Capítulo 8: Arturo

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Mente de un prisionero

Arturo vio como Merlín corría colinas abajo, sin voltear a tras; lo vio correr y tomar el camino que le llevaba a la entrada secreta al castillo que solo ellos conocían. Merlín casi nunca hablaba de su padre, en realidad, Arturo trató de recordar la última vez que conversaron a cerca de él, pero no aparecía escena alguna en su mente; quizá fue hacía tanto tiempo que era incapaz de tener aquel recuerdo en su memoria, quizá fue cuando ambos eran aún muy niños. Por otro lado, cada vez que lo mencionaban, Merlín se apartaba o no formaba parte de la conversación, tampoco sabía si mantenían conversaciones a través de cartas, Arturo lo suponía, pero en ese momento notaba que su teoría era incorrecta.

—Oh vaya... tal vez no era el momento correcto de entablar esa conversación —murmuro el mago Everard mientras se ponía de pie y regresaba a la normalidad la piedra—. Si supiera un poco más de la situación, hubiese tocado el tema con más delicadeza, o incluso hablado de ello en otra ocasión; tal vez así, nuestro joven amigo no se hubiese sentido tan afectado.

—¿Usted lo cree?

—Solo lo supongo. Las personas reaccionan de manera diferente a una misma situación si se les muestra desde diversos puntos de vista, o con cierta cantidad de información adicional, o información incompleta, pero eso no significa que sea una reacción positiva. Tal vez en lugar de mejor, hubiese ido a peor; nunca sabremos. Me sorprende que Godwin sea tan irresponsable con su familia, es un hombre tan honrado —al hablar de Godwin, su voz se llenaba de orgullo—, desinteresado, una persona noble que está dispuesto a darlo todo por los que ama. Al menos es el Godwin que yo conozco y que recuerdo.

—Usted dijo que él mencionó a Merlín cuando se vieron. ¿Qué fue lo que le dijo acerca de Merlín?

—Me conto todo lo sucedido en los últimos 13 años desde que deje Camelot y me dedique a viajar fuera del reino. Entre lo tanto que me decía comento que tenía un joven hijo, que heredo su talento mágico y que era un prometedor mago, pero nunca menciono que no lo conocía en persona si quiera.

—Ni siquiera le dijo su nombre...

—Ni siquiera me dijo su nombre.

—No conozco a su padre, pero no esperaba que le afectara tanto hablar acerca de él, no sabía que se sentía resentido... Merlín no suele mostrar mucho sus sentimientos en realidad, es un poco cerrado al respecto. Si no es algo que le interesa, en general va a parecer un poco... insensible.

—Uh-hun, es de un tipo de persona difícil de tratar: no se puede saber muy bien lo que piensan o sienten en ciertos momentos, porque prefieren guardar aquello muy bien en sus mentes, donde nadie puede ojearlos; aquellas personas podrían odiarte profundamente, y nunca lo demostrarían directamente a menos que así lo quisieran, solo rara vez, como ahora que acabamos de experimentarlo, pueden mostrar debilidad de sus emociones y dejarlas escapar. Merlín es joven, así que se le hace aún más difícil retener esos sentimientos.

—¿Debería hacer algo por él? Es decir, quiero ayudarlo. Él me ha dicho que no debo retener el dolor, pero se refería al dolor físico; tal vez yo podría enseñarle a ser más expresivo y honesto.

—Si quieres ayudar, simplemente déjalo ser; a veces, tratar de hacer que una persona cambie su naturaleza puede resultar más dañino de lo que supones. Te repito —el mago Everard lo vio con amabilidad y paciencia—, es joven al igual que tú y aún no sabe cómo tratar con ellos; pero con el tiempo, aprenderá a regularlos de una mejor manera, y no solo dejar que exploten cuando ya no pueda contenerlos. Además, no es malo estar solo de vez en cuando, te permite despejar la mente y organizar tus ideas.

Arturo asintió sonriente. Comprendía bastante bien las palabras de Everard, y se prometió, que si bien, no iba a obligarlo a hacer algo que pudiese dañarlo, también intentaría estar más al pendiente de sus sentimientos.

Merlín y Arturo (+18)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora