| C A P Í T U L O 2 |

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Salí de la oficina y fui directo a mi habitación en el último piso

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Salí de la oficina y fui directo a mi habitación en el último piso. Solamente el jefe, su segundo al mando y la guardia fantasma podían acceder al quinto piso.

Mientras subía las escaleras mis pensamientos se dirigieron a la tarea en cuestión.

Su hijo.

No sabía que tenía uno. No pude evitar pensar en si sería igual a Stefano, pero tenía más curiosidad en saber quién era su madre. Nunca había visto al jefe con ninguna mujer. ¿Sería la mujer de la foto que había en el escritorio de Don?

Entré a mi cuarto y me cambié a mi uniforme oscuro, agarré mis cuchillos y mis armas. Salí y fui a la puerta de Nico, golpeé un par de veces bien fuerte para que me escuchara. El hombre tenía tendencia a quedarse dormido por horas, un mecanismo de defensa para no pensar. Era el tipo de persona que sobrepensaba todo.

-Vístete.

-Pues buenos días para ti también corazón -replicó Nico, sarcásticamente.

-Don nos ha encargado ir a buscar a su hijo al aeropuerto. -Miré mi reloj-. Llega en dos horas. -Sus ojos se abrieron en sorpresa como si le hubiese tirado un balde de agua fría.

-¿Regresa hoy?

No me dio tiempo a contestar, cerró la puerta en mi cara y escuché ruidos provenientes del otro lado. ¿Qué estaría haciendo?

Segundos después estaba abriendo la puerta ya cambiado y preparado para salir.

-A qué esperas chibi, andando.

Odiaba que me llamara así y él lo sabía. Sé que lo decía de forma cariñosa, pero también con malas intenciones, le gustaba molestarme. Si no fuese porque me llamaba de esa forma cada vez que podía realmente creo que me hubiese interesado en salir con él en una cita.

Nicolas Bianchi era un hombre grande y más alto que yo, aunque todos lo eran considerando que mido 1,60 cm. Su cabellera rubia y ojos almendrados eran su mejor atractivo. Las mujeres realmente suspiraban cuando lo veían, lo había presenciado muchas veces. Incluso en su uniforme se podía apreciar los músculos que tanto trabajaba en el gimnasio del sótano.

También formaba parte de la guardia.

Caminamos hasta el auto y nos dirigimos al aeropuerto. El viaje no fue tan largo, solo unos veinticinco minutos más quince minutos para entrar en el hangar donde el avión debería estar guardado. Nos sentamos en una mesa que había cerca de la puerta que daba acceso a quién sabía dónde y jugamos un juego de cartas. Después de cinco partidas las cuales gané, Nico empezó a quejarse.

-Debes decirme tu estrategia chibi. No puede ser que no pueda ganarte en un juego de cartas.

-Eso es porque eres un idiota que solo piensa con la cabeza equivocada. -repliqué, con toda mi honestidad.

Breaking The Chains Of Cruel Fate [+18] (BREAKING #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora