Capitulo 13. A pesar de todo... te amo

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—No deberías olvidarte de tus medicamentes— lo regaño Nora, mientras el castaño abría la boca para recibir la píldora de las manos de la pelinegra; al sentir sus dedos rozarle en los labios, no pudo evitar sentir cosquillas en el estomago y ahogar un suspiro.

—No deberías olvidarte de tus medicamentes— lo regaño Nora, mientras el castaño abría la boca para recibir la píldora de las manos de la pelinegra; al sentir sus dedos rozarle en los labios, no pudo evitar sentir cosquillas en el estomago y ahogar...

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Y es que desde hacía unos días atrás habían retomado su amistad tal cuál la dejaron antes de que Genna y Giuseppe llegaran a sus vidas...no, de hecho se estaban haciendo aún más cercanos recientemente.

—Si el precio es que me cuides, lo vale— respondió con una sonrisa, y tras dirigir su vista hacia el detrás de Nora, noto la mirada del programador más nuevo hacia ellos—. Aunque creo que Giuseppe no está muy feliz de nuestra cercanía —señalo en forma de mofa el jefe de la joven.

 Aunque creo que Giuseppe no está muy feliz de nuestra cercanía —señalo en forma de mofa el jefe de la joven

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La chica miro hacia la dirección del pelinegro, y recibió una sonrisa tímida de su amigo como resultado.

—Para nada. Joe no tiene esa clase de pensamientos. Creo que son imaginaciones tuyas— respondió sin intención de darle más importancia de la que merecía aquel tema; si, recientemente no hablaba tanto con el pelinegro como antes, pero era solo porque Ben la requería muy seguido para tratar cosas de Specter. Aún así, cuando terminaran con aquello, esperaba seguir siendo tan cercana a él como siempre.

—Una cosa de ser viejo, es que se leer muy bien a los demás. Sobre todo a los hombres... pero no sigamos hablando de Giuseppe. Mejor dime, ¿piensas ir al retiro del fin de semana?

—Si. Pienso que será divertido, además es bueno tomar un poco de aire fresco. ¿Y tú? — pregunto la chica mientras su jefe pasaba la mano por su espalda y la invitaba a caminar para ver los stands que la compañía había acomodado en el segundo piso; esto, para mostrarles a los empleados de manera didáctica la incorporación del standard de calidad que recién querían implementar en todos los proyectos.

—Tengo que ir, soy el jefe— respondió con resignación —. Y por cierto, ¿llevaras a tus padres? —pregunto con curiosidad.

 Y por cierto, ¿llevaras a tus padres? —pregunto con curiosidad

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La debilidad del jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora