Me escondo en el baño de la casa para no ayudar a bajar las ultimas cajas pesadas. No había pedido el servicio de mudanza porque mis padres se ofrecieron a ayudarme y obviamente obligaron a James. Solo que él se había ofrecido primero. Aunque, realmente no eran muchas cosas.
Mi escritorio, mi cama, mi tocador, mi butaca, mi ropa y obvio demás pertenencias. La cama se desarmaba así que en eso se hallaban. Era lo ultimo que faltaba de subir y sentí un cosquilleo enorme cada vez que veía mi cuarto vacío. Luego veía los carros repletos de mis padres y de James y sentía de nuevo miedo y emoción.
Mi propia casa.
Ahora era absolutamente responsable por mí. Ahora ellos eran libres.
Salgo del baño de la planta baja y veo a un sudoroso James entrar por la puerta dirigiéndose escaleras arriba. Se detiene cuando me ve avanzar, me regala una sonrisa con su cabeza ladeada.
- ¿Se acabo tu descanso? – pregunta divertido y niego con la cabeza –
- Pensé que el sheriff estaba encargado de ayudar a los demás – digo como si no fuera obvio –
- No creo que eso implique servicios de mudanza – explica antes de seguir –
Lo observo con una sonrisa en mi rostro.
- Se han hecho muy amigos, tú y James, ¿no es así? – el respingo que doy me puede llevar al infinito y más allá, volteo para encontrarme con Chris bebiendo un poco de agua –
- Un poco, sí – respondo sintiéndome nerviosa, culpable y asustada –
- Me alegro de que él se haya abierto a conocer más personas y tu igual, te podremos incluir a la noche de juegos los sábados – juega y bebe un poco, su sonrisa se desvanece pronto y sé que sabe más de lo que dice –
- Somos amigos, sabes los aventones te hacen conocer más a los vecinos – respondo intentando parecer casual y eliminar cualquier indicio –
- Supongo, – dice suspirando pesadamente -eres una adulta ahora, toma buenas decisiones - avanza para el pasillo y el miedo se hace muy presente –
- Pá – reclamo preocupada
- Toma buenas decisiones para ti, Cas, no para mi o para Joe. – besa el lado derecho de mi cabeza mientras pasa a mi lado – Me alegra que sean amigos. Supongo que estoy sentimental de saber que mi pequeña se va –
- ¿Y si tomo una decisión mal? – pregunto y regresa a verme con una sonrisa –
- Te seguiré amando de igual manera – dice y mis ojos se llenan de lagrimas –
- ¿Y Joe? – pregunto y solo se encoge de hombros antes de seguir –
- Él te ama, solo es duro contigo –
Sigue escaleras arriba.
Chris siempre había sido mi aliado. Agradecía cada una de sus palabras, pero solo hizo un hueco más grande respecto a Joe. Tantos cambios, tal vez deba adelantar la cita con el psicólogo. De hecho, era la tercera cita. Desde que había regresado de ese fin de semana con James, hace dos semanas, había empezado a ir. Y era un poco turbio, liberador, doloroso y una locura.
Joe y yo apenas hablábamos y cuando hablábamos siempre peleábamos. No sé si sea lo correcto irme porque entonces podría sacarme de su vida. Y yo no quiero salir de su vida, pero tal vez sea lo mejor para él y si es lo que quiere él, no puedo hacer más.
Chris no parecía darse cuenta de que había más allá que una amistad noble entre James y yo. O al menos aparentaba eso y quería creer eso.
Sacudo mis manos para regresar a la tierra justo a tiempo cuando James y Joe vienen bajando con la cabecera cuadrada de madera oscura. Chris va atrás con una última caja y ya estaría. Los acompaño para ver como la amarran al carro de Joe.
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Filadelfia
Roman d'amourDe forma inesperada Cassie y James se encuentran en una bar, un encuentro extraño que de alguna manera logra compaginarlos. Se forma una amistad singular donde reina la atracción mutua, ambos saben que está mal que esa amistad pase los límites. Más...