°•○●□■The End One■□●○•°

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ᴬ ᵛᵉᶜᵉˢ ᵉˢ ᵐᵉʲᵒʳ ᵉˢᵗᵃʳ ˢᵒˡᵒ

ᴺᵃᵈᶦᵉ ᵈᵉ ʰᵃᶜᵉ ᵈᵃⁿ̃ᵒ

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—¡Vamos! ¡Levántate Amy!

—Ni lo sueñes.

En medio de la noche, cuando la luna se encontraba en su punto más alto, Grim no paraba de saltar sobre el cuerpo de la pelidorada que trataba de dormir.

Amaryllis decidió dormir en el dormitorio Ramshackle por esos días. Aunque no le molestará estar a lado de los chicos del dormitorio Heartslabyul, no quería que se sintieran incómodos con su presencia. Además, prefería estar al lado de Apofis cuando estuviera creciendo. Si pasaba tiempo con él, tendría una dependencia emocional por ser su madre.

Aunque tenía unas grandes ganas de amarrarlo y amordazarlo para que se quedará quieto, fue lo bastante paciente como para no hacerlo. Amaryllis refunfuño mientras se sentaba en la cama. Observó con el ceño fruncido a Grim, quien no quitaba esa sonrisa descarada de su cara.

—¡Vamos a entrenar! —gritó Grim, pataleando otra vez encima de la mujer.

La pelidorada se frotó los ojos mientras daba un largo suspiro. Por fin podía dormir bien, sin soñar algún extraño sueño de blanco y negro. Se dejó de frotar los ojos para admirar la luna. Se quedó unos segundos así antes de organizar sus ideas. Se volvió a mirar a Grim, quien estaba impaciente, esperando su veredicto.

—Está bien. Pero para la próxima, tendrás que preguntarme en el día, no en medio de la noche —reclamó, sacando las telas que tenía encima de ella para colocarse sus pantuflas. Grim saltó feliz y se precipitó a la primera planta de la casa. La mujer le dio una pequeña caricia en la cabeza de Apofis que dormía a su lado y se fue por Grim.

Bajando las escaleras, pensó en el entrenamiento que le daría. Mientras pasaba por la sala principal, contempló las pinturas. En la más alta de todas, en la que nadie se daba cuenta, ya que estaba bastante lejos y estaba alrededor de paisajes hermosos, miró el rostro de sus amigos. Arthur. Alexandra. Estir. Jeremy.

Ella estaba sentada en un una silla de color rojo con detalles dorados mientras que Jeremy y Estir estaban a su derecha y Arthur con Alexandra a su izquierda. Estaban todos sonriendo. Aquel día fue en el que la coronaron como Emperatriz de los Demonios. Para ella, aquella pintura era la más hermosa y más simbólica.

—¡Apúrate Amy! —exclamó el felino desde la puerta de la casa.

La mujer se movilizó otra vez y fue caminando a la entrada. Con un aire de nostalgia detrás de ella.

Al llegar a la entrada, sintió como el aire frío acariciaba su ropa y sus cabellos dorados. Parecía un día perfecto para dormir.

—Por aquí —dijo la mujer, dirigiéndose al bosque. Su familiar se colocó en su hombro y esperó a que llegarán al lugar.

Los pies con pantuflas de la mujer pisotearon el pasto y las pequeñas flores que había en su camino. El sonido de algunas cosas desconocidas del bosque hicieron que Grim temblará un poco en su sitio. Se estaba arrepintiendo de su decisión. Estaba seguro qué eran las tres de la mañana. Comer el pastel salado le dio demasiado insomnio.

𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐕𝐢𝐥𝐥𝐚𝐢𝐧𝐞𝐬『𝐓.𝐖』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora