algo.

El abrevadero de los caballos también estaba roto, como todo lo demás en ese lugar; Todas las rejas, barrotes de madera...estaban hechos polvo.

Me acerqué más al centro y me dirigí por delante. Nos llevaba a la otra parte del pueblo, dando lugar a más casas y por lo que pude atisbar a mi izquierda, una granja—Donde escuchaba sonidos extraños que me ponían la piel de gallina—. Pero eso no fue lo que me llamó la atención, ni mucho menos...

The dark of your soul |The Evil Within|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora