CAPÍTULO 11: MADRE, NO MUJER

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Hinata sostenía a Natsu con todo el cariño que una madre puede procesar por su pequeño. El parto había sido duro, pero no le importaría pasar una y otra vez por ese dolor si pudiera cargar de nuevo a su hijo.

Tomó su pequeña manita, que le apretaba con fuerza y no pudo evitar que una lágrima escapara de sus ojos.

Ahora estaba completa.

El amor y profundo cariño que sentía por aquel pequeño ser no se comparaba a nada de lo que había logrado sentir antes, era totalmente diferente. "Tienes mi corazón en tus manos" le susurró mientras besaba con delicadeza su frente, haciendo que este hiciera una pequeña mueca.

Sasuke que se encontraba sentado en su lado pensó exactamente lo mismo, ambos tenían su corazón en sus manos.

Hinata al notar su mirada no pudo hacer más que sonreír, cuando lo había visto aparecer por la puerta su corazón se había visto terriblemente aliviado, y aún podía sentir la calidez que su mano le había proporcionado, no la había soltado ningún momento.

—¿Lo quieres cargar? —preguntó Hinata con una cálida sonrisa que se notaba cansada por todo el esfuerzo anterior.

Pero Sasuke se quedó helado por un momento, jamás había agarrado a un bebé, no tenía ni idea de cómo sostenerlo, pero al ver como Hinata extendía al menor, de manera automática tomó a Natsu entre sus brazos.

Los presentes miraban la escena enternecidos, todos sabían que el pequeño no era hijo de Sasuke, pero casi se sentía como si el chico desprendiera un aura paternal, estaban convencido que si cualquier otra persona entraba en la habitación pensaría que era el progenitor del menor.

Sasuke al sentir el calor que irradiaba el pequeño se paralizó, se veía tan frágil, tan pequeño.

"Te protegeré" prometió para él.

Lo observó con cuidado, sus ojos entreabiertos parecían de un color gris, pero eso no lo podrían corroborar hasta dentro de unos meses, luego se fijó en su pequeña cabeza. Qué, aunque aún no tenía casi cabello se podía percibir un ligero rastro de pelusa roja, perecía que iba a ser pelirrojo.

En su adolescencia había escuchado muchas veces a Naruto diciendo lo bien que le hubiera quedado el pelo rojo y liso de su madre, y parecía que su hijo era quien lo había heredado.

—Muy bien, parece que este papi sí que sabe cargar a su hijo—dijo la comadrona que acababa de entrar, haciendo que por un momento todo se volviera tenso.

Sasuke la miró tranquilo y habló.

—No soy su padre, sino su padrino—dijo haciendo que las mejillas de la mujer se sonrojaran y que se presurosa se disculpara.

Por su parte Hinata sintió arder sus mejillas ante lo que la mujer había dicho. Con disimulo miró a Sasuke, que mantenía aún en brazos a Natsu, la verdad es que entendía porque la mujer se había confundido.

oOoOoOoOo

Sasuke sabía que tenía que regresar, que solo había ido por el nacimiento de Natsu, pero no quería regresar, no aún. Al ver como el pequeño dormía plácidamente en su cunita no tenía ni piscas de ganas de volver. Además, Hinata aún se quedaría un día más en el hospital, no quería dejarla sola.

—Eres el jefe—dijo Hinata con ese tono de mamá comprensiva.

—Lo sé—dijo algo molesto.

Hinata no pudo evitar reír antes ese comportamiento ligeramente infantil, cuanto más tiempo pasaba con Sasuke descubría más y más facetas del chico que solo lograban que lo quisiera cada vez más.

Demasiado tarde [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora