Lety"Sweetheart." Su susurro fue tan suave como las caricias que dibujaba sobre mi desnuda espalda con sus dedos. "¿Estás dormida?" Mi cabeza estaba recostada sobre su pecho, mi mirada perdida en la vista de la ciudad desde mi cama a través de las gotas de lluvia que se deslizaban por el cristal.
"No." Le contesté simplemente. No me quería imaginar que quería. No me sentía capaz de soportar que se fuera y me dejara sola después de lo que había pasado entre nosotros. Estaba consciente que para el seguramente no fue la experiencia sobrenatural que había sido para mí, pero aun así no estaba lista para perder la magia del momento.
"¿Te sientes bien?" Me preguntó, preocupación sincera en su voz.
"Mas que bien. Estoy en las nubes."
"¿Por qué no me lo dijiste antes de que llegáramos tan lejos?"
"¿Por qué no te dije que cosa?" ¿Que lo amaba? ¿O que me sentía en las nubes? No entendía a qué venía su pregunta.
"Que esta sería tu primera vez." A diferencia de mi corazón, sus caricias sobre mi espalda nunca se detuvieron.
"¿Cómo lo supiste?" Le pregunté manteniendo mi posición sobre su pecho para esquivar su mirada.
"Esas cosas se sienten."
"¿Te molesta?" Le pregunté, la inseguridad haciendo que mi voz temblara al temer su respuesta.
"Por supuesto que no." Su voz era firme. "Pero de haberlo sabido... no sé habría ido a buscar velas o puesto música. Habría tenido más cuidado contigo... Este debió ser un momento perfecto. No uno..."
"¿Impulsado por absoluto deseo? ¿Realmente crees que hay algo más perfecto que eso?" Él estaba preocupado por mí, por mis sentimientos. Yo sabía que entregarle mi corazón no era un error.
"No solo por deseo sweetheart." Usando su dedo índice debajo de mi mentón movió mi cara para que nuestras miradas se pudieran entrelazar. "También por amor." Utilizando la mano con la que había estado acariciando mi espalda, me jaló delicadamente del cuello hasta que nuestros labios se volvieron a unir en un suave y apasionado beso. "Yo también te amo Lety." Susurró sobre mis labios y mi corazón hizo un salto libre desde ese precipicio donde había estado tambaleándose esta tarde. "No por lo que acaba de suceder, no porque me entregaste una importante parte de ti, pero porque tú me amaste primero. Me permitiste entrar al lugar más delicado de tu ser y me permitiste ayudarte a repararlo. Me demostraste que la vulnerabilidad no es una debilidad y que el amar es un regalo preciado y no el mito que yo toda la vida declaré que era. Te amo porque despertaste una parte de mí que no sabía que estaba muerta, y jamás seré igual gracias a ti. Yo también te amo sweetheart. Me he enamorado completamente de ti. Todo lo que haces, todo lo que dices, todo lo que eres. Tu eres mi primer pensamiento en la mañana y mi ultimo pensamiento antes de dormir, y cada pensamiento entremedio. I love you my sweetheart."
Mis manos volaron a sus mejillas y esta vez fui yo quien lo atrajo para un beso. Este hombre que yo había idealizado por la mejor parte de los últimos dos años, hombre de un físico perfecto, un estatus envidiable y una fortuna innumerable, también me amaba a mí. ¿Qué había hecho yo para que la vida por fin me diera algo tan bueno? Si este era mi premio por soportar todo el dolor y todo el abuso que me había traído hasta aquí, lo soportaría todo una y mil veces. Mi pasado era mi pasado y ahí se iba a quedar. Este era un regalo del cielo, y estaba decidida a disfrutar.
"Si esto es un sueño, nunca quiero despertar." Le dije topando mi frente con la suya. "Te amo Fernando Mendiola."
"Yo también te amo, Leticia Aurora." El me conocía tan bien, que desde le conté cual era mi segundo nombre, no ha vuelto a usar mis apellidos, pues son símbolo de ese pasado que estoy decidida a olvidar. "Pero tengo la forma perfecta de comprobarte que esto no es un sueño."
"¿Porque tus sueños nunca llegaron tan lejos?"
"No solo por eso. Porque estoy que me caigo del hambre, y nunca en la vida he soñado con comida." Como si de respaldar sus palabras se tratara, debajo de mi pecho, sus tripas comenzaron a rugir con violencia. "Con toda la fuerza que hice hace un rato, quemé las ultimas calorías que quedaban dentro de este pobre cuerpo y si no como algo enseguida, me voy a desmayar."
"Huy, que humilde." Le dije, mi sonrisa pícara. "¿Toda la fuerza? Yo sé que fue mi primera vez, pero no creo que sea para tanto." No sé de dónde me salió esa broma. Debería estar intimidada porque precisamente fue mi primera vez, y él era un hombre bastante experto en el asunto. Pero no lo estaba. Acabábamos de declararnos nuestros sentimientos, y estaba segura de que juntos nos faltaban miles de cosas por descubrir.
"Ah, ¿con que esas tenemos no?" Su sonrisa era inmensa y sus ojos brillaban con una felicidad nunca antes vista. Moviéndose ágilmente, en un abrir y cerrar de ojos la sabana que me cubría había caído al piso y él me tenía pillada bajo su cuerpo, deteniendo mis manos sobre mi cabeza. Después de desarmarme con un beso, comenzó a hacerme cosquillas hasta que me tenía rogándole por piedad.
"Me rindo, me rindo." La risa escapaba de mi con una ligereza que solo era capaz de sentir a su lado. "Tú ganas. Has sido el mejor de mi vida."
"Obvio que sí." Me dijo guiñándome un ojo antes de soltarme y dejarse caer sobre su espalda a mi lado. "Así como tú has sido la mejor de toda mi miserable existencia."
"Creo que ya se te subió el amor. O se te bajó la azúcar. No sé. Mejor voy a prepararnos algo de comer antes de que realmente pierdas la cabeza." Poniéndome nuevamente la sudadera que había terminado a un lado de la cama, me puse de pie, pero el me jaló hacia su pecho de una mano.
"Te amo Sweetheart. Si entiendes el peso de esas palabras para mí, ¿verdad?"
"Yo también te amo, darling." Acaricié su mejilla con dulzura. "Tú me haces sentir segura y protegida y lo suficientemente valiente como para para ser la persona que he descubierto que soy verdaderamente. En toda mi vida no ha existido una sola persona que me ha hecho sentir tan fuerte. Eres más especial de lo que piensas, y no te puedes imaginar la felicidad de saber que soy la persona por la que creíste en algo que para ti era tan inconcebible como la paz mundial." Besé sus labios ligeramente. "Ahora, déjame alimentarte, porque después del mundo que acabas de abrir para mí, ni sueñes que te voy a dejar morir. Tengo años de tiempo perdido que recuperar." Me puse de pie y esta vez el me dejó ir. Su risa sincera y profunda llenando no solo mis oídos, pero mi alma.
"I love you, my sweetheart!"
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Ella y Yo
FanfictionControl. Dinero. Honor. Lealtad. En la vida no importa nada más. O de eso juraba estar convencido Fernando Mendiola cuando examinaba su vida. El era un hombre misterioso, temido por todos y comprendido por nadie. La lealtad era su compás moral y su...