| C A P Í T U L O 19 |

115 4 0
                                    

Durante el resto del día, mientras estaba bajo la atenta mirada de Don, no dejé de pensar en el maldito pendrive

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Durante el resto del día, mientras estaba bajo la atenta mirada de Don, no dejé de pensar en el maldito pendrive. ¿Cómo suponían que iba a entrar a la habitación del jefe de una de las mafias más temibles y salir intacta? Era una misión suicida, de eso no cabía ninguna duda, pero no dejaba de ser mi tarea. Ciertamente necesitaría ayuda, tal vez... no, no usaría a Dante. Ya era suficiente que le estuviera ocultando información importante que debía saber, no lo metería en ese lío. Ese era mi problema y lo solucionaría a mi manera.

Las ganas de decirle a mi hombre estaban, pero no sabía si podía confiar plenamente en él, es decir, el maldito me mintió sobre quién era en realidad por miedo al rechazo y me trató como una mierda después de eso. Lo amaba, pero el dolor y el rencor seguían estando ahí. Esperaría un tiempo más para estar segura, probablemente se enojaría conmigo un par de días, pero si realmente me amaba y quería ese futuro del cual habló, entonces comprendería mis acciones.

Suspiré sin poder contener la frustración y el dolor de cabeza que comenzaba a formarse en mi cabeza. Esto de ser doble agente y arriesgarse no fue algo que había pedido, pero era el precio a pagar por mi libertad. Lorenzo una vez me había preguntado qué haría con esta información. La respuesta al principio me era desconocida, pero después de mi charla con Dante se hizo claro como el agua. Utilizaría ambos bandos para mi propio beneficio, eliminaría a Don Stefano y también a esta sociedad. Ya había suficiente maldad en este mundo, no dejaría caer una familia solo para que otra renaciera, después de todo no era un monstruo, al menos no completamente.

Apreté mi mano derecha dentro del bolsillo de mi pantalón, sentí el metal del pequeño aparato lastimando mi piel, pero no importaba. Ese dolor era el recordatorio que necesitaba para armar un plan y ejecutarlo. Sabía que no iba a salir completamente sana, alguna herida tendría, estaba en los riesgos, era uno calculado. Pero detrás de mi valentía estaba el miedo, miedo a que Don me descubriera y me atacara. Nunca lo vi pelear contra alguien, ¿por qué necesitaría pelear cuando tiene a su disposición a todo un grupo de mafiosos? Solo esperaba que no me diera una paliza infernal y me dejara incapacitada por varias semanas, eso sería el colmo. Lo último que necesitaba era lastimarme gravemente y no poder cumplir mi verdadero cometido. Todavía no sabía como iba a lograr desaparecer del mapa y tener mi vida normal que tanto anhelaba, pero tenía tiempo. Algo me decía que esto era para largo.

-¿Qué es lo que tanto piensas Verónica? -preguntó Don, alejando todos mis pensamientos, dejándome vacía.

¿Qué se suponía que debía decirle? ¿Que estaba pensando en un plan para derrocar a su familia del poder y ser libre? No gracias, no quería morir, estaba bien como estaba.

Suspiré.

-Simplemente... -Vamos piensa rápido, me dije a mí misma-. En todo lo que está sucediendo Don.

Me miró atentamente como si así pudiera saber lo que realmente pensaba.

-Debe ser agotador para tí, Verónica. -Se reclinó en su silla-. Después de todo mañana nuestro trato concluye.

Menos de un día, el mismo tiempo que tenía para irrumpir en su dormitorio e insertar el pendrive, la misma cantidad de horas que quedaba para que descubriera que cambié de bando, los mismos malditos minutos para saborear un poco de libertad antes de tenerla realmente. Estaba emocionada, sería un paso más cerca para cumplir mi cometido. Pero había todo un camino que tendría que recorrer, puede que el tipo de libertad que obtendría no fuera justamente la que había imaginado, y fue por eso que mis alarmas estaban encendidas, no sabía si saldría viva de todo este enrollo en el que me había metido.

-No se preocupe Don, puedo manejarlo. Haré lo que pueda con el tiempo que me queda -sonreí falsamente.

-No esperaría menos de ti -replicó con esa sonrisa que llegué a odiar-. Si no mal recuerdo, prometí dejarte vengarte de tu padre si estabas a mi servicio por una década. Ah...cómo pasa el tiempo, ¿no lo crees?

Analicé sus palabras, ciertamente ese había sido el acuerdo. ¿Pero por qué sentía que había algo mal en él? La respuesta vino como un tornado, él prometió que me dejaría vengarme no que me liberaría, una vez más me manipuló. Si hubiese podido, hubiese gruñido, me las pagaría ese viejo por arruinar no solo mi vida, sino la de muchas más. Dejé de mirarlo para concentrarme en la pared, debía pensar en un plan urgentemente porque una vez que el reloj diera las 12...el infierno se desataría, uno mucho peor que el infierno de Dante.

-Eres aburrida niña -bufó al ver que no respondía, no tenía sentido, era solo una provocación-. Vete, ve a entrenar o algo, aprovecha mi buen humor.

¿Dónde está la trampa?

-Prefiero quedarme aquí jefe. -Mentira, ¿desde cuándo me había vuelto tan buena mintiendo? Esto solo comprobaba lo que me habían hecho, pero no podía correr riesgos.

-No te quiero aquí Verónica, vete, no volveré a repetirlo -dijo más cortante.

No volví a decir nada, simplemente asentí con la cabeza y me marché en silencio. Fui directo a mi habitación, necesitaba estar sola y pensar en cómo iba a entrar al cuarto de Don Stefano. No podía fallar en esta misión, debía salir victoriosa. No podía ir así como así y entrar, no...él siempre había sido cuidadoso. El primer problema que encontraría sería entrar al cuarto, éste estaba cerrado bajo llave. Una llave que no sabía dónde estaba, muy pocas personas lo sabían. Como si hubiese sido señal del destino, Lorenzo se cruzó en mi camino. Se acercó a mí y cuando pensé que iba a seguir de largo se inclinó y susurró en mi oído.

-En el cuarto del hijo está la llave -susurró lo más bajo que pudo y se marchó sin decir nada más.

Observé su espalda y lo vi doblar por el pasillo hasta que desapareció de mi vista. La solución a mi primer problema estaba en el cuarto de Dante, la llave o la copia de esta estaba en alguna parte de su cuarto.

-Tsk, esto será complicado -balbuceé en susurros.



-Tsk, esto será complicado -balbuceé en susurros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Breaking The Chains Of Cruel Fate [+18] (BREAKING #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora