Capitulo 36

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Mientras me levanto de la cama, me doy cuenta de que Mónica, quien ha dormido conmigo, no se encuentra. Ante esto me dirijo al baño, me lavo la cara, me cepillé los dientes y me arreglo un poco el cabello para volver a recostarme en la cama, en la cual tomo mi teléfono para hablar con mamá.

—¿Cómo la estás pasando? —pregunta ella.

—Muy bien, el país es hermoso.

—Ya te extraño.

—Yo a ti también.

—Bueno tengo que salir, feliz cumpleaños.

—Ok, gracias —digo antes de cerrar la videollamada.

Al momento en que concluyo la llamada, escucho a alguien tocar la puerta.

—¿Puedo pasar? —pregunta.

—Sí, pasa.

Mientras, Patricio se aproxima a mí, veo como sostiene dos cajas, una grande y otra mucho más pequeña.

—¿Y eso? —pregunto con entusiasmo.

—Es para ti, feliz cumpleaños —responde al momento de postrarse sobre la cama, junto a mí.

—¿Puedo?

—puedes.

Sostengo la gran caja, color blanco, la cual mantiene un  pequeño listón negro. Al quitarlo y levantar la tapa de la caja, me encuentro con un hermoso pastel en color rojo, con letras negras el cual dice:
𝗙𝗲𝗹𝗶𝘇 𝗖𝘂𝗺𝗽𝗹𝗲𝗮𝗻̃𝗼𝘀, 𝗧𝗲 𝗼𝗱𝗶𝗼ꨄ.

–Ay, que hermoso, yo también te odio, inútil —le digo antes de acercarme a él y darle un beso.

—Ahora toma la otra caja —dice mientras yo la tomo.

Al abrirla puedo apreciar el collar en oro, el cual dice: 𝗘𝗡𝗦𝗢𝗡̃𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡ꨄ y junto con este una pequeña pulsera.

—Me ayudas —digo al sostener el collar.

Al sostener el collar, me acomodo el cabello a un lado así él lo pueda colocar mejor.

—Debió costarte mucho, no te hubieras molestado tanto —digo.

—Esto para mí no es nada.

—¿Por qué Ensoñación? —pregunto confundida, mientras aprecio las letras.

—Porqué es el libro que nos unió para empezar nuestra historia.

—Gracias.

—Te tengo una sorpresa —dice.

—¿Otra? —pregunto con entusiasmo.

—Sí, pero te quiero llevar en la noche.

—Entonces, ¿es un lugar?

—Probablemente. 

ꨄꨄꨄꨄꨄ.

Horas después nos dirigimos a Samaná, donde la llegar nos detuvimos en el gran letrero que mantiene sus letras.
Mientras nos sacamos algunas fotos, nos percatamos con el acompañante turístico se nos acerca para darnos un recorrido, guiándonos a uno de los barcos al cual nos subimos para dirigirnos a Cayo Levantado, un islote en la bahía Samaná.

Al llegar a nuestro destino, empezamos a recorrer la isla, apreciando la naturaleza, algunas pinturas que tienen acostadas en el suelo las tiendas en las cuales venden pulseras con un estilo tropical.

Al llegar a la playa, colocamos nuestras cosas sobre las camillas. Luego pasamos a quitarnos la ropa que mantenemos encima, quedándonos con el bikini.

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