Capítulo 14

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Jonathan me dice que no ha tenido otro remedio que escoger un ataúd, porque mañana se llevará a cabo el funeral de Will, queramos o no.

Y después el de Vivian...

Le digo a Jonathan que si encuentran algo, que me lo haga saber, porque ahora tengo que ir a casa de los padres de Vivian a darles ánimos.

Cuando llamo al timbre, tengo que coger aire más de tres veces, porque no sé si estoy preparada para esto. Pero cuando me abre la madre de Vivian con una cara de total tristeza, las mejillas y los ojos rojos, los labios hinchados y con pinta de no haber dormido en días, todo en mí se rompe.

Lo único que puedo hacer es abrazarla, y cuando el padre de Vivian se une al abrazo, eso solo hace que tenga más ganas de llorar que antes.

-Siento mucho lo que le ha pasado a Vivian, ojalá pudiera haberlo evitado, siento no haber estado con ella para salvarla- me disculpo.

-No tienes que disculparte cariño, no tienes la culpa de nada- dice su madre- Tendríamos que haber tenido más cuidado con ella

-Estás más que invitada al funeral, igual que si quieres decir unas palabras puedes hacerlo- dice el padre.

-Prefiero escribirle una carta y dejársela dentro

Ambos me invitan a un té y unas galletas mientras hablamos de Vivian y de momentos graciosos que hemos pasado con ella, porque no queremos llorar más.

-Tengo que irme, pero mañana nos veremos- les digo.

-Me alegra que estés a nuestro lado mañana- dice su madre sonriendo.

-A mí también me alegra, es lo que ella hubiera querido

-¿Sabes una cosa? Deberías intentar ir a esa escuela el año que viene, ahora más que nunca- me sugiere su padre.

-Estoy al 100% segura de que lo haré, lo haré por ella, por Vivian, porque sé que le hubiera encantado esta escuela y compartir la experiencia conmigo, lo haré por ella

Se me encoge el corazón al pensar que seré la única que podrá cumplir ese sueño, que ella ya no podrá hacerlo. Aunque al menos desde arriba me podrá ver a mí hacerlo, en su honor.

Vuelvo a casa cuando el sol ya se ha escondido en el horizonte y solo queda el cielo naranja, volviéndose negro. Me quedo estática cuando veo que la pared tiene un enorme agujero por el que se puede ver el interior de la casa.

Pero cuando abro la puerta, no es eso lo que más me asombra, es ver a mi padre literalmente al lado de mi madre en el sofá, los dos bebiendo alcohol.

Además me sorprende que toda la casa esté decorada con luces de Navidad de todos los colores, y que en la pared donde está el sofá esté escrito el abecedario.

-Oh, hola- saluda mi madre como si nada.

-¿Qué haces aquí?- digo mirando fijamente a mi padre, de repente no me importa el agujero en lo más mínimo.

-Lydia, cuánto tiempo sin verte cariño- dice levantándose, y la rabia se acumula en mi interior.

-No me llames así- digo dando dos pasos hacia atrás.

Mi padre se fue de casa cuando mi madre y él se divorciaron, pero nunca ha querido saber nada de nosotros. Mi madre estuvo llamándole cuando Will desapareció, solo para asegurarse de que mi hermano pequeño no se hubiera ido con él, pero no contestó, salvo una vez que contestó su asquerosa novia, mucho más joven que él.

Entonces Jonathan un día fue a verle a la ciudad, que es donde vive, y mi padre culpó a mi madre de ser tan descuidada con ambos, ya que Johnny se fue sin que ella lo supiera, ni siquiera yo lo supe hasta que volvió.

Jamás le perdonaré no haberse puesto en contacto con nosotros para saber cómo estábamos, ni siquiera cuando necesitábamos una figura paterna en nuestra vida.

-Vamos Lyd, ha pasado mucho tiempo. ¿No me has echado de menos?

-¿Echarte de menos? Creo que eso es lo único que jamás he hecho- digo alucinada por sus palabras- ¿En serio estás aquí por el funeral o hay algo más por detrás?

-Lydia- dice mi madre advirtiéndome, levantándose del sofá enrollada en una manta.

-No, Lydia nada, no puedes esperar que actúe como si nada después de que nos abandonara

-No os abandoné, yo...

-¡No! No quiero escuchar tus excusas de mierda, no quiero escuchar nada que provenga de tu boca

Entonces entra Jonathan en la casa y tiene la misma reacción que yo.

-¿Qué estás haciendo aquí?

-Me alegra ser bienvenido- ironiza.

-Mamá, tenemos que hablar sobre lo que viste en la pared el otro día- dice Johnny, y la cara de mi madre parece iluminarse.

-Jonathan, no sigas- le advierte nuestro padre.

-Viste algo con el cuerpo de un humano, pero era extraño, y no tenía rostro- sigue mi hermano.

-¡Jonathan!- ruge mi padre, y mi hermano mayor se calla- Vamos a hablar los tres en privado- nos arrastra a los dos hasta la habitación de nuestra madre, que antes era la suya también.

-No deberías estar aquí- dice Jonathan con asco.

-Escuchad, mañana por la mañana va a ser el funeral de vuestro hermano, y vuestra madre no está bien, está enferma

-Ella no...- pero mi padre levanta una mano para callarme.

-No, cállate. Lo único que la falta es que le habléis de las visiones que tiene para que se ponga peor, necesita descansar. ¿La habéis visto? Dice que un bicho salió literalmente de la pared, que después por esa misma pared habló con Will y que las luces le hablan, cree que Will las enciende y apaga para comunicarse con ella

Así que para eso son las luces de Navidad...

-Mamá no está loca- responde Jonathan.

-Vamos a tener la noche en paz, mañana tendréis que despediros de vuestro hermano para siempre, ya no está, y eso es algo que Joyce tiene que aceptar, y vosotros también

-¿Por qué estás aquí?- pregunto cansada, dejando caer mis hombros.

-Por el funeral

-No te creo, nunca te han importado tus hijos. ¿Y ahora que muere uno sí? Lo siento pero yo no me voy a creer tus mentiras- dicho eso salgo de la habitación de nuestra madre y me meto a la mía para soltar todas las emociones que tengo acumuladas dentro.

(1) Insecurities (Steve Harrington) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora