~CAPITULO 15~

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-¡Chicos!-gritaba Dail mientras corría hacia el borde del precipicio.-¡En qué estaban pensando esos idiotas!

Mientras en el borde de aquel precipicio reinaba el caos Melody y Leyon caían hacia el vacío. Tras varios segundos de caída libre los dos frenaron con un golpe brusco. Habían caído en una especie de red que cubría todo el barranco.

-A sido una pasada.-dijo Leyon con una sonrisa.

-Lo mejor a sido la cara de los chicos cuando hemos saltado.-comentó Melody mientras reía.

-Que mala eres. Lo mejor será que los llamemos.-sugirió Leyon.

-¡Hey, saltad!-vociferó ella para luego comenzar a gatear por la red hacia el borde.

Después de varios segundos de angustia todo el grupo que se encontraba asomado al borde del precipicio escuchó un grito.

-¡Hey, saltad!

-Esa voz era de Melody.-sentenció Dail poniéndose en pie.

-¿Estás seguro?-cuestionó Derek con desconfianza.

-Pues claro, llevo toda mi vida junto a ella, la reconocería en cualquier parte. Además somos mejores amigos.-esa última frase le provocó una sensación de angustia en su interior. Ya que, pese a ser cierto, no le gustaba admitir que él y Melody eran solamente eso; amigos.

Y es que por mucho que lo hubiera intentado durante todos estos años nunca pudo reprimir los sentimientos que tenía hacia ella. A decir verdad, con el paso de los años, ese amor no había hecho más que aumentar hasta convertirse en algo mucho más grande de lo que el castaño se hubiese esperado.

-¡Pues entonces a qué estamos esperando!-exclamó Erik acercándose peligrosamente al borde del barranco.- Ella ha dicho que saltemos asique eso haré.

-Si claro y de paso juguemos a abrazar a los zombies.-dijo Derek sarcásticamente.

-El pelirrojo tiene razón, hay que saltar.-habló una voz detrás de ellos. Tom se encontraba ahí sin quitarle la mirada a Sarah de encima.

-Ahora le encuentro sentido a lo que mi madre me decía cuando imitaba a mis amigos.-dijo Dail sobresaltando a todos.-Ya sabéis lo de "si tus amigos saltan por un barranco ¿tú vas detrás? Siempre le decía que no pero ahora que lo pienso la respuesta es que sí.

Y dicho esto, cogió carrerilla y saltó. Sintiendo como el suelo desaparecía bajo sus pies y el aire azotaba su cabello el castaño solo pensaba en volver a encontrarse con su mejor amiga.

Unos segundos más tarde notó como caía sobre algo blando y su caída se detenía por completo.

-¡Dail!

El chico giró la cabeza para ver como su amiga agitaba la mano intentando captar su atención desde una especie de plataforma. Cosa que no le resultaba difícil, con aquellas mechas azules y sus gritos no le costaba nada llamar la atención de todos los que se encontraban en las demás plataformas.

Dail sonrió mientras se ponía en pie. Pudo ver como Leyon le dedicaba una cálida sonrisa cosa que lo animó más e hizo que echase a correr hacia sus amigos.

-Los siguientes somos nosotros.-dijo Erik cogiéndole de la mano a Sarah y tirándose al vacío. Sarah no gritaba pero en su mirada se reflejaba el terror. Erik al ver la cara de su "amiga" la abrazó fuertemente. Ella escondió su cabeza en el cuello del pelirrojo haciendo que este se sonrojase notablemente.

Por desgracia para los dos aquel cálido abrazo no duró mucho ya que a los pocos segundos sintieron como la caída frenaba y se encontraban suspendidos en mitad del precipicio.

-¡Aleluya! ¡Ya me estaba empezando a poner vieja!-exageró Melody.

-Exagerada.-dijo Sarah mientras abrazaba a su amiga.

-Aún así todos me aman.-se burló ella poniendo una pose de superioridad.

-Supongo que somos los únicos que faltamos.-le sonrió Tom a Derek. Este se limitó a rodar los ojos aunque no pudo vitar que un pequeño sonrojo hiciese acto de presencia en sus mejillas.

Un "supongo" fue lo único que salió de los labios del menor, aunque más que una palabra parecía un suspiro. Tom sonrió y le tendió su mano. Al principio Derek dudó pero finalmente aceptó tomando la mano que aquel chico le ofrecía.

Tom se sorprendió un poco al principio, pensaba que le iba a rechazar su ofrecimiento. Pero lo que al principio era una mueca de confusión se convirtió en una gran sonrisa.

Y así, juntos, saltaron hacia el abismo, para finalmente sentir como una gran red los atrapaba y los libraba de lo que hubiese sido una muerte segura.

De la noche a la mañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora