Capitulo 21. Ojalá que te mueras

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—Ven, ya no sé cuántas veces te he llamado y dejado el mismo mensaje; pero respóndeme, me preocupas mucho. Desde que te corrieron del trabajo no te he podido ver, y ni siquiera sé si estas comiendo bien. ¿Necesitas algo? ¿Cómo te encuentras? Por favor devuélveme la llamada o abre cuando vaya a tu casa... como sea, cuídate— fue lo que le dijo Leah por nota de voz.

Sin embargo, y como el resto de los mensajes los últimos cuatros meses, no le contestaria.

Odiaba que lo molestara.

Solo queria estar solo.

Tomo la copa que había dejado en el piso, y la lleno hasta el borde; se acomodo sobre el balcón de su ventana, y tras darle un vistazo al exterior sin mucho interés, se tomó el vino hasta el fondo

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Tomo la copa que había dejado en el piso, y la lleno hasta el borde; se acomodo sobre el balcón de su ventana, y tras darle un vistazo al exterior sin mucho interés, se tomó el vino hasta el fondo.

Jamás pensó que volvería a pasar por lo mismo después de Ingrid; se prometió que sería más cínico, más astuto... nadie volvería a verle la cara de estúpido. Pero finalmente cayo en la misma trampa, ante otra cara bonita pero con las mismas intenciones.

Y lo peor es que esta vez dolía más que antes; esta vez creyó que había encontrado al amor de su vida.

Ja, que tonto.

No pudo ver detrás de aquellas palabras dulces, y esa sonrisa amable.

Nora era como todas...

Bueno, al menos esta vez no logro sacarle un centavo. Pudo descubrir sus intenciones a tiempo; a pesar de haber sido tan maquiavélica con su plan, al final no fue lo suficientemente precavida y la atrapo con las manos en la mesa.

¿De verdad lo suyo se resumía en un millón de coronas?

Si ella misma se lo hubiera pedido, le habría dado eso y más. Le hubiera dado todo lo que quisiera... si tan solo lo hubiera amado de verdad.

De hecho, y aunque no lo quiso admitir, ese dinero que tenia ahorrado lo guardo para el día que encontrara a alguien y formaran una familia; fácilmente se haría cargo de los gastos de la boda, y las vacaciones. O tal vez del nacimiento del pequeño, si es que tuvieran hijos.

En el fondo guardo la esperanza de tener un futuro al lado de una buena mujer que llegara y lo sacara de aquella fortaleza que había construido a su alrededor para no ser lastimado. Pero no imagino que cuando llegara el momento, esa persona lo habría sacado de ahí solo para lastimarlo con más fuerzas y quitarle de una vez todas las esperezas de ser amado.

Y es que estaba seguro que no podría volver a querer de nuevo como lo había hecho con Nora.

Ella le dijo las palabras que queria escuchar, y lo trato como siempre soñó... pero al final eso solo fue una mascara para poder obtener su cometido.

Y una mascara que no podía sacar aún de su cabeza: Nora resulto ser mejor actriz de lo que fue como analista o cocinera, y eso no era poco.

Todavía lo atormentaba en la noche con los recuerdos de los momentos que paso a su lado; aquella única vez que hicieron el amor le basto para no para de repetirla una y otra vez en su cabeza, como si de la tortura más dolorosa se tratara.

La debilidad del jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora