Rachel se marchó dejando a todos los chicos con la boca abierta.
-Cerrad la boca que os van a entrar moscas.-bromeó Melody dándole pequeños codazos a Dail en las costillas.
-¿Queréis que os traiga un babero? Porque se os esta cayendo la baba.- comentó Sarah haciendo que Melody estallase en carcajadas mientras los chicos se ruborizaban. Aunque Melody y Sarah se reían sentían algo en su interior que las hacia sentirse molestas aunque ninguna sabía que podía ser.
Era una especie de ardor que inundaba su cuerpo, como si su sangre estuviese hirviendo.
-Disculpad, lo mejor será que vengáis por aquí para descansar hasta que Rachel vuelva con noticias del jefe.
Un chico alto, rubio y de ojos oscuros habló detrás de Melody la cual se dio la vuelta atónita, mirando al chico de pies a cabeza. Sarah se había quedado con la boca entreabierta mientras que los chicos fruncían el ceño y miraban al chico con cara de pocos amigos.
-Mi nombre es Tom y soy unos de los médicos de aquí.-dijo mientras le extendía su mano derecha a Melody.
-Me llamo Melody y ellos son Derek, Dail, Leyon y Erik. Y esa hermosa damisela es Sarah mi mejor amiga y espero que para ti también sea algo mas que amigos.-explicó Melody sonriendo pícaramente mientras movía sus cejas. Tom rió mientras Sarah se sonrojaba. Erik se limitó ha apretar los dientes mientras cerraba sus puños fuertemente, tan fuerte que se clavó las uñas en la palma de la mano.
-Es un placer, veo que eres bastante...-dijo Tom antes de ser interrumpido por Erik, Leyon y Dail.
-¡Rara!
-¡Salida!
-¡Subnormal!
Melody golpeo a los tres en la cabeza mientras los demás reían. Cuando dejaron de reír Tom les condujo hacia una parte algo alejada de donde se encontraban los demás.
Después de un rato en el que todos estuvieron sumidos en el más profundo de los silencios Rachel apareció acompañada por un hombre de mediana edad con pelo castaño y ojos miel.
-Hola chicos, soy Steve y soy el que está al mando aquí.-se presentó él sonriendo cálidamente.
-Encantados.-respondieron todos a la vez. Se miraron entre ellos algo extrañados mientras los dos militares se reían por su reacción.
-Bueno, Rachel me ha contado que queríais preguntarme algunas cosas.-habló Steve sentándose en el suelo gesto que todos los demás imitaron.
-¿Usted sabe cómo ha pasado todo esto?-preguntó Melody mirando al suelo para evitar que sus lágrimas saliesen.
-Es una larga historia, creo que lo mejor será empezar desde el principio.
Hace unos años varios dirigentes de la Asociación Mundial decidieron comenzar un experimento al que llamaron "3X". Ese experimento consistía en la creación de un suero capaz de curar cualquier enfermedad e incluso sanar heridas rápidamente.
Estuvieron 3 años trabajando en dicho suero hasta hace unos meses. Al parecer algo en el laboratorio provocó que el suero se contaminase dando lugar a una especie de virus que ataca al cerebro, provocando la muerte de casi todas tus neuronas, haciéndote perder la conciencia de ti mismo.
En resumen, te convierten prácticamente en algo peor que un animal. Nadie sabe que pudo contaminar el suero y como se esparció la enfermedad. Pero eso ya no importa, lo importante ahora es lograr que el mayor número de personas sobrevivan.-explicó Steve con una mirada seria.
Todos se quedaron en silencio, sumidos en sus pensamientos, hasta que un gran estruendo llamó su atención.
-Ya han llegado.-susurró Steve para si mismo mirando hacia la puerta.
-¿Quiénes?-preguntó Leyon.
-¿No creeríais en serio que este iba a ser nuestro refugio? Solo estábamos aquí para ayudar a los supervivientes.-dijo Rachel haciendo un ademán con su mano. La puerta del comedor se abrió de golpe dejando ver a varios hombres armados, vestidos de negro y con unas máscaras cubriendo su rostro.
-Hora de irnos.-dijo Steve levantándose del suelo. Todos imitaron a Steve mirando como la gente salía detrás de aquellos hombres.
-Vamos chicos, no os iréis a quedar aquí para siempre ¿no?-preguntó Rachel. Todos siguieron a Steve y Rachel hacia la salida del comedor.
Caminaron juntos por los pasillos que al parecer ya habían sido limpiados porque no quedaba ni rastro de la masacre que se había producido allí hacía apenas unas horas. Varios escalofríos recorrieron la espalda de Melody que iba delante de sus amigos observando con detalle su escuela.
Miró fugazmente hacia atrás, fue un vistazo muy rápido pero lo suficiente como para ver a su mejor amiga cogida de la mano de Erik que estaba sonrojado hasta las orejas. Sonrió al ver aquella tierna escena. Bajaron las escaleras que llevaban hasta el vestíbulo encontrándose allí a media escuela reunida junto a varios militares. Todos hablaban entre si bastante preocupados y temerosos.
-¡Bien, ahora quiero que todos me escuchen atentamente! Cuando salgamos por estas puertas tendremos unos pocos segundos para correr y montarnos en los autobuses que nos esperan afuera. Nuestros compañeros nos darán algo de ventaja para poder escapar.-anunció un hombre alto y corpulento que llevaba máscara.
La sala se sumió en un silencio sepulcral. Todos se miraban entre ellos aterrorizados ante la idea de no lograr escapar.
-A la de tres todos correremos hasta llegar a los autobuses, no os detengáis por nada de lo que oigáis o veáis solo seguid hacia delante.-advirtió el mismo hombre de antes.-Uno... dos... ¡tres!
Las puertas se abrieron y todos corrieron hacia unos autobuses negros que se encontraban al otro lado de la calle. Se escuchaban gritos y aullidos de dolor acompañados de los disparos de varios tipos las armas y las pisadas de la gente corriendo. Melody notó como una bala le rozaba la oreja provocando que gritase de dolor, pero no se detuvo, siguió corriendo hasta que oyó un grito detrás suyo. Melody paró en seco, reconocía esa voz, la reconocería en cualquier parte; Dail. Se dio la vuelta para ver como un zombi estaba agarrando a su amigo e intentando morderlo. Melody estaba paralizada por el terror, no lograba moverse, sentía como sus piernas flaqueaban y sus brazos temblaban. Varios zombis se acercaron rodeando a Dail que luchaba por soltarse. Sacó su pistola pero alguien la empujó haciendo que esta se le cállese, la pistola calló unos 3 metros detrás de ella que comenzaba a entrar en pánico.
-¡Qué nadie se detenga!-gritó Steve mientras ayudaba a algunos de sus compañeros.
Melody no sabía que hacer, debía elegir entre salvar la vida de su amigo y probablemente morir ella o podría correr y dejar que su amigo muriese ahí o que otra persona lo rescatase.
Melody miró a Dail el cual negó con la cabeza.
-¡No te acerques! ¡Sálvate tú!-gritaba Dail haciendo fuerza para soltarse del agarre de los zombis. Unas lagrimas comenzaron a salir de los ojos de Melody.
-Lo siento Dail, lo siento tanto.-susurró Melody con las lágrimas cayendo por su rostro mientras se daba la vuelta y salía corriendo hacia los enormes autobuses negros.
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De la noche a la mañana
PertualanganUn día Melody, una chica de pelo castaño y corta estatura, se ve involucrada en una pelea un tanto extraña mientras iba de camino a su colegio. Dos hombres harapientos de mediana edad peleaban brutalmente y se atestaban ¿mordiscos? el uno al otro ...