Capítulo 23: Merlín

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Muertos que no están muertos del todo

Escondidos tras misericordiosas sombras, más allá de la cruel luz del día, viviendo para cazar y matar, somos los... malditos hijos de la noche. Arrastrando nuestra nuestra existencia inmune a través de miles de siglos, y desde el atardecer hast el amanecer sufrimos nuestra inmortalidad.

Dead Souls - Sopor Auternus and the Ensemble of Shadows

Algunas personas tienen gustos bastantes peculiares. Hay cosas que no se consideran bellas, o bonitas o visualmente agradable, simplemente por los estándares de cada quien. Puede que sea raro, pero como dirían, cada quien sus gustos.

La criatura que se encontraba frente a Merlín era todo menos bonita o atractiva, al menos es lo que diría cualquiera; pero incluso si se sentía un poco asustado, porque, vamos, una aparición así naturalmente asustaría a cualquiera; no podía evitar sentir que lo que miraba era peculiarmente interesante por así decirlo, casi hipnótico.

Frente él se alzaba lo que parecía ser una persona, en concreto, una mujer. Era mucho más alta que cualquier persona que hubiese conocido —si no llegaba a los dos metros entonces debía de estar cerca—; también era en extremo delgada —incluso puso en duda si existía carne entre su piel y sus huesos—, y al hablar de su piel, esta era pálida, casi tiraba a un blanco transparente, y podía ver sus venas de color negro recorrer todo su cuerpo, esa delgadez y altura también hacía ver sus extremidades como más largas de lo normal. Su cabeza esquelética estaba cubierta por un largo y hermoso cabello negro, que llegaba mucho más abajo que su cintura. Mientras que su rostro estaba lleno de más aspectos llamativos: sus ojos eran de un color gris lechoso, similar al de las personas ciegas, cubiertos por grandes pestañas e inexistentes cejas, además se encontraban hundidas en dos cuencas oscuras. Sus pómulos también eran profundos, y su nariz respingada parecía haber sido tallada en madera por un talentoso artesano. Si aquello no la hacía suficientemente llamativa, entonces lo harían sus orejas puntiagudas, y sus hinchados labios del color de la sangre oscura. La criatura sonreía levemente, a la vez que revelaba unos agudos dientes caninos, con los colmillos particularmente sobresalientes. Era la imagen de la muerte misma, vestida con túnicas blancas desgastadas y livianas, que se mecían con cierta majestuosidad fantasmal al recibir la más mínima brisa nocturna.

Aquello lo dejo petrificado, aunque, la criatura también parecía estar medianamente sorprendida por la repentina llegada de extraños. Coloco la mayor parte de su peso en su pierna derecha y puso la mano izquierda sobre el lado de su cadera que más sobresalía. Su sonrisa se hizo mucho más grande, lo que mostro sus dientes de una forma mucho más amenazadora. Eclipse parecía ser la única de los tres que se encontraba alerta. La luz de la luna creciente brillaba a su espalda y la bañaba por completo, dándole mucha más intensidad a su presencia fantasmal. ¿Qué era aquello? Y ¿Qué debía de hacer? Merlín no podía reaccionar. Por mucho que lo parecía, eso no era un fantasma, ni un espíritu; si intentaba tocarla, era seguro que podía palpar sus huesos sobre su siniestra piel.

—¿Quién eres? —pregunto Merlín, aunque estaba seguro que debió preguntar "¿Qué eres?"—. ¿Qué haces aquí?

—Lo mismo debería de preguntar yo —respondió la criatura con descaro y malicia—, después de todo, yo he llegado primero.

Su voz era igual de enigmática; no se parecía en nada a cualquier tipo de voz que hubiese escuchado antes. Era suave, casi parecía ser una caricia, pero sin llegar a ser seductora del todo; también era muy baja, como si hablar le costara mucho. De hecho, se parecía mucho a las voces de las personas que se quedaban afónicas por gritar y beber mucho, o la voz de alguien que fue estrangulado hasta casi morir. No solo su voz era un sinónimo de mortalidad, sus movimientos también lo eran. Luego de burlarse de Merlín, procedió a cubrir su boca para ocultar su sonrisa, moviéndose con lentitud y delicadeza.

Merlín y Arturo (+18)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora