16: ¡Me dejaste sin hijos, Támara!

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—Jake, ellas son Támara, Summer y Alex —nos presentó James.

Jake era como Troy Bolton en High School Musical, era como Stefan Salvatore de The Vampire Diares, era como el príncipe Ben de Descendientes. Imaginen una fusión de todas esas dulzuras y joder, te da diabetes, paros cardíacos e incluso podrías desarrollar una extraña obsesión por él.

Su cuerpo era esbelto, musculoso y alto tanto como James, alrededor de uno ochenta, sus ojos eran de un azul precioso, su cabello castaño claro era lacio y estaba ligeramente largo, sus hoyuelos se mostraban cada vez que sonreía, sus facciones bien masculinas y dientes perfectos.

—Hola —nos sonrió.

Las tres soltamos un suspiro al mismo tiempo.

—Chicas, casi se lo comen —dijo Jason con el ceño fruncido.

Lo mire—. Cállate —le dije de mala gana—. Están... Wow.

—Tam, él te puede oír —me susurró.

Maldita sea.

Algo dentro de mi hizo pausa y analizó la situación, de seguro mis emociones dentro de mi están corriendo por todo el panel de control de mis emociones.

—¡Ah!, ¿y no les emociona el viaje? — pregunté rascando mis brazos, suelo hacer eso cuando estoy nerviosa.

Las chicas me miraron—. Si, en absoluto —dijo Summer.

—Será genial —dijo Alex.

Aidan soltó una carcajada.

***

Estaba en mi habitación, Shane estaba recostado en su cama con el celular y escuchando música.

—Hey, Evans —lo llamé, pero no se inmutó a mi habladuría—. Shane, ¡Shane! —grité.

Me ignoraba, ¿a qué volumen tendría la música?

Bufé, me paré en su cama, me miró confundido, me dejé caer sobre él, él puso sus pies como reflejó en mi estómago de eso me tomó las manos y me levantó.

—Eres un maldito idiota —le dije mirándolo desde arriba.

Él me soltó una mano para quitarse los audífonos, aunque le salió mal. Ya que ambos perdimos el equilibrio. Caí sobre él y por accidente con mi rodilla golpeé su miembro.

Upsi.

Él se retorció aún lado, como yo me encontraba sobre el cuándo se volteó y me lanzó al suelo.

—¡Me duele! —exclamó.

—A mí más, el suelo esta duró por sí no sabías —refuté.

—¡Me dejaste sin hijos, Támara! —gritó.

No pude evitar reír.

—Voy por hielo —dije mientras me ponía de pie.

Cuando estaba en la cocina tome una bolsa de verduras congelada.

Subí de nuevo, cuando entre Shane estaba aún retorciéndose de dolor.

Cuando le di la bolsa él se bajó el pantalón, me volteé de inmediato con los ojos abiertos como pelotas inmensas.

—No es la primera vez que me vez así—dijo con un tono de obviedad.

—Sigue siendo incómodo —dije—. Sería como si yo me cambiará de blusa frente a ti.

—Yo no te diría nada —sonrió con picardía.

—Hubiera omitido ejemplos.

—Tengo una bolsa que me cubre.

Mi inmaduro favorito. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora