De la noche a la mañana

~CAPITULO 28~

Narra Dail:

Después de estar un rato hablando en el comedor todos decidimos subir a nuestras habitaciones para descansar y luego disfrutar de nuestro último día libre.

Íbamos todos por el pasillo cuando escuchamos un golpe y unos gritos.
Nos asustamos pensando en que tal vez alguien se estaba peleando o estaba en problemas.

Corrimos hacia donde provenían los gritos y los golpes. Llegamos a la zona de las chicas y, que sorpresa, la habitación de la que venían era la de la mismísima Melody.

No me extrañaba en lo más mínimo que Melody estuviese peleando con alguien, de hecho me lo suponía al escuchar los gritos. Pero de todas formas debemos ayudarla.

Ninguno se movía y yo no iba a permitir que alguien dañase a Melody así que de una patada abrí la puerta.

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Narra Melody:

Oh no... No, no, no, no, no...
¿¡Cómo qué ha muerto?! ¡Él único que va a morir aquí es el autor!

Lancé el libro contra la pared mientras gritaba de frustración. El autor acababa de matar a mi personaje favorito.

Y no solo lo había matado, había hecho que su mejor amigo lo matase.

-¿¡Qué ser tan cruel hace eso?!-grité al aire en un intento fallido de liberar mi dolor.

Decidí seguir leyendo para distraerme un poco. Obviamente no iba a seguir leyendo el libro que estaba provocándome tanta tristeza, así que decidí ir al cuarto de Dail a por más libros ya que todos los de mi estantería me los había leído.

Iba andando hacia la puerta cuando noté una punzada de dolor en el dedo meñique. Grité de dolor y miré el objeto con el cual me había golpeado.

Era el libro que había lanzado por los aires unos minutos atrás, el libro que se había ganado mi odio eterno pero que de todas formas seguiré leyendo y seguramente amaré.

Me tiré a la cama y empecé a golpear mi almohada mientras gritaba. Ahora en los libros nunca hay un final feliz. Si encuentras un libro que acabe al menos con un "y no muere" siéntete afortunado.

De repente mi puerta se abrió de golpe y mis amigos entraron de forma atropellada a la habitación.

Todos mis amigos se me quedaron viendo estupefactos. Yo solo les dediqué una mirada fulminante y un ahogado "fuera". Fue suficiente para que todos huyeran precipitadamente de la habitación. Va ha ser un largo día; y aún tengo que hablar con Tom.