~CAPITULO 16~

80 5 0
                                    

-¡Demos gracias al Señor! ¡Oh milagro!
¡Por fin! ¡Me estaban saliendo canas!-exclamaba Melody provocando que todo el mundo se fijase en ella y riese por sus estúpidos comentarios.

-Cállate, pequeña idiota.-dijo Erik y golpeó a Melody en la cabeza.

-¿Como que pequeña? ya otra vez todos metiéndose conmigo y mi tamaño de hobbit.-exageró ella mientras fingía que lloraba.

Tras varios minutos de caos y griterío las paredes del barranco comenzaron a moverse.

-Emm... Tom... ¿esto es normal?-preguntó Melody señalando hacia las paredes.-Es que verás, en mi pueblo las paredes se quedan quietecitas.

-Sí, tranquila es normal.-contestó él sonriendo divertido por la reacción de la chica.

Cuando todo dejó de moverse las paredes formaron una especie de cueva que daba lugar a un túnel metálico. Sin previo aviso las plataformas comenzaron a desplazarse lentamente hacia el túnel.

Todos estaban petrificados de la impresión. Cuando todas las plataformas entraron al túnel, flotando varios metros por encima del suelo, estas cayeron literal y dolorosamente de golpe.

La sala se llenó de gritos y exclamaciones durante unos segundos, a parte de la voz de Melody que maldecía entre dientes.

-Malditos hijos de sus madres, algún día me vengaré de todos ellos por hacerme esto.

Dail ayudó a Melody a ponerse en pie y juntos bajaron de la plataforma.

Unas enormes puertas de hierro se alzaban imponentes ante ellos.

-Número de grupo y jefe.-anunció una voz ronca y rasposa que retumbó por toda la sala.

-Menudo vozarrón, ¿alguien tiene caramelos para la tos para este pobre hombre?-preguntó Leyon haciendo que todos riesen.

-Grupo N y el jefe soy yo, Steve.-contestó este acercándose a la puerta.

Tras varios minutos de espera se oyó una especie de alarma y el arrastre de las puertas, que chirriaban mientras se abrían lentamente.

Cuando estas estuvieron completamente abiertas el grupo pudo contemplar como miles de armas los apuntaban.

Steve dio un paso al frente levantando las manos en señal de paz. Todos los militares bajaron las armas y un hombre bastante alto con un gesto de la cabeza le indicó que lo siguiera.

-Bueeeeeeeno.-suspiró fuertemente Melody colocando los brazos por detrás de su cabeza.

Todos giraron a verla esperando que dijese alguna estupidez.

Y ella obviamente no los iba a decepcionar.-Me dejan aquí, abandonada, nadie me hace caso. ¡A LA DIVA NO SE LA ABANDONA!

Todos los que se encontraban en la sala rieron, incluso los militares que los vigilaban bajaron las armas.

-Y ahora se ríen de mi. Que fuerte.-dijo ella frunciendo el ceño, cruzándose de brazos y negando con la cabeza.

-¿Cómo quieres qué reaccionen contigo haciendo esas estupideces continuamente?-preguntó Leyon sonriendo sarcásticamente.

-No se, a mi no me hagas pensar que no se me da nada bien, eso es para los cerebritos como tu o Derek.-contestó ella sentándose de golpe en el suelo.

-¿Qué haces?-cuestionó Sarah acercándose a su amiga.

-Sentarme, duh.-dijo dándose una palmada en la cabeza.- y luego la tonta soy yo, si es que hay que ver.

-Ya se que te has sentado pero me refiero a por qué lo has hecho.

-Porque soy una vaga y me da flojera estar de pie.-sonrió ella mientras se tumbaba.

Sus amigos rieron mientras que los adultos la miraban incrédulos aunque divertidos.

Minutos más tarde Steve volvió ha aparecer seguido por más militares.

-Militares, militares everywhere.-comentó Leyon haciendo reír a sus amigos.

-Bien, quiero que ahora todos hagáis grupos por edades. Los niños pequeños a la izquierda, pegados a la pared. Los mayores de 12, poneros a su lado pero algo separados de ellos. A partir de los 18 al lado de los últimos. Los mayores de 30 en el centro de la sala y los ancianos a la derecha.-anunció Steve y todos le obedecieron.

Varios minutos más tarde ya todo el mundo estaba colocado y esperado por más instrucciones. Hasta la mismísima Melody estaba callada.

-A cada grupo le hemos asignado un edificio.-dijo Steve señalando siete altos edificios que se erguían imponentes por detrás de las puertas.- todos tendrán un supervisor, y los niños más pequeños se pueden quedar con sus padres.

Ahora el supervisor de cada grupo os llevará a vuestro edificio correspondiente.

Todos asintieron y esperaron a que su supuesto supervisor viniese. A los pocos minutos una chica rubia, alta y de ojos azules se les acercó, no tendría más de 20 años. Parecía una chica muy... fácil, por no mencionar su corta minifalda y su cara completamente cubierta por capas y capas de maquillaje.

-¡Yey! ¡Nuestra supervisora es un payaso!-gritó Leyon haciendo que sus amigos riesen. La chica solo lo ignoró y comenzó ha hablar como cotorra. Tras varios minutos de sufrimiento la rubia se calló y les ordenó que la siguiesen.

De la noche a la mañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora