| C A P Í T U L O 18 |

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Dentro de una semana era supuestamente mi última semana en que esta condenada vida que comencé a vivir hace diez años terminaría

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Dentro de una semana era supuestamente mi última semana en que esta condenada vida que comencé a vivir hace diez años terminaría. Uno piensa que está preparado para eso que ha estado esperando durante tanto tiempo, pero no fue así como me sentí. Me sentí... atrapada. Esa libertad que tanto ansiaba no iba a ser nada si no lograba completar la misión. De solo pensar que cambié de bandos para poder recuperar algo que nunca tuvieron derecho de arrebatar me hizo sentir rara. No era así, no era ese tipo de persona que buscaba venganza. No era mi culpa, ellos me hicieron así, me cambiaron, me golpearon y moldearon de esta forma. No culpé a Lorenzo, solo hacía "su trabajo", pero el resentimiento seguía estando ahí.

Habían pasado un par de días desde mi llamada con Marcos, seguía sin comprender sus motivos para hacer esto. ¿Qué fue lo que Don Stefano le arrebató? Ningún caso se compara con el mío, pero aún así sus palabras seguían latentes en mi mente <<somos iguales>>. Era un hombre difícil de comprender, pero estaba decidida a descubrir sus secretos. Las cosas en la mansión habían estado tensas, todos tenían miedo de la ira del jefe, nadie quería hacerlo enojar más de lo que ya estaba. Si antes lo vigilaba para su protección algunos días, ahora eran todos los días junto a Nico, no me quería perder de su vista ni un solo momento. Cuando le pregunté por qué no me dejaba cambiar el turno con alguien más dijo que mi presencia lo tranquilizaba, pero no le creí. Desde entonces había estado aguantando sus cambios de humor, nadie estaba a salvo, ni siquiera Dante.

—Te he estado buscando niña —dijo Lorenzo, sin emociones como siempre.

Después de un buen rato estando haciendo nada en la oficina junto con Nico y Stefano pedí permiso para retirarme al baño. Siempre era la misma rutina, pararse al lado de la ventana y observar el exterior o sentarse en una silla y mirar al jefe trabajar. Hubo una ocasión en la que Nico se olvidó de su nuevo odio hacia mí y me invitó a jugar a las cartas silenciosamente, pero cuando Stefano las vió se volvió loco y empezó a tirar todo lo que se encontraba por los aires. Supuse que ver las cartas le recordó al ataque y al poco avance que teníamos respecto al enemigo.

Miré a Lorenzo con cautela y un poco de sospecha. Últimamente mi forma de verlo había cambiado un poco, ya no sabía si podía confiar en sus palabras, pero entendía sus motivos para traicionar a su jefe. Le habían arrebatado a su familia por querer salir de este mundo, en su lugar creo que hubiese hecho lo mismo, no soportaría quedarme sin hacer nada al averiguar que mataron a mi hijo, no los dejaría impune.

—No tengo mucho tiempo —expliqué, impaciente—. ¿Qué necesitas de mi?

—Sin importar lo que haya pasado sigo siendo tu superior Verónica, —dijo, claramente molesto o eso es lo que imaginé, era difícil saber sus emociones —aquí por lo menos, me debes respeto.

Hice una mueca de disgusto, tenía razón. Que supiera la verdad no me daba el derecho de tratarlo como a uno cualquiera, si hiciese eso nos descubrirían a ambos y eso no era lo que quería.

Breaking The Chains Of Cruel Fate [+18] (BREAKING #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora