—El gato me mordió —expliqué levantando la mirada en dirección a Jackson.
—Támara, sin juegos —resopló Jackson.
Fruncí el ceño y gruñí—. ¿Te parece que estoy jugando?, un gato me hirió, literal —rezongue.
Suspiró—. ¿Dónde estaban Shane y tú cuándo te mordió el gato? —preguntó cruzándose de brazos.
Y justo ahora es cuando colocó una mano en mi mentón, donde simulo como la escena se comienza a reproducir en mi mente...
—Verás. El gato me hizo todo el daño que quisiera, cuándo iba a quitarlo de mi cara de sostuvo de mi labio —¿acaso eso es posible? Es un animal no tienen cierta inteligencia—. Y Shane me ayudó, de eso me lanzó alcohol bruscamente.
El supervisor miró a Shane arqueando una ceja, estábamos los tres en la sala de estar siendo interrogados por el supervisor Jackson.
—Son las personas más conflictivas del mundo —resopló y se fue.
Shane y yo nos quedamos ahí, sin más que decir.
—Te odio con todo mi ser —murmure desviando la mirada de él.
Se rio—. No me odias Tam, sólo en tus pesadillas.
Tan cierto o tan claro cómo el agua. El no miente.
Rodé los ojos—. Alucinas.
Asintió con una sonrisa—. Bueno, ¿te hago cambiar de opinión como hace dos horas? —preguntó algo juguetón.
Por favor, sí.
—Sí, ¿y quieres que te golpeé con mi puño la boca?, ¿o te lanzo de mil pies de altura?
Soy tan capaz de hacer eso.
—¿Algo más? —arqueó ambas cejas.
Suspiré y lamí mis labios, lo vi tensarse un poco y debo admitir que me sentí fabulosa al ver esa reacción en él por causa mía.
—No hagas eso —resopló.
Sonreí de oreja a oreja sintiendo el ardor instalarse en mi labio, pero lo ignoré—. ¿Por qué no?, ¿te molesta? —pregunté.
—Si.
Rodé los ojos y volví a hacer lo sin querer. De un momento a otro que no supe cómo pasó, pero pasó y ahora Shane y yo nos estamos besando. Sus labios demandantes me hicieron abrir mi boca para permitirle el paso, y no es que me negué mucho tampoco.
Pero Támara... ¡No caigas en sus encantos!, ¡construye el puto muro otra vez porque Shane Evans esta demoliéndolo!
Me separé de él sintiendo la embriagante sensación de sus labios sobre los míos, pero te hice caso a mi conciencia y me levanté. Me dirigí a las escaleras, ahí estaba la maldita gata, se metió en mi camino y solo tengo dos opciones, seguir de largo y arriesgarme a otro rasguño o dirigirme al lado apuesto, justo por donde viene Shane a atacarme con un millón de preguntas del porque lo deje así, a medio beso delicioso.
Patitas pa'que las quiero.
Caminé derecho tomando la primera opción, la gata me arañó el pantalón y la pateé. Pues sí, que coraje. Maldita gata descarada. Subí hasta llegar al segundo piso, ya estaba agotada y todavía me faltaba uno más, perdí el equilibrio y caí al suelo golpeándome la cabeza con la pared.
Podía oír, pero no ver, no tenía las suficientes fuerzas. Oí unos pasos.
—Támara —susurró Shane.
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Mi inmaduro favorito. ✔
Teen FictionESTA HISTORIA CONTIENE ERRORES ORTOGRÁFICOS Támara Collins era el tipo de chica que parecía encantarle estar en problemas. Vivía su dia a día en una fraternidad juntó a sus mejores amigos. Pero... todo cambió cuando llegó su nuevo compañero de habi...