CAPÍTULO 17: LA LLAMADA DE LA SANGRE

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Ino no pudo evitar sonreír al ver lo bien que se llevaban su hijo y Natsume. Los había visto crecer desde que eran un par de bebés y ahora era unos niños grandes de 10 años, siempre iban a todos lados juntos y compartían absolutamente todo, no se había equivocado años atrás cuando dijo que serían mejores amigos. Por lo que cuando Natsume tuvo a Garuda solo hizo que su hijo también quisiera una mascota.

Casi la había vuelto loca por tanta insistencia, por lo que al final acabó adoptando un lindo y movido cachorro al que llamaron Akkun, que al principio cabía en la palma de su mano, pero ahora era incluso más grande que su hijo.

—Tía Ino, ¿podemos salir con Akkun? —preguntó Natsume y asintió.

—Déjame terminar de arreglar unas cuentas de la floristería y os acompaño—dijo con una amable sonrisa.

—¡Podemos ir solos! —interrumpió su hijo —Verdad, Nat—dijo Inojin haciendo que su amigo asintiera.

Ella los miró algo dudosa, pero después de indicarles que solo irían hasta el parque los dejó marchar, haciendo que ambos niños salieran riendo siendo perseguidos por Akkun.

Ambos niños llegaron en un abrir y cerrar de ojos al parque, lo primero que pensaron era ir a los columpios, pero el asiento que Natsume siempre ocupaba ahora estaba siendo usado por una niña.

Natsume suspiró cansado, quería columpiarse, pero esperaría su turno.

—Ve tú primero—le dijo a Inojin, pero este negó, él también podía esperar, ya se columpiarían juntos.

Así que fueron a las barras a jugar. Iba tan entretenidos que no se dieron cuenta cuando Akkun se separó de ellos.

La niña seguía sentada allí desde hace dos horas, sin saber muy bien que hacer. La verdad es que no lo había pensado demasiado bien cuando se había escapado de casa. En primer lugar, en ningún momento creyó que lo haría, ella solo quería alejarse de allí, le dolía saber que sus padres solo estaban juntos por ella.

Sin sudar se dirigió a su lugar secreto, pero como su padre también conocía ese lugar y sería donde la buscaría primero, por lo que dudosa y sin que ninguno de sus progenitores se diera cuenta regresó a casa y tomó su hucha, para luego ir a la estación de trenes y comprar un billete de ida hacia Konoha, necesitaba estar con sus abuelitos y alejarse de allí.

Dos traicioneras lágrimas se le escaparon de los ojos, pero entonces sintió en su regazo una cálida sensación.

Cuando abrió sus ojos vio un enorme perro marrón que la mira con ojos tristes, casi parecía que quería aliviarla. Sin temor lo acarició, haciendo que el perro se pusiera más contento al ver que la actitud de la niña estaba mejor.

—Que lindo eres. Ya me siento mucho mejor—dijo acariciando al can.

Miró su collar, descubriendo el nombre su nuevo perruno amigo.

—Gracias Akkun, yo me llamo Akane—dijo con una sonrisa mientras acariciaba al can y este más que encantado le mostraba su pancita, mientras se dejaba deleitar por las caricias de la menor.

—¡Akkun! —la chica y el perro voltearon frente al llamado, para luego encontrar a dos pequeñas siluetas.

El perro corrió rápidamente a su amo mientras movía feliz su cola.

Ella se quedó allí parada sin saber muy bien que decir, por lo que hizo una ligera reverencia en señal de saludo, haciendo que tanto Natsu como Inojin la imitaran, era extraño, nunca había saludo a otro niño de su edad de esa manera.

—¿Cómo se llama? —preguntó ella señalando hacia el can.

Tanto Inojin como Natsu se miraron.

—Akkun, es su perro—respondió Natsu mientras señalaba a su amigo. —Yo soy Natsume y él es Inojin. ¿Cómo te llamas? —preguntó de pronto.

—Akane—dijo con una sonrisa.

La niña era callada, mayormente todas las chicas que conocían eran escandalosas y eso les gustó a ambos muchachos.

—¿Quieres jugar con nosotros Akane-chan? —dijo Natsu y ella le dio una sonrisa.

—Me encantaría, pero vine a ver a mis abuelitos—dijo un poco nerviosa, intentando parecer segura. —Lo que pasa es que no recuerdo la calle y me he perdido—dijo desanimada.

Natsu e Inojin pensaron que podían hacer en una situación tan complicada.

—¡Iremos con Shisui-san! Él es policía, seguro que nos puede ayudar —dijo Natsu e Inojin asintió. —¡Vamos! —dijo el menor tomando la mano de Akane, que lanzó otra pequeña sonrisa, no sabía porque, pero ese niño le trasmitía confianza y familiaridad.

oOoOoOoOo

Hinata estaba acostada en el pecho de Sasuke, viendo Orgullo y perjuicio, siempre que la daban en la televisión no se la podía perder, sencillamente era uno de sus clásicos favoritos. Darcy siempre había sido su amor platónico, incluso cuando era una adolescente.

De alguna manera sentía que Sasuke y Darcy eran parecidos; alto, atractivo, rico, popular, buen bailarín y un poco bruto, sin pelos en la lengua y claramente está bastante alejado al estereotipo de gentil y caballeroso príncipe azul que podría aparentar a simple vista.

Lo miró con disimulo, siempre que le hacía ver esa película acababa dormido y no solo porque era la treintava vez que veían esa peli juntos, sino porque siempre hacía hueco es su apretada agenda para venir a verla a ella y a Natsu.

Sabía que hoy había tenido varias reuniones importantes, pero aun así había hecho tiempo para acompañarla hoy, ya que Natsu estaba en casa de Ino.

Seguramente se quedaría a pasar la noche, como muchas otras veces también lo había hecho.

Ella por iniciativa propia le había cedido una habitación en su apartamento, en él había parte de su ropa, colonias, entre otros varios utensilios de su vida cotidiana que también ocupaban otros espacios de hogar. Como lo era la taza que Natsu le había comprado, incluso vajilla de su uso exclusivo.

Ino alguna que otra vez le había preguntado si ambos estaban saliendo, incluso su primo Neji se lo había dicho, pero ella siempre lo había negado.

Se acomodó un poco más en su pecho y lo observó con cuidado. Era atractivo, muy atractivo. Mentiría si dijera que algunas veces su corazón no se acelera cuando él está cerca.

Hacía mucho tiempo él se le había declaro, pero desde ese entonces no habían vuelto a hablar del tema. Ella ni siquiera sabía si él aún sentía eso por ella o simplemente la veía como a una hermana a la que cuidaba.

Pero, si él siguiera sintiendo lo mismo... ¿Saldría con él? ¿Se arriesgaría a perderlo? ¿Podría vivir sin él?

La sola idea hizo que una lágrima escapara de sus ojos y una horrible opresión arremetiera contra su pecho. No podría, tanto Natsume como Sasuke se habían vuelto su mundo, Natsu era la tierra, lo que la mantenía viva, pero Sasuke era su aire, lo que le permitía respirar y avanzar.

—No me dejes—le susurró mientras lo abrazaba con más fuerza.

—Nunca—dijo Sasuke que acababa de despertar mientras le acariciaba la cabeza.

Hinata se perdió en esa oscura mirada y de repente notó que sus rostros estaban peligrosamente cerca y en vez de alejarse se acercaban cada vez más, pero cuando estaban a escasos centímetros una llamada los interrumpió.

La chica se alejó con rapidez y tomó su móvil. ¿Qué estaba mal con ella? Acababa de decir que no quería perder a Sasuke y casi lo besa.

Pero lo que le dijeron al otro lado de la línea le hizo volver a la realidad.

Notas de la autora: Perdón por la demora, sé que dije que lo publicaría ayer, pero no tuve tiempo para escribir en todo el día. Pero lo prometido es deuda, aquí está el siguiente cap. 

Muchas gracias por su apoyo, y como sí se escuchar os he dado un momento Sasuhina.

Gracias por todo, ya nos leemos.

Demasiado tarde [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora