Capítulo 41: Fernando

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Fernando

Después de que Lety aceptara ser mi esposa esa mañana en un gimnasio muy parecido al que me regaló mi primer encuentro real con el amor, las cosas pasaron muy rápido, pero no tan rápido como para no atesorar cada recuerdo para que me acompañen durante este largo viaje.

Salimos de aquel gimnasio mano en mano y la jalé hacia el buró que ahora compartíamos en mi habitación. Rápidamente abrí el cajón donde estaban mis corbatas y saqué la delicada caja de Tiffany's que escondía un delicado diamante en corte de pera sobre una fina banda de oro. Sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta de que, como de costumbre, mis actos respaldaban mis palabras, y ese anillo llevaba meses escondida en ese cajón.

Yo sabía que el primer matrimonio de Lety, a pesar de ahora estar anulado, fue en una sala de la corte donde simplemente firmaron papeles y ya. Así que utilicé todos los recursos a mi disposición para agilizar los trámites necesarios, y en menos de cuarenta y ocho horas estábamos frente al lago, rodeados de patos que quiero pensar me vieron crecer, declarándonos amor eterno junto a un juez y a mi nana adorada.

Ni ella ni yo necesitábamos más. Fue un momento mágico. Deslizar la banda de oro que hacia juego con el diamante sobre su dedo fue una de las sensaciones más placenteras que había experimentado en toda mi vida. Y cuando su mano tomó la mía para deslizar una banda que hacía juego con la suya, la lluvia que comenzó a caer del cielo lejos de arruinar el momento, lo hizo perfecto. Desde que estábamos juntos, la lluvia no era ese símbolo de tormento que había sido antes de encontrarnos y este momento sellaba ese sentimiento para siempre. El juez nos declaró marido y mujer antes de correr a esconderse de la lluvia, pero ya no lo escuchaba. Levanté a Lety por la cintura y le di varias vueltas en el aire antes de bajarla para envolverla en el beso más profundo que habíamos compartido en público.

Lamentablemente, no hubo tiempo para una luna de miel adecuada y ahora, a solo veinticuatro horas del momento perfecto, estoy volando hacia el desierto que me he prometido solo nos separará por un corto tiempo. Jugando con la argolla que ahora le grita con orgullo al mundo que soy un hombre casado, recordé el sobre que Lety me había entregado a minutos del despegue en el hangar militar. Esa era la costumbre, que la familia despidiera a su soldado de mi rango en el hangar, razón numero quinientos treinta y nueve que le agradecí al cielo que Lety aceptara casarse conmigo.

Palpando los bolsillos de mi saco militar, di con el sobre que me hizo jurar no abriría hasta llegar a Afganistán. Ella me conocía mejor que eso y la primera pagina lo evidenciaba muy bien.

Darling,

Yo sabía que pedirte que esperaras a llegar a tu destino era un reto demasiado grande para ti, pero necesitaba intentarlo de todas formas. Hay algo que necesito decirte y no estoy segura por donde empezar. Esta ultima semana tantas cosas cambiaron. No te asustes. Todas para bien y no me arrepiento de ninguna. Sé que te vas a enojar conmigo, pero necesito que entiendas que pensé que era lo mejor. Nunca me ha gustado ocultarte nada, pero necesitaba hacer que la decisión de tomar esta misión fuera lo más fácil posible para ti. Pero no pensaba ocultarte la verdad por mucho tiempo, y esa verdad es que... vas a ser papá.

Darling, estoy embarazada. Me di cuenta el día que llegó Eduardo, pero obviamente todo cambió ese mismo día. Ayer, después de la ceremonia perfecta, cuando te fuiste a firmar los últimos papeles para tu misión, Irmita me acompañó al doctor. Mi amor, tengo tres meses y medio de embarazo y estoy esperando un varoncito saludable que sueño tenga tu misma mirada amorosa y esa sonrisa traviesa que se adueñó de mi corazón antes de que me diera cuenta. En el sobre vienen fotos de la ecografía que me sacó el doctor para que lo veas por ti mismo.

Ahora, yo se que tu cabeza debe estar dando vueltas con miles de dudas. La primera de ellas si te conozco tan bien como creo, ha de ser mi salud. El doctor me aseguró que el desprendimiento por el cual murió mi madre cuando yo nací no es genético, pero de todas formas tendrá cuidado especial de monitorearme de cerca en busca de cualquier señal de peligro. Y aunque me encontrara en cualquier clase de peligro, la medicina ha avanzado tanto que tenemos dos planes de contingencia si mi presión sube o baja demasiado conforme se acerca el parto.

Yo se que no es ideal el que te pierdas de todas estas primeras experiencias, pero como consideramos todo lo demás; es un corto tiempo por una vida entera juntos. Después de salir del doctor, Irmita mas emocionada que nunca, decidió que se va a venir a vivir al pent-house para no dejarme sola ni a sol ni a sombra, y aunque me cueste admitirlo, me emociona saber que quiere vivir mi embarazo conmigo. Yo no tuve a mi mamá para los momentos mas grandes de mi vida, y saber que Irmita estará conmigo es como tener un pedazo de ella y un pedazo de ti envueltos en una sola persona. A la hora que estes leyendo esta carta, estoy segura de que Irmita estará más que instalada en el que fue mi cuarto, Celso y Javier tomándose turnos para velar por nosotras en tu ausencia.

Sé que no es ideal, sé que no es perfecto. Pero es lo mejor. No sabes la felicidad que me da saber que espero un hijo tuyo.

Y no es hasta ahora que estoy escribiéndote esta carta que me detengo a pensar si a ti también te dará felicidad. Yo sé que cuando Irmita comenzó con sus regalos dijiste que no te molestaría convertir sus sueños en realidad, pero la teoría es muy diferente a la práctica. La realidad es que en seis meses un pequeño ser, mitad tu y mitad yo, cambiará nuestras vidas para siempre.

Anyway. I love you, my Darling. Stay safe. We will be waiting for you at home.

-Lety


Wow.

Increíble.

Leí y leí su carta unas nueve veces, y cada vez que leía las palabras "vas a ser papá" mi corazón daba un recorrido desde mi pecho hacia mi estomago y de vuelta a mi garganta.

Voy a ser papá.

Mi Lety estaba embarazada, y me conocía tan bien que me lo ocultó hasta que estaba de camino a mi misión. Y tenía toda la razón. No habría sido capaz de dejarla al enterarme, pero como dijo Eduardo, solo yo podía terminar con esto. Ahora no había vuelta atrás. Esta sería mi última misión, le pondría fin a esta pesadilla, y nunca más me separaría de mi mujer... y de mi hijo.

Dios mío.

Mi hijo.

Mi Lety, la mujer que amo mas que a la vida misma, me va a dar un hijo; me va a convertir en papá. Un titulo que le quedó tan grande al mío como al suyo, pero no tengo ni la más mínima duda que juntos lucharemos para romper esas cadenas del pasado y darle lo mejor de nosotros a ese hijo que amaremos con todo el corazón.

Un varoncito.

Dios mío.

Voy a ser papá.

Tan pronto como aterrice, tengo que correr a escribirle un correo. Necesito que esa única duda sobre mi felicidad al respecto de disipe de inmediato. Soy feliz. A pesar de las circunstancias, soy mas feliz que nunca.

Voy a ser papá.

Ella y yo vamos a ser papás.

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