24: Noche de amigos

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No voy a decir que era mi mejor transición y momento de adaptación, pero lo estaba intentando. El domingo Haley regreso a casa porque debía trabajar el lunes y acordamos que el siguiente fin de semana iríamos a hacer las demás compras de las cosas que faltaban para mi casa. Por mientras comía en platos de plástico.

Mi humor mañanero había mejorado mucho ya que no tenía que levantarme tan temprano y el lunes cuando James apareció para dejarme en el trabajo como hemos venido haciendo ya casi un mes, mejoró aún más.

Sin embargo, aún me daba recelo caminar por mi casa, en las noches me daba un poco más de miedo que lo usual el silencio y la oscuridad. Así que dormía con el televisor en un volumen bien bajo en las caricaturas. Pero debía entender que apenas habían pasado cuatro días desde la mudanza. Mis padres habían llamado y se encontraban bien.

James y yo habíamos hablado mucho por mensajes y por llamada como solíamos hacer, solo que las escapadas nocturnas se habían acabado poniendo un freno a nuestra acción. Hoy iba a venir porque quería pasar tiempo conmigo, a pesar de que le había dicho que no estaba de humor por los cólicos menstruales.

Intento ordenar un estudio improvisado, aunque sé que no servirá para cantar sin molestar a los vecinos. Pero para mi suerte pronto vendrá Haley y terminaríamos de ajustar los últimos detalles. Grabo un video corto diciendo que me había mudado de casa y que la siguiente semana no habría videos. Debí organizarme mejor teniendo en cuenta esto, pero al menos esta semana sí habría ya que los había grabado la semana pasada. En el video corto, les digo que es extraño vivir sola, en mi propia casa y que se hacía raro saber que mi ropa estaría en este armario desconocido por un tiempo indefinido. Cuando estuve en la residencia de la academia realmente sabía que volvería, eventualmente lo haría, ahora se supone que pertenezco a aquí. Subo el video a mi Instagram para que las personas que veían mis videos lo supieran.

Pronto la puerta suena y avanzo rápidamente a abrir.

- Yo no llame al sheriff – digo mordiendo mi labio al ver que está con su uniforme, colocado como al final del día, mangas remangadas, algunos botones desabrochados, cabello despeinado que en él es perfecto -

- Hola, nena – dice entrando y cerrando la puerta detrás de él para poder darme un beso y enseñarme lo mucho que me extraño, sonrío en medio del beso pasando mis manos por su cuello mientras sus posesivas manos me halan a él desde mi cintura, reclamándome solo para él –

- Así que era verdad que me extrañabas – me burlo cuando el beso termina y él deja un ultimo beso en mis labios para soltarme y dejar algunas bolsas en la encimera –

- Entonces, ¿cuáles son los planes de hoy? – pregunta regresando a mí –

- Espero que la pastilla haga efecto sobre los cólicos – digo encogiéndome de hombros –

- Traje algo de comer, amor, ¿quieres ver una película? – pregunta –

- No tengo televisor en la sala está en el cuarto, amor – juego y gira los ojos –

- Tu laptop, Netflix, película de terror – dice – o en tu cuarto

- No, películas de terror, no –

- Pero te gustan – ladea la cabeza confundido –

- Lo sé, pero he estado paranoica desde que vivo sola – digo –

- Sé que tienes que experimentar esto tu sola, pero si alguna vez quieres la compañía a medianoche – se ofrece –

- ¿Llamo a los bomberos? – juego y beso su mejilla – Gracias, lo tomo como una oferta real –

Traigo mi laptop, mientras nos acomodamos en el sofá. Lleva los tacos hacía allá y buscamos que ver antes de comer.

Y nos decidimos por una romántica y clásica. Orgullo y prejuicio.

Queríamos ver algo ligero, ambos ya la habíamos visto. Mientras la película está de fondo solo nos enfocamos en nuestra conversación sobre estos días. Él me cuenta lo bien que le ha ido en el trabajo sin mayor incidente, y yo le cuento como me ha ido en el mío. Se ofrece para ayudarme a arreglar el estudio, pero le digo que Haley y yo lo haremos. Hablamos sobre el clima y recordamos un poco la vista de la granja de los Charlies. La única ventana de la sala no daba la mejor vista. Cuando terminamos de comer recogemos todas las cosas para poder botarlas y guardar las que quedaron. Regresamos al sofá y me recuesto contra él.

- La noche está bastante tranquila – dice él

- Lo sé, es jueves, pero siento que es sábado de lo relajados que estamos –

- Dan ganas de faltar al trabajo – juega -

- ¿Alguna vez has usado una mascarilla? – le pregunto de repente y él se ríe negando con la cabeza – Se siente demasiado bien –

Había puesto unas a la refrigeradora, así que traigo una para él y una para mí. Así que saco la de él y se la ubico. La amoldo sobre su cara, acaricio su rostro y su barba fingiendo que acomodo la mascarilla.

- Se siente bien, tenías razón – dice y me rio porque se ve gracioso –

Me recuesto en el sofá poniendo mi cabeza en sus piernas y coloco mi mascarilla. Y mientras esperamos ninguna habla. Cumple con el cometido de únicamente estar "relajados" como si fuera sábado en jueves. Pongo una alarma para saber el tiempo para quitárnosla y cuando suena ambos estamos adormitados. Nos sacamos los velos de mascarillas

- 37 años tengo y usando mascarilla – se mofa –

- Yo pensé que las usabas todos los días porque estás bien conservado para tu edad. – nos reímos y me hace cosquillas - Dejame – digo entre risas, pero no para –

Seguimos riendo incluso cuando para. Cuando la risa termina ambos acordamos que tenemos sueño

- Dime que te quedas – le pido sentada a su lado y me observa en silencio aceptando. –

Avanzamos al baño a asearnos. Como apenas había ido a comprar algunas cosas tenía una reserva de un cepillo de dientes el cual le doy. Saca su uniforme, quedando únicamente en bóxer mientras nos acostamos en la misma cama. Ninguno se atreve a decir nada de lo raro de la situación, es verdad que los amigos no tienen relaciones... pero creo que habíamos llegado a un nuevo nivel de intimidad.

En la mañana es el primero en levantarse y aunque espero que simplemente se vaya, se queda para hacerme desayuno. Dejo de fingir estar dormida y voy hasta la cocina para abrazarlo por detrás.

- Hola, amor – digo y me quedo estática cuando me doy cuenta de cómo lo llame –

- De tanto burlarte se te pego – dice arrastrando mi mano para besarla –

Está haciendo huevos revueltos y mientras pongo un poco de música como había empezado a hacer en las mañanas para revivir. Pone los platos sobre el taburete y toma mi mano halándome a él.

- ¿Quieres bailar? – pregunta y solo sonrío por lo romántico del momento –

Así que nos movemos a nuestro ritmo, lento, juntos y mirándonos con Wildest dreams de Taylor Swift de fondo y bajo. Rompo la mirada para abrazarlo y seguir bailando más juntos y más despacio. Y canto para él.

I said, "No one has to know what we do". His hands are in my hair, his clothes are in my room. And his voice is a familiar sound. Nothing lasts forever but this is getting good now. He's so tall and handsome as hell. He's so bad but he does it so well. And when we've had our very last kiss. My last request it is. Say you'll remember me standing in a nice dress. Staring at the sunset, babe. Red lips and rosy cheeks. Say you'll see me again. Even if it's just in your wildest dreams. Wildest dreams. You'll see me in hindsight. Tangled up with you all night. Burnin' it down. Someday when you leave me. I bet these memories. Follow you around. You'll see me in hindsight. Tangled up with you all night. Burnin' it down. Someday when you leave me. I bet these memories. Follow you around

No canto siguiendo la canción, canto para que él me escuche. Despacio, suave y bajo. Aferrándome a él en el abrazo. Como la advertencia de una sirena, para él y para mí. 

FiladelfiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora