LetyCentral Park brillaba en todo su esplendor. La tarde era fresca pero no fría, las hojas comenzaban a cambiar de color pero aún no cubrían el suelo. El lago reflejaba la claridad del cielo y los patos nadaban con emoción frente a nosotros en una clase de espectáculo que Fernando habría disfrutado tanto como nuestro hijo. Logan estaba sentado sobre la manta que habíamos colocado no muy lejos de nuestra banca favorita, la foto de su papá no muy lejos de él. Desde que se la di esta mañana no la había querido soltar y yo no se la pensaba arrebatar.
Irmita tenia razón. Logan era el mejor regalo que me había dejado Fernando y no podía seguirlo desperdiciando. Mi niño era hermoso y estaba creciendo demasiado rápido como para darme ese lujo.
"Mamma." Su fina vocecita música para mis oídos.
"Yes dear?"
"Duck, duck!"
"Jijiji. Yes mi amor. Patos, patos!"
"¿Patos?"
"Yes, hijo. Patos."
"Ese niño es más inteligente que ningún otro niño que haya conocido en mi larga vida." Irmita suspiró con la mirada enfocada en el agua.
"¿Más inteligente que Fernando?" Decir su nombre en voz alta no me dolió tanto como esperaba.
"Bueno... A la edad de Logan yo todavía no había llegado a la vida de Fernando, pero algo me dice que la respuesta es afirmativa. Ese muchacho lo que tenía de inteligente lo tenía de necio."
"Irmita, ¿tú no sabes por qué se fue su mamá?" Era una pregunta a lo mejor insignificante a estas alturas, pero aun en los peores días de mi depresión, nunca me imaginé capaz de dejar a Logan.
"Ay Lety..." Suspiró una vez más. "Teresita era una mujer débil. Humberto era un hombre fuerte con una obsesión por el control que casi se la traga viva. Humberto fue muy malo con ella. Trayendo mujeres a su casa, escondiéndole dinero, separándola de su familia... Teresita vivía una vida miserable a su lado."
"Y ella no pensó que en eso mismo dejó a su hijo?"
"Yo no sé qué pensó ella, pero si sé que Humberto no era igual de cruel con Fernando que con ella. Eran diferentes formas de control."
"Tú crees que Teresita o Humberto estaría ahora sufriendo como lo estamos haciendo tú y yo por su ausencia?"
"La verdad no lo creo. Pero esa es perdida de ellos. Fernando fue un increíble ser humano. Con faltas como las tenemos todos, pero vivió una vida digna de admirar... Especialmente a tu lado. Mi niña, Fernando fue feliz contigo y eso me da una paz que no te imaginas."
"Dadda." Logan abría y cerraba sus manitas hacia mí.
"Si mi amor, hablamos de tu dadda." Le acerqué la foto que había traído desde la casa, pero no parecía tan emocionado como antes.
"Si mi angelito. De tu dadda y el amor y la felicidad que le trajo tu mamma." Irmita trató de cargarlo pero algo había captado su total atención en la distancia.
"Fernando me salvó Irmita. Mas que de Miguel o de la vida, me salvó de mí misma... Y a pesar de haberse ido mucho antes de lo que yo habría querido... me dejó un pedacito de él por el cual seguir luchando..." Admiré a mi hijo sintiendo que mi corazón estallaba ante su expresión de absoluta concentración en quien sabe que novedad detrás de mí. Verlo descubrir el mundo y admirar las cosas que se habían convertido en cotidianas para muchos con esa emoción de descubrirlas por primera vez me lleno de nostalgia por todas las cosas que Fernando tenía ilusión de vivir con su hijo... "Fernando quería amar a este niño..." Dije tragándome lagrimas silenciosas que me rehusaba a derramar el día de hoy.
"Dadda." Logan se puso de pie agarrándose de mi brazo. Mi niño aun no caminaba, pero eso no evitaba que se esforzara por hacerlo.
"Fernando lo amó Lety. Fernando aun lo ama. De eso estoy segura."
"Dadda. Dadda." Logan comenzó a aplaudir emocionado, y ante mi total sorpresa dio un paso y después otro hasta que perdió el balance y cayó sentado en la manta.
"Buen trabajo mi niño!" Lo cargué para celebrar con el sus pacitos, pero el solo brincaba y aplaudía en mis brazos repitiendo la misma frase.
"Dadda, dadda. Momma, dadda." Comenzó a estirar sus manos hacia la distancia con suficiente fuerza como para que me diera curiosidad. Me di la vuelta en busca de la mascota o juguete que seguramente era el objetivo de su obsesión, y la imagen ante mí me robo la respiración de una forma tan catastrófica que me sentí marear.
"Dadda. Dadda." Logan no paraba de repetir su frase favorita y por fin pude entender de que se trataba todo. Caminando en nuestra dirección venia un soldado con sus vestiduras azules, un porte indiscutiblemente Marine y una mirada inconfundible.
No era un simple soldado más. Hacia nosotros caminaba el guerrero que había esperado toda mi vida, vistiendo su sinceridad como la más fuerte armadura. El guerrero que peleó para borrar todas las inseguridades de mi fortificado corazón.
"Fernando." Suspiré sintiendo como el aire escaba de mis pulmones dándome un descanso que había dado por perdido para siempre.
"¿Fernando?" Las lágrimas eran evidentes en la voz de Irmita a pesar de estar ahora a mis espaldas.
"¡Dadda!" Fue la emoción de mi hijo la que por fin me sacó de mi transe. Fernando no estaba muerto. Fernando había vuelto a nosotros. Fernando estaba vivo y caminando hacia mí con una sonrisa de paz y lágrimas inconfundibles en su rostro. Rápidamente me puse de pie, y tomando a Logan en mis brazos corrí hacia Fernando quien abrió los suyos para recibirnos con todo el amor que había acumulado en este tiempo.
"Sweetheart." Su ronca voz lavó todos los miedos e inseguridades que me habían consumido desde su partida. "I'm home."
"Say that again." Le dije entre fuertes sollozos, sintiendo sus brazos alrededor nuestro como una muralla protectora.
"Sweetheart, I'm home." Sus labios rozaban una y otra vez mi cabeza mientras repetía las mejores palabras que habían sido expresadas.
"¡Dadda! ¡Dadda!"
"¡Oh Nandi!"
Las expresiones de amor, cariño y asombro alrededor nuestro eran muchas, pero mi mundo había vuelto a girar en el sentido correcto y nada más importaba. Nunca me había sentido tan tranquila y tan viva a la misma vez, con la certeza de que él es por quien había esperado tanto tiempo.
El.
O como lo dijo el desde un principio...
"Solo somos Ella y Yo."
FIN
ESTÁS LEYENDO
Ella y Yo
FanficControl. Dinero. Honor. Lealtad. En la vida no importa nada más. O de eso juraba estar convencido Fernando Mendiola cuando examinaba su vida. El era un hombre misterioso, temido por todos y comprendido por nadie. La lealtad era su compás moral y su...