Esto es difícil... Todo es difícil.
—No, no puedo —dije negándome por completo.
—Támara si puedes —dijo Amber, una de mis amigas. Rodó su par de ojos celestes con una sonrisa.
Fruncí el ceño horrorizada y negué con la cabeza—. No. Ósea mira, abre bien tus ojos —le abrí mis grandes ojos azules—. No puedo no lo haré.
Bufó—. Hey, eres la chica más desastrosa y rebelde del instituto, ¿Qué podría cambiarlo?
¿Qué podría cambiarlo?... interesantísima pregunta con respuesta en extremo fácil.
—Un inmaduro —respondí con simpleza encogiéndome de hombros.
Su gruñido hizo eso a la par que torcía los ojos con hastío—. ¡Ya cásate! —exclamó.
Arqueé ambas cejas solo para molestarla un poco más y respondí de manera irónica—. Si crees que me casare a los diecisiete años... Estás loca —pronuncié con detenimiento.
Y mis acciones dieron resultado por lo que me lanzó un golpe que esquive a de forma hábil—. ¡Uy que ruda! —rio—. Ahora hazlo.
Suspiré con dramatismo y miré una vez más—. No, ni loca entraré a ese baño.
—¿Por qué no?, es un simple baño de tu simple mejor amigo —dijo algo exasperada.
Hice una mueca en extremo exagerada—. Ew, solo pensar que es de él me da asco.
—¿Por qué? —frunció el ceño.
—Que no habrá hecho en ese lugar.
Rodó los ojos y rió.
***
—Alumnos abran su libro en la página ciento setenta y tres —dijo la maestra anciana de biología.
Bostecé y sacudí mi cabeza de manera discreta.
—Hey, Támara —me llamó en un susurró Aidan.
Miré a mi lado derecho con ojos somnolientos encantando a Aidan, sus azules estaban algo achinados, pues éste me estaba sonriendo como si fuera el mejor día de su vida—. ¿Qué quieres? —susurré algo mal humorada.
—Hoy en la noche nos juntaremos en la sala de la casa, ¿vendrás? —preguntó.
—¿Tengo de otra? —arqueé una ceja.
Me miró algo pasmado—. Hey, tranquila —me dijo de manera burlona mientras hacía un ademán con las manos.
Rodé los ojos fastidiada—. No puedo.
El timbre sonó, todos suspiramos, era la última clase, cosa que era buena. Me dirigí a mi casillero.
Si su pregunta es... ¿Quién es Aidan?, es mi mejor amigo. Lindos ojos azules, lindo cabello dorado con algunos rizos rebeldes, linda nariz afilada, lindos labios gruesos y rosados, pero... todo tiene un, pero, ¿no? Aidan podrá ser lindo, pero a la confianza en que yo lo conozco, dejarías de pensar lo mismo. Pero aun así lo quiero.
Y así es mi vida... Vivo en una fraternidad rodeada de todos estos idiotas. A veces me arrepiento de que sea una gran fraternidad, cada vez entran más. Soy la única que no tiene compañero de habitación, ¿por qué? Es fácil. Los ahuyento.
Diez chicos o chicas han sido expulsados de mi habitación, por mí.
—Támara, llamó el supervisor, quiere hablar contigo —me informó Amber mientras se recargaba en el casillero junto al mío.
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Mi inmaduro favorito. ✔
Teen FictionESTA HISTORIA CONTIENE ERRORES ORTOGRÁFICOS Támara Collins era el tipo de chica que parecía encantarle estar en problemas. Vivía su dia a día en una fraternidad juntó a sus mejores amigos. Pero... todo cambió cuando llegó su nuevo compañero de habi...