Capitulo 11. El peso de las decisiones

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—¿Y el trabajo? ¿Qué te dijo Jonathan del Storyboard? —pregunto Genna mientras permanencia plácidamente acunada entre los brazos de Ben.

El castaño se revolvió un poco en la cama y cuando encontró la posición ideal, respondió:

—Le gusto mucho. De hecho casi no hizo correcciones.

—Eso es bueno, ¿no?

—Si. Aunque aún falta mucho trabajo.

—Bueno, pero espero te puedas sentir más relajado con eso. Me imagino que es la razón por la que a menudo estas tan pensativo — comento la rubia de manera perspicaz.

Pero se equivocaba, ese no era el motivo que lo mantenía ausente todo el tiempo: sino más bien Nora.

Después de que hablaron aquella vez en el restaurante, le había prometido no sacar el tema acerca de sus sentimientos de nuevo. Pero le costaba mucho ignorar el hecho de que estuviera pasándola mal en silencio.

¿Cómo sabría cuando estuviera feliz de verdad? ¿Qué podía hacer para ayudarla a sentirse mejor?

Constantemente pensaba mucho en ella, y sobre todo sentía un extraño estremecimiento en sus entrañas cuando recordaba el trasfondo de aquel sacrificio: quería verlo feliz.

Mientras él estaba con Genna, había alguien que se alegraba por su relación aunque quisiera con todas sus ganas estar con él. Y lo hacía porque conocía su pasado, y lo difícil que había sido para él creer en el amor de nuevo.

"Es la mujer que te ha hecho abrirte al amor... es quien está contigo después de que prometiste no volver a estar en una relación. Debe ser demasiado buena para haberte hecho creer en el amor de nuevo."

Esas habían sido las palabras de la pelinegra, pero se equivocaba. Genna llego después de que alguien lo hubiera motivado a dejar el pasado atrás... y esa fue Nora.

—¿Ben? ¿En qué tanto piensas? —pregunto la rubia mirándolo con curiosidad.

—Nada... solo cosas —respondió el castaño para después disponerse a besar a su novia.

—¿Y qué vamos a jugar?  —pregunto Samuel a Abraham y Mario mientras se colocaba una diadema con micrófono

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—¿Y qué vamos a jugar?  —pregunto Samuel a Abraham y Mario mientras se colocaba una diadema con micrófono.

—En serio, ustedes son increíbles. Por eso el jefecito siempre se la pasa regañándolos —se quejo Danny mientras miraba con desaprobación a sus compañeros.

—Pues Ben no está, así que podemos relajarnos estas dos semanas sin él a nuestras espaldas diciéndonos que hacer —respondió Samuel con desdén, a la vez que miraba en su móvil que juego abrir —. Además, no finjas: todos aquí estamos felices de que se haya ido de vacaciones.

La debilidad del jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora