Extra》Támara.

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¿Quién soy? Probablemente tu peor pesadilla, la amiga que solo atrae problemas, pero te ama de una manera incondicional o quizás solo una chica que te gustaría ver de vez en cuando por la calle

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¿Quién soy? Probablemente tu peor pesadilla, la amiga que solo atrae problemas, pero te ama de una manera incondicional o quizás solo una chica que te gustaría ver de vez en cuando por la calle.

Sip, ésa soy yo.

Julia Támara Collins.

¿Cuánto tiempo ha pasado?

¿He cambiado?

¿Soy feliz?

¿Dejé de ser una inmadura como Shane?

¿Aún conservó mi póster de Christian Grey?

Bueno, vayamos despacio...

—¿Qué haces con eso? —me preguntó Shane mientras se recargaba contra el umbral de la puerta de nuestra habitación. Su semblante con total desaprobación me hizo sonreír de manera inocente.

Volví mi vista a la ilustración entre mis manos y suspiré—. Jamás superaré al señor Grey —emití dramática mente.

—Ajá, si claro. Querrás decir que jamás olvidaras el placer que te dabas viéndolo antes de mí —emitió mientras se acercaba a mí.

Fruncí el ceño y lo miré, estaba justo frente a mí, escasos centímetros entre nosotros—. Jamás he hecho eso —refute haciéndolo reír.

Se carcajeó y asintió. Sus cálidas manos tomaron mi rostro, sus pulgares acariciando mis mejillas mientras que una pequeña sonrisa se deslizaba por sus labios. Seguía encantador.

Sus ojos miel seguían robándome suspiros, sus facciones bien masculinas y perfectas. Sus labios rosados y algo delgados, una ligera barba y ¡por Dios! Sus increíbles músculos estaban mejor que nunca.

A alguien le sienta bien estar casado, sí, claro que sí.

—¿Qué me miras? —susurré con una sonrisa la cual le contagié.

—Es curioso Tam —suspiró—. Hace un par de años, solo éramos dos adolescentes que eran compañeros de habitación, haciéndose bromas pesadas y mira ahora... marido y mujer.

Sentí como el corazón me dio un vuelvo y mordí mi labio inferior con una sonrisa estúpida que no se desvanecía. Claro que era feliz, más que eso.

Le iba a responder, pero en ése preciso momento, su celular sonó capturando nuestra atención, se disculpó y atendió la llamada.

—Es Aidan —susurró, asentí y continué acomodando mis cosas. Obvio el señor Grey se queda—. ¿Qué? —emitió Shane totalmente desconcertado llamando mi atención. Su semblante preocupado hizo que mis piernas flaquearan y el corazón me latiera rápido—, es imposible —jadeó Shane y se pasó la mano por el rostro, me acerqué a él y tomé el celular de Shane.

Conozco a Shane, si son malas o buenas noticias no me dirá hasta que salga de shock. Conozco a mi esposo, diez años de noviazgo son muchos.

—¿Aidan? —emití preocupada mientras veía a Shane pasarse las manos por el rostro.

Mi inmaduro favorito. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora