Capitulo 7. Un mal día

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—Hasta el lunes, chicos. Buen fin de semana— se despedía Ben un viernes por la tarde.

Mientras caminaba, tomo las llaves del auto y al llegar al elevador apretó el botón para bajar; una vez llego al piso del estacionamiento, se dirigió a su auto y lo abrió desde lejos.

Por fin había terminado la semana, y podía descansar merecidamente.

Una vez dentro del vehículo, puso un poco de música y prendió el auto.

Estaba saliendo del edificio, cuando la figura de una mujer conocida le llamo la atención:

—¿Otra vez llevaste el mini cooper al taller? —pregunto el castaño deteniendo su auto.

—¿Otra vez llevaste el mini cooper al taller? —pregunto el castaño deteniendo su auto

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Nora levanto la mirada del móvil, para encontrarse con los ojos de su jefe.

—No, esta vez no —respondió sonriendo —. Mis padres se llevaron mi auto al aeropuerto, y yo llegare allá para despedirme y traerlo de regreso.

—¿Estas pidiendo un taxi?

—Si.

—Cancélalo. Yo te llevo —se ofreció, y después quito el seguro a las puertas.

—No, no es necesario. Además esta muy lejos —respondió la chica, no queriendo darle molestias.

—No es ningún problema. Yo voy para esa zona. Vamos, yo te llevo— volvió a insistir, y tras negarse por un instante, Nora finalmente acepto.

—Gracias, Ben —dijo la chica una vez que entro al auto.

—No es nada. Es un placer ayudarte —respondió el jefe de la chica de buen animo —. Por cierto, ¿tus padres se van de vacaciones? —pregunto con curiosidad.

Nora negó con la cabeza.

—No, van a la ceremonia anual en memoria a mi abuela —explico mientras se acomodaba el cinturón de seguridad.

—Lo siento... no sabia que tu abuela había fallecido —dijo dándole su pésame.

—Fue hace ya unos diez años — Ben pudo notar que lucía algo cabizbaja.

—Debiste haberla querido mucho —adivino y la joven asintió con tristeza.

—Asi fue; ella paso mucho tiempo viviendo aquí y me cuido cuando mis padres trabajaban en el restaurant. No suelo hablar mucho de ella porque me pone... bueno, puedes darte cuenta —comento la pelinegra mientras se limpiaba lo que era el inicio de una lagrima.

—Perdón, no quería recordarte cosas tristes.

—Esta bien... yo... lo que sucede es que la extraño mucho. Desafortunadamente estaba en España visitando a mis tíos cuando sucedió su fallecimiento. Me hubiera gustado darle el ultimo adiós.

Después de decir eso, los dos se mantuvieron en silencio por unos segundos; Ben nunca la había visto de esa manera, y deseaba no haberle preguntado para evitar que tuviera ese semblante.

La debilidad del jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora