Capítulo 25: Arturo

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Enfrentamiento entre dos bestias

Desde una semana atrás, antes de lo ocurrido, Arturo comenzó a observar una extraña conducta en Morgana. Su hermana mayor era una chica de conductas extrañas de todos modos, pero al menos podía decir que esas conductas se mantenían constantes y seguían un patrón.

Como ya sabemos, ella era una chica reservada que pretendía mantenerse invisible la mayor parte del tiempo. En general, sus días consistían en comer junto al resto de la familia en los horarios indicados, sin hacer ningún tipo de comentario o participar en ningún tipo de conversación, a menos que así se lo pidieran, pero resultaría en una pérdida de tiempo, pues ella no sabría decir nada que le resultase interesante a la gente, o apenas les seguiría el hilo de la conversación. El resto del día se mantenía encerrada en su habitación mientras evitaba a casi todos y realizaba las actividades que corresponden a una dama de su nivel como el bordado, el estudio de la música, la pintura o la poesía, casi siempre vigilada por una dama de compañía.

Ciertamente, existían periodos donde sus actitudes cambiaban. Estos no tenían una fecha definida de llegada y de ida. Un día podía estar tan normal como siempre, y al siguiente dejaba de comer y realizar todas sus actividades para quedarse en cama todo el día, y no volvería a regresar a su humor habitual hasta dos semanas después, o incluso un mes. Podía vivir hasta tres meses sin tener uno de estos ataques de humor extraño, y de la nada recaer. Era tan impredecible, que no resultaba extraño en ella tener cambios repentinos.

¿Cómo podemos saber cuándo alguien extraño por naturaleza, actúa de manera extraña? Bueno, eso se da cuando lo extraño, no es el extraño habitual. Un día, Arturo descubrió que los cambios por los que atravesaba no eran los mismo de siempre. En lugar de quedarse en cama todo el día, salía a vagar como si evitara algunos lugares en específico. Sobre todo, los lugares mayormente iluminados. Y también parecía encontrarse asustada la mayor parte del tiempo, como si algo o alguien la siguiera. Por otro lado, lo único bueno que parecía haber cambiado en ella, era su habito alimenticio, pues comía mucho más que antes, aunque seguía igual de pálida y delgada.

Intento hacer lo más obvio y le pregunto directamente si ocurría algo malo con ella, si alguien le hizo algún daño, o si sentía algún tipo de malestar, pero como era de esperarse, no dijo nada que fuera demasiado revelador, de hecho, trato de evitar el tema. Igualmente, Arturo nunca espero conseguir nada con ello, pero no descarto la idea. Trato de consultar al mago de la corte, pero este solamente se excusó al argumentar que aquello se debía a la enfermedad que Morgana padecía, y que solo mostraba nuevas etapas en su desarrollo; pero le prometió que iba a trabajar en una cura para tratar de contrarrestarlo. Esa cura le fue prometida desde que consulto a Morgana meses atrás, y nunca llego.

Arturo no soportaba ver a su hermana así. La imagen que proporcionaba era lamentable, hasta el punto en que parecía que podía caer muerta de un momento para otro. Y al no poder hacer nada, solamente se limitaba a sentirse frustrado e impotente. Por un lado, no quería actuar como si no ocurriera nada, eso mismo hacían todos cuando de Morgana se trataba, pero si no sabía por dónde empezar ¿Qué podía hacer? Al final, en lugar de aparentar que todo iba bien, intento darle ánimos y motivarla para que tal vez se sintiera cómoda de decirle lo que la abatía. Por supuesto, aquello nunca sucedió.

Entonces las cosas cambiaron de un momento para otro, cuando una de las sirvientas que se encargaban de asistir a Morgana, comenzó a decir que alguien, un desconocido siniestro se ocultaba en el cuarto de la muchacha. La mujer juraba haber presenciado la existencia de esta persona misteriosa, a pesar de que el lugar estaba a oscuras en ese momento. Por supuesto, nadie le creyó, pues aquello era simplemente imposible. Nadie que no estuviese autorizado o estrictamente vigilado podía ir y venir del castillo. ¿Quién en su sano juicio haría algo como eso? Sobre todos sin que nadie lo notara. Por lo tanto, la tomaron a loca y le prohibieron esparcir semejante tontería de historia.

Merlín y Arturo (+18)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora