| C A P Í T U L O 14|

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Me guió por los corredores hacia un salón privado donde suponía que la cena sería servida

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Me guió por los corredores hacia un salón privado donde suponía que la cena sería servida.

Estaba nerviosa, estaría en la presencia de esa niña maleducada junto a sus padres y Dante bajo la atenta mirada de Don. ¡Por dios! ¡Estaría encerrada en una habitación con dos jefes de la mafia! Y si eso no fuera peor, tendría que controlarme para no matar a la maldita. Mientras caminábamos, Don no paraba de hablar de lo encantadora que sería la cena y de lo feliz que estaba porque yo asistiría. Decía que la familia Montes era un gran potencial aliado y que esta boda acercaría a las familias y tendríamos una alianza.

Nada de eso me importaba, si todo iba bien, dentro de poco desaparecería y me uniría a la causa de Lorenzo. Todavía no estaba segura si aceptar irme con ellos, hacer desaparecer a toda una familia de mafiosos no era algo fácil. Las ganas de venganza me faltaban, pero mi ansia por la libertad era mayor que cualquier sentimiento de odio e ira hacia los Di Conti. Primero tendría que averiguar si Dante siempre quiso ser mafioso, si defendería a su padre en la guerra que se avecinaba. Necesitaba saber de antemano si sería mi enemigo.

Lo malo de irse con Marcos, si es que eso era posible, fue que no podría vigilar y proteger a Dante. Sabía y entendía muy bien que él se podía cuidar, pero estaría más tranquila si yo lo hiciera. Nunca estaba de más una mano. Tampoco podía saber de sus movimientos y sus decisiones, eso era una desventaja, si no había nadie dentro no había forma de que supiéramos qué pensarían. Lo que sucediera con Don Stefano me importaba bien poco, el hombre se merecía lo que se venía. No importaba si me unía o no, lo que estos rebeldes querían era saber si era su enemigo, mientras no me pusiera en medio de su camino estaba todo bien, o eso fue lo que mi mente quería pensar. ¿Lo bueno de todo esto? De una manera u otra tendría mi libertad y viviría la vida normal que siempre había querido tener sin preocuparme de que me buscaran para matarme.

-Has estado callada hija mía, ¿te sientes bien? -preguntó Don con una sonrisa. Por alguna razón, su sonrisa me provocó desconfianza y prendió mis alarmas mentales, ese hombre planeaba algo.

-Al contrario Don, no puedo esperar para comer algo. -Sonreí aunque ésta no me llegaba a los ojos.

-Me alegro escuchar eso querida.

Después de eso abrió una puerta y ahí estaban todos mirándonos, especialmente a mí. Los que supuse que eran el jefe Montes y su esposa me miraban con curiosidad, eran iguales a su hija. Sus cabelleras rubias estaban bien peinadas, la mujer tenía una trenza al costado de un hombro y el hombre simplemente se peinó como pudo. Las facciones de la mujer Montes eran delicadas, como si fuese una muñeca frágil de porcelana, en cambio su esposo tenía un aspecto rudo, áspero y serio. Sus ojos eran de un azul frío como el hielo, estaban haciendo lo mismo que yo: inspeccionar el aspecto y ver si había alguna debilidad. Los ojos de la esposa eran de un verde apagado, como el musgo de un bosque. Vestían formalmente, ella un vestido azul oscuro y él un traje a juego.

Breaking The Chains Of Cruel Fate [+18] (BREAKING #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora