No esperé ningún segundo más, no tenía tiempo que perder. Debía ser rápida y aprovechar la distracción que Marcos me había proveído. Salí del cuarto y fui a la del jefe de la familia Di Conti. Era hora de hacer mi jugada en este juego.
Salí de la habitación y corrí los diez metros de distancia que había hasta la habitación del hombre más importante de la familia. Mis manos temblaban cuando agarré el pomo de la puerta y acerqué la llave al agujero, estaba nerviosa, si cometía un error o si tardaba lo suficiente, moriría.
Pero a pesar de mi nerviosismo, inserté la llave y la giré. Juro por dios que el tiempo que tardé en abrir la maldita puerta pareció una eternidad. Siempre había oído que uno cuando tiene la adrenalina al tope siente que se mueve más lento o que el tiempo pasa más lento que de costumbre. Entré lo más rápido que mi cuerpo me permitió y cerré la puerta a mis espaldas.
Suspiré.
Había entrado y todavía estaba con vida.
Mis ojos escanearon con rapidez la habitación, sin prestar atención a la decoración o la forma en que los muebles estaban distribuidos. La habitación del jefe era muy diferente a las demás, pero no importó, mi mente estaba sólo concentrada en encontrar la maldita computadora. Con paso rápido recorrí el lugar, moviendo objetos, sábanas y almohadas tratando de encontrar la computadora personal. Fui directo al escritorio esperando encontrarla allí, pero lo único que encontré fue el rastro de polvo, la computadora había estado allí.
Miré con desesperación las paredes de la habitación, sin saber qué hacer o donde buscar.
Piensa como él, si yo fuera el jefe de la familia, ¿dónde ocultaría mi computadora personal?
Inhalé aire y calmé mi mente. Debía ser racional y metódica, si me dejaba llevar por mi nerviosismo, no sólo perdería el tiempo, sino que fallaría en mi misión. Observé de nuevo la habitación, sus paredes a diferencia de las demás eran negras como el ébano, tan negras como una noche solitaria. En estos momentos eran en los que más debía de confiar en mi misma y en mis instintos. ¿Qué decían mis instintos? Que él tenía un cuarto secreto en algún lado de la enorme habitación, pero...¿en dónde? Volví al escritorio. Si yo fuera él, armaría un lugar secreto en dos diferentes locaciones. Dante y yo, ambos tenías compartimientos secretos dentro de nuestros armarios, pero conociendo a Don, él no lo pondría en un lugar tan obvio, si ambos teníamos el mismo compartimiento, significaba que los demás también. El armario era el lugar más cerca de la salida y en caso de un ataque, ese sería el mejor lugar para esconder bienes preciados para agarrar a la hora de escapar. Alguien, una persona con poco ingenio o una mínima de inteligencia, pensaría que es ahí donde lo ocultaría.
Don Stefano Di Conti no huía de nadie.
Conocía a Don, lo había observado por diez años, siguiéndolo a todas partes y llevando a cabo sus órdenes, en todo este tiempo había aprendido a entender su forma de pensar. Él era un hombre paranoico, pero no era ningún cobarde.
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Breaking The Chains Of Cruel Fate [+18] (BREAKING #1)
Romance~COMPLETA~ Sinopsis: Verónica ha sido una de las asesinas exclusivas de la familia De Conti durante diez años por culpa de su padre. Su condena está a pocos meses de terminar, pero sus planes parecen cambiar cuando el hijo de Don Stefano vuelve a ca...