Taehyung es un alfa que no puede controlar a su lobo y tiene una atracción por el suave y exquisito aroma de las omegas. Es el mejor amigo de Jimin, uno que le ha traído constantes mordidas y cicatrices a su vida. A pesar de ello y ser un problema a...
Su aroma disminuyo ocultándose debido a los inhibidores y su cuerpo se enfrió gracias a los supresores.
Se mantuvo en alerta lo más que pudo. Por lo general los celos de un alfa eran de entre 12 horas como mínimo y 24 horas como máximo, dependiendo del organismo del alfa. Jimin nunca estuvo cerca de Taehyung en esa época ni de chiste, el alfa buscaba con quien pasar el celo fuera de la cuidad. Aquello pasaba cada seis meses.
Se quedó dormido al amanecer, parpadeó unas últimas veces comprobando que la puerta siguiera cerrada.
Despertó desorientado. Bostezo y parpadeó somnoliento. Inspeccionó el área, está parecía normal. El aire ya no estaba pesado debido a las feromonas, un ligero aroma flotaba en el aire.
Creyéndose libre de peligro, abrió la puerta asomando la nariz primero, olfateo lo suficiente para estar seguro. Después asomó la cabeza, la habitación seguía como horas antes. El reloj en la mesita cerca del televisor marcaba las 2 de la tarde, haciendo cuentas, no sabía cuándo inició el celo del alfa, si durmió alrededor de las 8 pasaron 18 horas.
Divisó el cuerpo de su amigo tirado en la cama. Hasta el momento no había compartido un celo con nadie, el conocimiento adquirido fue a través de las clases de biología en la primaria y secundaria. En las primeras horas las oleadas de celo eran intensas y fuertes, al pasar las 12 horas eran suaves.
A este punto Taehyung debería estar entrando en la última fase que era caer dormido por un largo tiempo. Salió de puntillas, atravesando la sala. No importaba si estaba en pijama, tomaría el celular y esperaría un par de horas en recepción.
Encontró el aparato en la mesita de noche, suspiro de alivio al tenerlo en sus manos, giró la cabeza a la maleta abierta, no le era mala idea cambiarse la camisa y unos shorts. Observó de cerca al alfa en la cama, parecía casi muerto, el celo lo había noqueado.
Recordó lo sucedido en la noche, las mejillas se le incendiaron. El alfa tuvo el descaro de hacerse un trabajo manual frente a la puerta del baño. Fue tortura para su lobo escuchar los gemidos y gruñidos del alfa, aún más doloroso resistirse a los llamados.
—Jimin —jadeo el alfa. El omega se resistía a imaginarse al alfa al otro lado, desnudo y deseoso de él —¿No vas a ayudar a tu alfa? —la voz ronca le envió una descarga a todo su cuerpo.
Se metió la camisa a la boca ahogando los gemidos. Los supresores no fueron de gran ayuda cuando termino con dos dedos dentro de su pijama.
Agitó lejos los pensamientos indebidos. Era Taehyung, su amigo estaba bajo los instintos de su lobo, un lobo que recién lo marcó. Taehyung no tenía ese deseo carnal hacia él, el alfa gustaba de lindas y tiernas omegas así como atrevidas y sexys, no importaba siempre y cuando fueran mujeres con delicados y exquisitos aromas.
Se distrajo lo suficiente pensando en los recuerdos dándole tiempo a cierto alfa. Taehyung despertó con un ligero calor en el cuerpo y un poco más de cordura la cuál iba y venía.
Admiro la hermosa silueta con los ojos entrecerrados del sueño. Captó que el omega no se dio cuenta de que ya había despertado, lo vio quitarse la camisa de la pijama observando a detalle la delicada espalda. Contó unos cuantos lunares a lo largo de la columna, le dieron ganas de besarlos. Se movió rápido antes de que el gatito escapará de nuevo al baño.
Lo cargo entre sus brazos. El omega gritó asustado por la impresión. La cama estaba a unos pasos, al omega no le dio tiempo de quejarse. El alfa lo recostó e inmediatamente se deslizó a su lado. Abrazo el lindo cuerpo que quiso escapar de sus garras, estaba consciente de que era un depredador con gusto por los rebeldes gatitos esponjosos.
—Tae suéltame, es vergonzoso —exigió ruborizado.
El omega tenía las manos en el pecho y el alfa lo rodeaba con sus brazos, se encontraba paralizado.
—Solo te abrazo —le susurró al oído con voz ronca y un coqueteo descarado.
El alfa frotaba la nariz sin descaro en el cuello del omega. Disfrutaba del aroma.
—Estas desnudo —dijo bajo.
Taehyung río divertido. Se apartó para que lo viera.
—¿Quieres aprovechar?
El omega se horrorizó. Aunque estuviera a punto de terminar el celo, el alfa seguía deseoso de probar el cuerpo ajeno. El alfa se movió en una nueva posición. Sentado en la cama recargado en el respaldo y el omega en su regazo.
Estrechó fuerte el menudo cuerpo contra el suyo. El rostro ruborizado de Jimin le encantaba, tanto al lobo como al humano era divertido verlo apenado y sumiso. Aprovecho el desconcierto del chico para profanar sus labios rosados.
Lo saboreo con esmero robándole jadeos y suspiros al omega. El omega perdió la cordura ante ese par de brazos que lo rodeaban y los labios que lo consumían. No le importaba si eran migajas de falsa ilusión, su lobo era feliz de ser aceptado por su alfa.
El omega se colgó del cuello ajeno profundizando y aumentando la intensidad del beso. El tiempo no paraba, sin embargo, a Jimin le pareció una eternidad que sus labios estuvieran unidos a los de su amado.
Las manos traviesas del alfa bajaron a su trasero amasándolo con rudeza.
—Por favor, no —logró decir a través del beso.
—Por favor, si —contradijo Taehyung sin dejar de tocarlo.
Jimin gimió bajo al roce de ambos miembros. Negó con la cabeza.
—No quiero —lloriqueo.
Tenía miedo de donde pararía la locura que estaban haciendo. La amistad se arruinaría una vez que el alfa quisiera romper el lazo, sucedería cuando Taehyung encontrará al amor de su vida. Saldría dañado si seguía alimentando su amor con engaños.
—No llores —pidió Taehyung con voz lastimera.
Limpio las lágrimas saladas del lindo rostro. Lo tomó de la cabeza recargándola en su pecho. Su instinto protector salió a flote sobre su celo.
—Gracias —susurró Jimin aliviado. Sollozo en silencio con los ojos cerrados.
—Yo te protegeré incluso de mí mismo —aseguro orgulloso de su autocontrol.
Taehyung dio por terminada su época de celo tiempo después. La mano que aún acunaba el trasero del omega la deslizó hacía arriba. Jimin descansaba en su regazo, aunque no lo viera era consciente de que estaba despierto.
Maldijo a sus instintos salvajes, era lo mismo de siempre con su lobo. Descubrió que su lobo se comportaba diferente con Jimin, era más dócil y tranquilo, aun así este terminaba haciéndole daño de una u otra manera.
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