𝚂𝙴𝙲𝚁𝙴𝚃𝙾𝚂, 𝙲𝙸𝙲𝙰𝚃𝚁𝙸𝙲𝙴𝚂, 𝙼𝙾𝚁𝙳𝙸𝙳𝙰𝚂 - [𝚅𝙼𝙸𝙽]

○•○•○ Cuatro ○•○•○

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El tráfico no era problema, los carros eran escasos a tan altas horas de la noche. El problema era enfocar la vista en el camino, el carro se iba de lado haciendo zigzag. Taehyung se detuvo en la orilla del camino en un lugar apartado de la carretera. La casa de Hyunjin quedaba en la ciudad vecina y atravesaban parte de un bosque.

Recargo la cabeza en el respaldo dándose por vencido a manejar, debía entregar a Jimin enterito o los padres de este lo matarían, literalmente. Optó por esperar un rato a que se le bajaran las copas, ya con Jimin apagándole su noche de pasión se le habían bajado un poco.

Pensó en la pelirroja enojada y frustrada por detenerse y dejarla con el vestido a mitad de camino de ser quitado. El timbre de Jimin en su celular era específico y en lugares como la fiesta si el celular sonaba era por una buena razón. Él era leal a su amistad, luego de la mordida a los 11 años se dedicó a ser su fiel servidor, no creía sentir algún día que su error fuera olvidado.

—Muévete.

Escucho el jadeo de Jimin en el asiento trasero. Se giró a verlo.

—Enciende el auto y muévete. Quiero llegar a mi casa —dijo entre cortado y tratando se sonar autoritario, pero sonaba más a una súplica.

Taehyung sonrió complacido, eran pocas veces en las que se daba la oportunidad de ver al mandón convertido en un sumiso con ojos lloroso y labios rojos de tanto morder. La vista era sexy, claro su amigo era sexy no lo negaba, pero no era una omega y su aroma era empalagoso, por fortuna el aroma no lo asqueaba como el de otros omegas machos, no quería alejarse de su mejor amigo.

Salió del auto a fumarse un cigarrillo. No se moverían y Jimin tampoco se callaría, sería mejor estar fuera del auto antes de que el omega entrara en celo total y se le echara encima. Se recargo en el cofre asegurándose de tener las llaves en el bolsillo y las ventanas abiertas para que Jimin no se asara, el clima de auto ya no funcionaba.

Media hora después y dos cigarrillos escuchó los quejidos del omega aumentar el volumen, el celo lo había dominado. Se preparo mentalmente para ser manoseado por un omega caliente, dejo caer la colilla del cigarrillo y la apagó con el zapato.

—Cinco minutos más —el alfa pidió sin ganas.

Una ráfaga de viento le despeino el cabello. Se quedó estético al percibir un aroma en el aire. Miro a todas partes, pero no había ni un alma, ni siquiera paso un automóvil durante el tiempo que llevaban parados y estaban a una distancia considerable del pavimento.

Se dijo que tal vez eran sus ganas por una linda omega. Escucho un fuerte gemido proveniente del auto, volteo y vio a Jimin con los pantalones abajo y su mano manchada.

—No es mi auto —se encogió de hombros.

El gemido resonó en su cabeza mandando una señal a todo su cuerpo, los bellos se le erizaron extrañamente. El aire volvió a hacer de las suyas llevándole en aroma a la nariz. Aspiro hondo y su cuerpo se calentó. Su celo estaba próximo en una semana exacta, era sensible a los aromas en esos días.

—Tae —jadeo Jimin.

Resignado a ser manoseado fue al llamado. Jimin ya no tenía pantalones y la camisa estaba alzada por encima del abdomen. Tentadora imagen incluso para él, inesperadamente su amiguito abajo en sus pantalones reaccionó. Se extraño, no era la primera vez que lo veía desnudo, en realidad la última vez fue hacia seis años.

Agitó las ideas abriendo la puerta trasera, Jimin debía llegar presentable a casa. Entró como pudo para alcanzar los pantalones. Por instinto Jimin abrió las piernas al verlo entrar en el auto.