Conoce a la bestia
Desde el momento en que hizo mención de un nido, ya tenía sus sospechas acerca del camino que llevaría aquello, pero necesitaba confirmarlo desde la propia boca del cazador. Una vez que supo eso, comenzó a temer que su lucha contra el dragón fuera una causa perdida.
—Explícate mejor —exigió Merlín.
—¿Qué quieres decir con huevos? —exclamo Jackin poniéndose de pie y acercándose más. Su mirada también resultaba intimidante.
—Nosotros no sabíamos. Nadie lo imagino —sus ojos se humedecieron—. Nadie noto que el dragón empollaba huevos hasta que nos arrojamos sobre él —para ese punto, sus palabras venían acompañadas de lamentos—. No nos quedaba de otra que seguir con el trabajo porque despertamos al dragón y no podíamos dejarlo simplemente en paz. Iría tras nosotros y nos mataría.
—¿Qué hicieron con los huevos? —exigió Jackin, realmente se encontraba enojado— ¿No habrán intentado venderlos? ¡Si me entero que hicieron una estupidez...!
—¡El dragón los rompió! Se movía tanto y era tan agresivo que termino rompiéndolos. Jamás intentaríamos algo como eso. Trabajamos para Lord Aureliano, somos gente honesta.
Tanto Merlín como Jackin se quedaron sin habla. Efectivamente las cosas se iban de sus manos y necesitarían un milagro para poder resolver el problema en el que estaban metidos. La ira de un dragón era legendaria, y la ira de un padre vengativo no era la mejor combinación. Merlín comenzó a considerar al posible culpable de aquella tragedia, ¿los cazadores que actuaron con incompetencia? ¿Lord Aureliano? ¿El rey que se encontraba desesperado por una medicina para sus problemas? Más tarde descubriría que el único culpable no era nadie más ni nadie menos que el mismo Jackin.
—No sé si estar alegre por haber salvado a ese tipo o no —comento más tarde, al regresar a su oficina—. Yo fui quien hizo que abrieran las puertas para que el dragón no lo matara, porque pensé que nos resultaría de utilidad —tomo un profundo y cansado respiro—, pero ahora no sé si realmente quiero aceptar lo que escuche.
—Es demasiado tarde para arrepentirse, además nos dio información bastante útil. Incluso si estamos en una situación complicada, al menos no iremos a ciegas.
—No es lo único por lo que me arrepiento —la expresión de Jackin no era de arrepentimiento, más bien resignación—. Al final de cuentas, soy el causante de todo este embrollo.
—¿Por qué lo dices?
—Hace mucho tiempo, antes de ser el mago de la corte, yo solía visitar mucho al rey con el fin de ganarme su favor. Sabía que el antiguo mago planeaba dejar el puesto y claramente sería ampliamente discutido por todos en Camelot. Tengo la suerte de conocer a Lord Aureliano por muchos años. Así que, a diferencia de otros, yo sí podía acceder hasta la familia real. Fue en un descuido, aunque en parte tal vez también quería hacerlo. Sugerí el uso de la carne de dragón como tratamiento para el rey. Por supuesto, Godwin rechazo la idea y argumento que era demasiado arriesgado y probablemente poco efectivo. Pero una vez que el rey escucho acerca de ello, nada pudo sacar la idea de su mente —Jackin comenzó a observar el anillo en su mano derecha que poseía una brillante piedra azul, como si fuera la cosa más fascinante que existiera. Era difícil suponer que pasaba por su mente, o si realmente estaba arrepentido—. Desde entonces se ha convertido en una necesidad para él y nos obliga a traerlos con mayor frecuencia.
—Todos esos accidentes, esas personas muertas y la desesperación que ha comenzado a acumularse en las calles, todo lo malo que le ocurre a la ciudad es culpa tuya al final de cuentas —Merlín se puso de pie y lo vio directo a los ojos—. Tarde o temprano la desesperación va a estallar y si el dragón no nos mata, lo hará la locura de la gente. Al principio no te entendía, pero ahora sé que planeas rendirte, tienes miedo de no poder arreglar lo que has provocado. ¡Intenta pensar en algo que nos saque de este embrollo! ¡se útil por una vez en tu vida! ¡haz tu maldito trabajo carajo!
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Merlín y Arturo (+18)©
FantasyLa historia jamás contada entre el famoso mago Merlín y el legendario rey Arturo de Camelot. Arturo y Merlín se conocen desde muy pequeños, hasta que un día descubren los sentimientos que sienten el uno por el otro y deben de afrontar un sin fin de...