Capítulo 18

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Vuelvo a casa y me meto en la ducha, pero mi cabeza no para de darle vueltas a todo a la vez.

La muerte de Vivian.

La desaparición de Will.

La de Barb.

El problema que supone que mi padre esté en casa.

Que pienso exactamente igual que mi madre sobre Will, que sé que sigue vivo en algún lado.

Que casi admito delante de Nancy que estoy enamorada de Steve, su novio por cierto.

Que el bicho que mató a Vivian y se llevó a Barb y a Will casi se carga a Nancy.

Que si hubiera estado fuera de ese agujero, nos habría pasado a los tres lo mismo que a Vivian.

Me hago un ovillo debajo del chorro de agua e intento no llorar en alto para que ninguno de mis padres lo oiga.

Mi corazón duele mucho, yo no quería pasar por nada de esto. Si pudiera volver al pasado borraría los últimos días de mi vida, así dolería menos.

Media hora después salgo del baño con el pijama puesto y me encuentro de frente con mi madre.

-¿Quieres hablar?- me pregunta, estoy a punto de decirla que sí, pero mi padre se apoya en la puerta que separa la cocina del salón a escuchar nuestra conversación.

¿Tiene pensado irse a casa alguna vez?

-No hace falta, gracias- digo sin dejar de mirar fijamente a mi padre, mi madre se da la vuelta y se da cuenta de por qué lo digo.

Me meto a mi habitación y apenas duermo, porque mi cabeza no para de darle vueltas a todo, además de las pesadillas que me vienen, las cuales todas tienen que ver con el cuerpo ensangrentado de Vivian.

No sé qué hubiera sido de mí si me hubiese cubierto de esa sangre, creo que ahora mismo no podría vivir con eso.

Al día siguiente desayuno en mi habitación, Jonathan no ha pasado la noche aquí lo que me hace pensar que la ha pasado en casa de Nancy, y lo peor es que seguramente los padres de ella no lo sepan.

Solo espero que los dos estén bien.

El teléfono nuevo suena y contesto antes de que lo haga mi madre, o peor, mi padre.

-Hola Lyd. ¿Cómo estás?- pregunta Steve al otro lado de la línea, y me siento mucho mejor que cuando me he despertado.

-Hola Steve- mi sonrisa es enorme.

-¿Quién es Steve?- pregunta mi padre en la cocina a mi madre. Qué chismoso.

-Es el chico que le gusta, su mejor amigo- dice mi madre llevándose una mala mirada de mi parte.

-Estoy bien, gracias por preguntar- respondo a su pregunta mejor que seguir escuchando a mis padres hablando sobre mis sentimientos.

Y menos mal que Steve no ha escuchado nada.

-Me alegro- suena bastante triste.

-¿Te pasa algo?- pregunto preocupada.

-Sí, la verdad es que sí, pero no puedo decírtelo- eso me ofende bastante.

-¿Por qué? A lo mejor puedo ayudarte

-No podrías

-¿Por qué?- insisto.

-Porque es sobre tu hermano- nos quedamos callados durante dos segundos- Da igual, no le des mucha importancia. Sólo quería saber cómo estabas, y ya lo sé, así que ya nos veremos por el instituto el lunes

No me da tiempo a decir nada más, porque cuelga.

-¿Steve?- pregunto, pero ya no hay nada que hacer.

¿A qué ha venido eso? ¿Cree que no le puedo ayudar con sus problemas?

Cuando cuelgo y miro a la bolsa de deporte que tiene las pertenencias de mi padre veo algo que me rompe en mil pedazos el corazón.

Sabía que mi padre no estaba aquí por Will, ni por Jonathan, ni por mí, ni siquiera por mi madre.

Sabía que estaba tramando algo nada bueno.

Lo sabía.

-Lo sabía- repito lo que pienso, porque no puedo decir nada más. Me acerco a la bolsa y saco un folleto.

Mi padre ha estado en contacto con la cantera que lleva el lago donde encontraron el "cuerpo" de Will, para que le den dinero a cambio.

El muy gilipollas ha utilizado la muerte de su hijo para sacar dinero a cambio.

-Eres un gilipollas- le grito, tirándole el folleto a la cara, pero cae al suelo y mi madre lo coge antes que él- ¿Cómo tienes la cara de venir aquí para eso? ¡Y encima mentirnos a la cara! ¿Quién te crees que eres?

-Lydia, déjame explicarlo...

-¿Explicarlo? Esto no tiene ninguna explicación lógica salvo que quieres el dinero para ti mismo

-¡Era para Jonathan y para ti! Para vuestros estudios

-¿Para sus estudios?- pregunta mi madre alucinada.

-Estás loco si crees que voy a aprovechar el dinero que te da la muerte de mi hermano pequeño, ¡tu hijo por cierto!, para pagarme mis estudios. Elegiría mil veces no estudiar antes que usar eso

-Lydia...

-¡No! Quédate con tu sucio dinero y vete de aquí antes de que te eche a patadas

-No me hables así Lydia, soy tu padre

-¡Tú nunca has sido mi padre y nunca lo serás! Los padres quieren a sus hijos y se preocupan por ellos. ¡¿Dónde estabas tú, eh?! Eres la peor persona del mundo, eres...eres...- me ahogo en mis propias lágrimas- Nunca te ha importado que Will haya desaparecido- mi voz es un claro reflejo de mi dolor.

-Lydia, cariño...

-Recoge tus cosas y vete- dice mi madre después de digerir lo que acaba de pasar.

-Joyce...

-No intentes excusarte, saliste de esta familia por algo, así que vete y ni se te ocurra volver jamás

-Joyce, escúchame, solo quería el bien de nuestros hijos, quería...

-¡Si hubieses querido su bien hubieras estado desde el principio con ellos!- grita mi madre al borde de las lágrimas- Te estaba dando otra oportunidad como persona, pero veo que para eso tampoco vales una mierda

Y me siento orgullosa de mi madre, porque acaba de soltar lo que seguramente yo también hubiera dicho.

-La locura os va a absorber si no hacéis nada contra esto- dice señalando alrededor, donde las luces siguen puestas. Me alegra que mi madre no se haya dejado persuadir por él.

-Entonces nos quedaremos con nuestra locura y cuidaremos de ella- respondo dejándole sin más palabras que decir.

(1) Insecurities (Steve Harrington) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora