| C A P Í T U L O 1 |

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Estoy sobre un techo con un rifle cargado, cubriéndome y esperando a mi víctima

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Estoy sobre un techo con un rifle cargado, cubriéndome y esperando a mi víctima. El sol está oculto en las nubes y el aire frío se filtra a través de mi uniforme y mi chaleco antibalas, la niebla hace que sea imposible ver a mi objetivo. Un hombre que se metió en problemas con el más peligroso de toda Italia, y me han mandado a mí a encargarme del problema.

Mi deber es acabar con su vida.

No importa qué tan buenos sean los policías, nunca sabrán quién disparó. El edificio en el que me escondí estaba rentado en el nombre de otra persona, nunca harían la conexión con mi jefe. Una risa amarga salió de mis labios, más que mi jefe era mi dueño.

No por mucho.

El sonido de las puertas de metal abriéndose llamó mi atención, tres autos entraron, todos negros. Respiré hondo. Mi cuerpo reaccionó por sí solo, ya sabiendo la rutina. Mis hombros se tensaron, mis manos se aferraron al rifle y mis dedos esperaron pacientemente en el gatillo, listos para disparar. Varios hombres en traje salieron, uno en especial fue a abrirle la puerta a alguien, allí debía de estar mi objetivo.

Matteo Lombardo, un minion de otro jefe de mafia. Se había infiltrado en la familia por más de seis meses como espía. Había robado varios secretos y la familia Di Conti estaba furiosa. El hombre debía saber que apenas saliera y se revelaran sus secretos, moriría. Tal vez por eso fue que tenía muchos guardias. debía darle puntos al hombre, no estuvo equivocado al ser paranoico.

La familia Di Conti siempre cobra sus deudas, ese era su lema, uno de tantos.

No perdí tiempo, respiré hondo una vez más y disparé.

...

—Tres meses mi preciosa Verónica —dijo una voz grave y profunda.

Miré a Don Stefano, sabía perfectamente de lo que estaba hablando. 91 días, 2160 horas, 129600 minutos y 7776000 segundos. Esa era la cantidad de días, horas, minutos y segundos que faltaba para que nuestro acuerdo llegara a su fin.

Sería libre.

Capaz de vivir la vida normal que me fue arrebatada, podría salir a pasear sin preocuparme por tener que estar alerta en caso de que alguien pueda atacarme, podría conocer a alguien normal y tener una familia normal con una mascota en una hermosa casa en un barrio encantador.

Eso era todo lo que quería.

Ser normal.

Miré de nuevo al hombre causante de todo esto. No, no fue su culpa, fue la de mi padre, me recordé a mí misma. Este hombre lo único que había hecho fue darme una alternativa.

De alguna forma era mi salvador como a la vez mi carcelero. Su pelo que alguna vez fue castaño ahora era blanco como la nieve. Sus ojos almendrados pasaron de ser juveniles a desgastados, pero la rudeza seguía presente en ellos, sin importar quién le hablaba él siempre estaba enojado. Su cuerpo, grande en contextura e igual de musculoso, hubo un tiempo en el que podías notar los músculos a través de su camisa. Siempre llevaba un traje, nunca lo vi en ropa informal, pero eso no era de mi incumbencia.

Breaking The Chains Of Cruel Fate [+18] (BREAKING #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora