¿Qué hay en la habitación de al lado?
La casa del mago Barnabas estaba construida en dos pisos. En el piso inferior se encontraba la sala principal, la cocina y una tercera habitación que siempre se encontraba vacía y que conectaba con el patio exterior y la escalera que subía hasta el segundo piso. En el piso superior había tres habitaciones, una para el mago Barnabas, la de Merlín y una última que era utilizada como un cuarto para almacenar cosas viejas o en desuso. Aquella ultima era aún más polvorienta o descuidada que la de Merlín, y con tan solo verla, comenzó a darles vuelta la cabeza al pensar en la cantidad de basura y suciedad que podría encontrar allí.
—Tal vez deberíamos de tener un gato para controlar las plagas —comento el mago—, hace mucho que lo he pensado, pero no consideraba posible que alguien con tan poca energía como yo pudiera cuidar de un gato.
Merlín le explico que podría ir por Eclipse a casa de su madre y probar si la gata se interesaba en ir con él.
—Las ratas son muy abundantes en Camelot, siempre son símbolo de que la población está en crecimiento y que hay abundancia de comida. Pero es muy raro verlas, por lo general saben esconderse.
—¿Le agradan las ratas entonces?
—Por el contrario, pero como te digo, al menos podemos decir que entre más ratas, más comida.
Ese mismo día, luego de que Merlín terminara de lavar la ropa sucia, inicio su primera clase con el mago Barnabas. No sabía lo que le esperaba, por lo que estaba emocionado hasta los huesos. La clase la impartiría en la misma habitación en la que realizo su prueba. Esta era la que conectaba con la escalera y el patio trasero y era la única que carecía de ventanas, por lo que era la menos iluminada, incluso con la puerta totalmente abierta. A pesar de ello, en la sima de la escalera de caracol había una ventana por donde descendía la poca luz que entraba al cuarto.
En cuanto los vio entrar, el viejo Boras, el perro del mago Barnabas, salió rápidamente de debajo de la mesa, lamentándose, pues estaba seguro que harían magia en ese lugar.
—Boras es un poco temeroso de la magia desde hace unos cuantos años, luego de que uno de mis viejos discípulos lo hechizara por accidente. Desde entonces no quiere tener nada que ver con el tema. En fin... —ambos se sentaron en la vieja mesa—. Magia elemental, también conocida como magia básica, lo cual genera muchas confusiones, porque la mayoría suele pensar que se trata de magia simple o de baja categoría o similares. El nombre surge debido a que es una de las formas de hacer magia más primitiva que conocemos; eso no quiere decir que sea una rama fácil de tomar, en realidad, se podría decir que es todo lo contrario, ya que es una forma de magia más conectada con la naturaleza y el cuerpo humano.
En su mano tenía un vaso con agua, que volcó sobre la mesa, pero conforme el agua salía del vaso, esta flotaba sobre la superficie y comenzaba a retorcerse como si de una serpiente cristalina se tratara. El mago Barnabas, no hacía ningún gesto y ni si quiera le presaba atención a la serpiente de agua que se agitaba frente a él.
—Requiere de un alto grado de concentración, mucha disciplina, y una mente despejada. Joven, escucha con atención —su voz se desprendió de la usual amabilidad, y se puso mucho más serio que nunca—; si quieres aprender magia elemental, vas a necesitar una cabeza fresca y limpia. Cualquier tipo de sentimiento descontrolado, ya sea positivo o negativo, tendrá como consecuencia, el que tu magia no haga nada; y eso solo en los mejores casos. Se sabe de magos que sufrieron grandes accidentes tan solo por estar enamorados. Pero con una mente despejada, puedes hacer cosas como esta.
La culebra de agua comenzó a girar por todos lados de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha; todo esto, sin que el mago Barnabas despegara la vista de Merlín.
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Merlín y Arturo (+18)©
FantasyLa historia jamás contada entre el famoso mago Merlín y el legendario rey Arturo de Camelot. Arturo y Merlín se conocen desde muy pequeños, hasta que un día descubren los sentimientos que sienten el uno por el otro y deben de afrontar un sin fin de...