Camino rápido con los pequeños tacones. Resulta que, para inicios de septiembre, la profesora principal de música había enfermado y necesitaban un asistente para esa área. Estaría en un periodo de prueba y si resultaba podría ser el docente de reemplazo.
La noticia había llegado en el mejor momento y está era mi primera semana. El primer día había conocido a los otros docentes y los del área de música estuvieron prestos a darme cualquier indicación sobre la docencia. Y lo cierto es que me gustaba mucho y la maestría la quería realizar en ello, pero no quería precipitarme.
Los planes de mudanza se habían acelerado porque mi casa estaba un poco lejos del centro donde quedaba la escuela. Así que al salir de la escuela fui a ver algunos departamentos. Y me limito a dos opciones. Uno, era un departamento grande en la planta 10 de un edificio de 12 pisos. La sala era amplia, había un pequeño comedor frente a la cocina y tenía dos cuartos cada uno con su baño. Era bastante lindo y entraba en mi presupuesto. Pero me gusto el pequeño y acogedor. En el segundo piso, una sala pequeña, enfrente la cocina separada por el taburete, un pequeño cuarto de lavandería, y dos puertas una daba al baño y otra a la habitación que era amplia. Hice una oferta.
No me gustaba conducir así que debía tomar el transporte público. En el transporte público en jornada educativa, en tacos y preguntándome "¿por qué demonios quería un trabajo tan desesperadamente?". Había descubierto que me encantaba enseñar de música a los niños, pero odiaba las jornadas del colegio.
El autobús se daña, así que debo esperar otro rato mientras viene el próximo y no entramos todos, así que tuve que esperar otro. Llego a mi casa como a las 7. A penas era la segunda semana. Supongo que me tomaría mi tiempo acostumbrarme, me gustaba enseñar, odiaba madrugar y el transporte público.
- Llego la alegría del hogar – bromeo mientras me saco los tacos, avanzo a la cocina y encuentro a mis padres con James comiendo una pizza mientras discuten sobre un partido –
Era extraño, no iba a mentir. Cuando por fin James dejo de evitarlos, las cosas habían vuelto a la normalidad. Y mientras más tiempo pasábamos juntos la culpa se escondía mejor. Pero la culpa explotaba cuando estábamos todos en la misma sala.
- Hola, cariño – sonríe Chris avanzando para besar mi cabeza –
- Hola, pá – devuelvo una sonrisa cansada, sentándome en el taburete vacío a lado de Joe –
- ¿Qué tal el trabajo? – pregunta Joe con una sonrisa de diversión porque yo debía verme fatal, debía estar un poco sudada, sucia porque Alan había regado su jugo en mí y entraba descalza... sin mencionar que llego casi una hora tarde de lo usual –
- No tengas hijos, Joe – replico y se ríe –
- Ya te tengo a ti... ya pasé por eso – se encoge de hombros y algo hinca muy al fondo, algo que siempre está ahí. La frase debería terminar "no tuve opción" –
- Fue divertido – agrega Chris y solo asiento con la cabeza –
- Yo por eso quiero un gato – menciona James moviendo su cerveza antes de beber –
- No, tú no juegas – dice Joe –
- Oye mi opinión cuenta, – se mofa – para hablar de niños o que mi equipo le gano al tuyo limpiamente
- Tu equipo, es una mierda –
- Wow, reporto un insulto aquí – ríe James –
- Lo siento, pero es cierto, y el gol estuvo fuera de tiempo – agrega Chris –
- ¿Malos perdedores? – pregunta – Eso es lo que veo aquí
- Aunque su platica es tan divertida, – digo poniéndome de pie y agarrando unos trozos de pizza para irme a mi cuarto – tengo que irme a bañar, comer y morir –
Más tarde esa noche no puedo dormir a pesar de estar cansada. Reviso los videos y respondo algunos comentarios y preguntas. Le escribo a James, "¿estás despierto?". Era un poco difícil vernos y tener cuidado, por eso los días más fáciles para vernos eran los viernes que mis padres se van, pero también a veces en la noche salía de mi casa y luego entraba de nuevo en la madrugada. Eran las once y responde "tal vez". Lo llamo.
- ¿Por qué no duermes? – pregunta bostezando –
- No puedo – digo con voz triste –
- ¿Qué tienes? – pregunta –
- En serio, odio, y usar la palabra odiar es demasiado, – digo y escucho su risa suave – odio mucho madrugar –
- Si durmieras temprano...
- Eso es mentira, incluso los días que duermo temprano, odio levantarme temprano –
- Estos días has dormido de madrugada, lo sé porque estuviste por aquí – menciona –
- Solo quería estar segura, sheriff – escucho que resopla, me gusta decir algo fuera de lugar y escuchar como no cree que se lo dije y hacerlo reír, me gusta su risa –
- Intenta dormir así no estarás tan cansada mañana – dice –
- Ir de aquí al centro en bus matutino y odiando levantarse temprano, te prometo que es lo peor y ni durmiendo temprano mejorará –
- Puedo llevarte hasta el centro, suelo ir a las oficinas del centro a monitorear de tarde, pero podría empezar con esa de mañana y así llevarte conmigo –
Lo pienso un momento mientras una sonrisa se adueña de mi cara.
- Ni si quiera voy a fingir la insistencia de que no deberías mover tu agenda solo por mí. – ríe bajito - Acepto tu oferta, Conway – sonrío – y así, tal vez, tu compañía y tu auto me hagan mejorar mi humor matutino –
- Diles a tus padres que irás conmigo porque voy al centro temprano y compartiremos carro –
- Ok, jefe – sonrío agradecida de su ofrecimiento –
- Me gusta, sigue diciéndome así – bromea –
- No porque entre tú y yo, yo soy la jefa –
- Ninguna de las dos opciones me molesta. – juega y hace que me estremezca – Me gusta cuando tú estás al mando y me gusta cuando yo lo estoy, Cas –
- No empieces, estoy cansada, así que procederé a cortar antes que tenga que auto ayudarme –
- Ven aquí y te ayudo –
Cierro los ojos imaginando sus manos recorriendo mi cuerpo, su cabeza entre mis piernas y muerdo mi labio sintiendo la lujuria invadirme.

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Filadelfia
RomanceDe forma inesperada Cassie y James se encuentran en un bar, un encuentro extraño, que de alguna manera logra compaginarlos. Se forma una amistad singular donde reina la atracción mutua, ambos saben que está mal que esa amistad pase los límites. Más...