Viktor disfrutaba de la lluvia, en especial cuando ahuyentaba a los humanos y estos corrían despavoridos para refugiarse, dejando los espacios abiertos desiertos. Muchas veces se preguntó si su aversión al agua se debía a que tenían miedo de resfriarse o solo les resultaba incómodo mojarse un poco. Como vampiro, ninguna de las dos opciones le afectaba, pero dado que no tenía tiempo para empaparse, se quedó parado junto a un semáforo peatonal con su sombrilla negra, observando cómo los chorros de agua se deslizaban sobre ella.
Una persona de baja estatura sosteniendo un paraguas violeta se detuvo a su lado. Dicho paraguas apenas llegaba al hombro del vampiro.
—Para las brujas, la lluvia en invierno es señal de prosperidad —comenzó Nicte.
Viktor la miró de reojo.
—Te traje lo que me pediste. —Sacó una servilleta doblada del bolsillo de su pantalón y se la entregó.
Nicte la tomó y con una mano la abrió, revelando un solo cabello rubio cenizo. Arqueó las cejas y bufó.
—Literalmente es un solo cabello. —Silbó y volvió a doblar la tela para protegerlo—. No pensé que fueras tan mediocre.
—Es lo único que pude conseguir —se justificó—. No era una opción tocar su puerta y pedirle un mechón de cabello o una gota de sangre.
—Podrías haber intentado cortarle una pierna —musitó ella, recibiendo una mirada de incredulidad por parte de Viktor. La bruja se carcajeó—. Solo bromeaba, Viktor Zalatoris.
—¿Servirá?
—Será difícil, de eso no me cabe duda —respondió, guardando la servilleta en un bolso que llevaba colgado al hombro—. Necesitaré unos días.
—Lo más pronto posible —pidió—. Sabes que no tengo tiempo para derrochar.
Nicte colocó una mano en su cintura.
—Claro, jefe, como usted mande —replicó con sarcasmo y lo señaló con un dedo—. No me apures, Zalatoris. Recuerda quién tiene la magia y quién necesita ayuda.
Viktor esbozó una sonrisa traviesa y tomó la mano con la que Nicte lo señalaba, inclinándose hacia ella para darle un suave beso en el dorso.
—Tienes razón, talentosa bruja —halagó—. Tómate todo el tiempo que precises.
—Adulador. —Sonrió con malicia y arrebató su mano—. Me gusta tanto como lo odio.
—Todo sea por ti.
—Suficiente, vampiro —zanjó sus exagerados halagos y frunció el ceño mientras negaba con la cabeza—. Mejor dime cómo esto te ayudará con tu presa humana.
Viktor apretó con más fuerza el puño de su sombrilla.
—Esto ayudará a Dorian a superar de una vez por todas a ese imbécil.
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Vampire Kiss
Vampire¿Cómo puede un vampiro enamorar a un humano que no cree en el amor en tan solo veinticinco días? Los vampiros son monstruos condenados, y la única manera de conservar su humanidad y no convertirse en bestias sanguinarias es a través del amor. Viktor...