Capítulo 42: Merlín

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Espíritu enojado

Restaurar la pierna con sus propias manos y sin usar magia era lo mismo que doblarla. Seguramente implicaría romper el hueso y básicamente torturar a Merlín durante todo el proceso. Por supuesto, no podía permitir que eso pasara de ninguna forma. Debían de buscar otra solución; ni siquiera era capaz de creer que no se pudiera contrarrestar con magia.

De inmediato comenzó a retraerse y aferrarse a la pierna para evitar que cualquiera la tocara. Estaba dispuesto a hechizar a cualquiera que se acercara, aunque fuera un poco. Por supuesto, nadie consideró consultar su opinión y comenzaron a actuar por sobre su cuerpo. Godwin envió a Arturo por otros tres hombres para que les ayudasen y así lo hizo Arturo, por lo que regreso con los caballeros que ayudaron a Merlín antes.

Cada uno tomó una extremidad de Merlín mientras este se retorcía como un loco; en parte por el dolor que le generaba el hechizo al sentir a tantas personas cercas, y en parte porque no quería seguir ese método. Sin embargo, nadie escuchó sus suplicas e insultos. Lo peor llegó en el momento en que Godwin puso sus manos sobre la pierna desigual y comenzó a moverla.

El dolor que sentía en ese momento era inimaginable e indescriptible. Se podía decir que era como recibir mil cuchillos, o ser quemado vivo, podían expresarlo como ser devorado por un monstruo o arrastrarse sobre vidrios rotos o clavos oxidados. No importaría cual descripción usara la gente, Merlín siempre sentiría que nada era lo suficientemente cercano a lo que sentía.

No solo era el dolor al sentir como sus huesos, músculos y articulaciones eran doblegados, estirados y quebrantados; sino que la fuerza que los otros hombres aplicaban sobre el resto de su cuerpo también lo lastimaba. Merlín no tenía un cuerpo tan resistente como hubiese querido, por lo que la presión que recibió también terminaría por afectarlo.

Su aullido de dolor logró ahogar el "crack" que sonó cuando la pierna finalmente se rompió y regresó a su estado natural. Luego de eso, simplemente no podía gritar más. Su rostro estaba cubierto por lágrimas, saliva y sudor, entre otros fluidos producidos durante todo ese tiempo. Parecía haberse quedado sin aire, por lo que solo era capaz de lamentarse en silencio.

Una vez que todo acabó, los hombres lo dejaron finalmente en paz. Ellos también parecían estar cansados y estresados, aunque no hubiesen sufrido ni la mitad de lo que Merlín sufrió. Vio su pierna adolorida, que parecía estar normal, como si nada hubiese pasado en realidad, pero no fue capaz de moverla, no podía mover ninguna parte de su cuerpo en realidad por más que quisiera. Se sentía tan agotado, que temía caer desmayado en cualquier momento.

—La pierna ha regresado a la normalidad ­­—explicó Godwin mientras limpiaba el sudor de su rostro—, pero seguramente estará dañada y le tome un tiempo el poder recuperarse del todo.

—Eso implica que no debemos permitir que algo parecido pase de nuevo —añadió el general Ambrosio—. No si tendré a un montón de hombres con partes del cuerpo inservibles. Es lo que menos me hace falta en este momento. Ustedes —señaló a los caballeros—, informen a todos para que estén atentos a cualquier cosa que les parezca anormal y que me informen ante el más mínimo detalle. Godwin, tu deber a partir de ahora será investigar que provocó esto y como contrarrestarlo; será tu principal prioridad.

Godwin asintió y los hombres se fueron de inmediato. Arturo parecía dudar que era lo que debía de hacer y vio a Merlín por un momento. Este hizo un par de gestos con la mano, indicándole que se retirase. Si el general Ambrosio se encontraba cerca, querría tener lejos a Arturo. Era principalmente, por el bienestar de ambos. Un mal presentimiento surgía dentro de Merlín respecto a ese hombre, y hasta que no fuese seguro, se mantendría alerta lo más posible. Por un momento la mirada del general Ambrosio quiso centrarse en ellos y vigilarlos, pero poco o nada fue lo que vio, pues Arturo ya dejaba el camarote y Merlín se retorcía de dolor sobre la silla en la que se encontraba.

Merlín y Arturo (+18)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora