21: Un beso tuyo.

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Summer, Shane y yo estábamos en la cocina, desgraciadamente los amigos de Lucía se quedarían a dormir.

Ya era de noche, Summer preparaba algo de comer, Shane solo observaba y yo lavaba los platos y vasos sucios.

—Oye Támara, tienes un cabello electrizante que me electrocuta —dijo Aidan como si fuera un rap mientras atravesaba el umbral de la puerta y hacía un baile de lo más ridículo.

¡Ilumínalo señor!

Hice cara de asco y negué con la cabeza.

—Eres pésimo —dijo Summer negando con la cabeza.

En ese momento entro Amber, venía algo somnolienta, su cabello rubio estaba algo desordenado y su ropa arrugada, ah, y su labial corrido.

—Hola —saludó.

Fruncí el ceño y no pude evitar saber—. ¿Por qué tienes labial en....? —pregunté al ver su labial corrido.

—No preguntes —bufó—. Quiero un licuado.

—Aquí está la licuadora —se la dio Summer con una gran sonrisa.

—Aquí la fruta —se la dio Aidan.

—Y el hielo —se lo entregué.

—Denme la leche genios —bufó.

Se la entregó Shane.

Ella hizo la mezcla de eso conectó la licuadora. Y presionó un botón esperando a que comenzará en funcionamiento, sin embargo, esa acción jamás sucedió.

—No funciona —gruñó.

—Intenta conectando y oprimiendo el botón a la misma vez —propuso Aidan con un encogimiento de hombros.

Ella olfateó la mezcla de eso la tapó e hizo lo que Aidan le dijo.

—Oye Shane oprime el botón cuando te diga —dijo Amber.

El asintió y se acercó a ella.

Pero vi que un mechón de cabello de Amber estaba dentro de la licuadora, mis alarmas internas se encendieron y abrí mis ojos como platos.

—¡Amber espera! —grité.

Pero ya era tarde, mi voz se mezcló con el sonido de la licuadora.

—¡Auch! —gritó. Desconecto la licuadora—. ¡Mi cabello!

Intentamos sacar lo de ahí, pero es muy difícil. Está completamente enredado.

—¿¡Por qué no fue mejor un brazo!? —se quejó con los ojos abarrotados de agua.

***

—Hola Támara —dijo uno de los hermanos de Lucía, Jason dos.

Jason dos porque el original es mi mejor amigo.

—Hola.

—¿Todo en orden? —preguntó elevando ambas cejas.

Fruncí el ceño—. Umh, ¿sí?

Se comenzó a acercar mucho a mí, comenzaba a caminar pasos lejos de él porque de verdad me estaba asustando. Y tampoco no era como que me transmitiera confianza.

—¿Por qué te acercas? —pregunté alejándome un poco más.

—¿Por qué te alejas? —arqueó ambas cejas.

Touché.

Moví mis ojos a todos lados intentando procesar lo que me acababa decir. Tenía un punto lo aceptó. Pero eso no deja de hacer que me de miedo.

Mi inmaduro favorito. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora