Capítulo 16: Merlín

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Una despedida más, un nuevo hogar y una promesa

La partida de Merlín fue pocos días después de la partida de la familia real. Un día antes de que Sir Héctor muriera, Baldwin recibió una carta de Camelot. La carta era de un viejo conocido suyo quien le debía un favor. En concreto, el conocido era un mago bastante respetado y hábil. La noche en que Merlín decidió que dejaría Caerleon, Baldwin se dedicó a escribirle un extenso pergamino para persuadir a su amigo para que aceptara a Merlín bajo su techo. Él estaba consciente de que el mago podía tener o no un aprendiz propio, y que de ninguna forma podría aceptar a un segundo muchacho bajo su tutela, pero solo se conformaba con que le diera un acilo bajo su techo y espacio para dormir. Merlín se encargaría de proporcionarle toda la ayuda que fuese necesaria en el hogar, incluso más, y también se encargaría de buscar a un mago que estuviera dispuesto a enseñarle, por lo que no sería una lata tenerlo por un tiempo. Baldwin se tomó la molestia de recompilarle todas las habilidades hogareñas de Merlín, entre las que se encontraban la limpieza del hogar, la ropa, poder cocinar, servir como burro de carga, y como extra, añadió su buena lectura y escritura; resultaba que los magos tenían cierta debilidad por las personas con estás virtudes académicas. Pero si aquello no bastaba para converserlo, y de una manera muy amable y sutil; lo digo en serio, no fue ni amenaza ni reproche, también le recordó que tenían una deuda pendiente, y aquella solicitud era la manera perfecta de cobrarla. La carta fue enviada de inmediato con el cuervo más veloz que tenían esa misma noche, y la respuesta no tardó mucho en regresar.

El viejo amigo de Baldwin estaba dispuesto a aceptar a Merlín, quien debía de cumplir con todo lo prometido en la carta, si quería poder hospedarse en su casa. A pesar de ello, le advertía que viajar a Camelot para aprender magia era una pérdida de tiempo, puesto que no había magos dispuestos a aceptar a nadie como discípulo, y él mismo se lo pensó muchísimo antes de adoptar a su aprendiz.

—En los últimos años, los magos se han vuelto muy exigentes a la hora de aceptar a un estudiante —le comento Baldwin aquel mismo día luego de mostrarle la carta—. No es precisamente algo nuevo, desde que yo era joven, los magos se caracterizaban por su orgullo y exigencia; así que esperaban que quienes heredaran sus conocimientos estuvieran al nivel. Hubo un tiempo en el que bastaba con hacer flotar un objeto pequeño como un plato o una rama, pero ahora, eso está por debajo de lo que se considera mediocre. Incluso al saber eso ¿planeas continuar con tu viaje?

Merlín ni si quiera lo pensó antes de dar su respuesta, después de todo, la decisión ya estaba tomada mucho tiempo atrás.

—Sí, incluso si nadie me acepta en Camelot, aun podre aprender algo mientras observo ¿no? Después de todo estaré en la casa de un mago, y si incluso así no logro nada aun puedo ir...

—¡De ninguna manera! —vocifero Baldwin, y dio un manotazo sobre la mesa—. Merlín, te hare una muy clara advertencia, y espero que me escuches y no lo olvides —Baldwin lo miraba con los ojos muy abiertos y una expresión que iba entre seriedad y enojo­—. Te he dicho muchas veces que los magos son hombres orgullosos. Ellos no comparten sus conocimientos con nadie que no forme parte de su círculo o que no sea un igual; cualquiera que no se encuentre entre ese tipo pondría su integridad en peligro. Son tan recelosos que... —él puso su gesto más dramático, incluso tuvo que pararse para hacerse notar más, pero se tragó lo que estaba a punto de decir y recobro la compostura—, en el mejor de los casos, terminarías en la calle y no volvería a responder una de mis cartas. Merlín, ese hombre podrá ser un amigo muy querido y cercano, pero ni si quiera conmigo comparte sus secretos de magia, por más básicos que sean. Si intentas espiarlos y te descubre, ni mi intervención podrá salvarte. Sé que la idea de no lograr nada en este viaje es frustrante para ti, sobre todo porque es una etapa importante en tu vida; pero no la pongas en riesgo de manera tan tonta. No podrás sobrevivir en la calle, mucho menos si en el peor de los casos tienes que cargar con una maldición.

Merlín y Arturo (+18)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora