Has regresado
Merlín quería correr y abrazarlo, quería gritar su nombre, quería decirle lo mucho que lo extraño durante todo ese tiempo, decirle que pensaba en él todo el tiempo, que jamás fue capaz de olvidarlo, y que jamás si quiera intento encontrar un reemplazo para su persona. Su mente era un torbellino de emociones indescriptibles; miles de voces decidieron hablar en sus oídos, y de repente le parecía que la luz de la luna era más brillante que nunca. Sentía tantas cosas, que le fue increíblemente difícil contenerlas. Su corazón se aceleró tanto, que casi podía escuchar los latidos como un tambor en su pecho. No estaba seguro de si la expresión de su rostro lo delataba, pero tampoco le importaba.
Arturo vio a todos y cada uno de sus compañeros con cierta alegría en sus ojos, pero sin presentar mucha emoción realmente, después de todo, eran personas con las que convivía todos los días, y no había nada en ellos que le resultara llamativo en aquel momento, hasta que su vista en poso en Merlín. Al principio dijo un "Hola", pero a la mitad de la palabra se detuvo y lo vio fijamente, poco a poco, el rostro de Arturo comenzó a iluminarse. De inmediato se bajó de su caballo y se acercó a toda prisa a Merlín, abrazándolo de inmediato y sin dudarlo, casi al instante, Merlín también lo abrazo. Al principio no podía creer que aquello pasaba realmente; una parte de su mente se negaba a aceptarlo, pero realmente pasaba, lo tenía frente él, ya no podía seguir con los brazos caídos. Estuvieron así por lo que pareció un largo rato, ninguno de los dos dijo nada, no era necesario; el contacto lo transmitía todo, en ese calor había más mensajes que en miles de palabras, a su vez, ninguno de los dos parecía estar dispuestos a ser el primero en soltarse. Con aquel abrazo Merlín imagino que quería decir un: "yo también te extrañe" y "me hiciste falta", incluso si solo eran sus pensamientos.
—Ustedes dos parecen hermanos —comento Bedevere, con un tono de envidia mal disimulado.
Merlín lo ignoro; "que se joda" pensó, con una sonrisa en su interior al saber que aquello lo molestaba.
—Nos conocemos desde que éramos muy pequeños —respondió Arturo sin dejar de abrazarlo—, somos más que hermanos.
—Sí, más bien parecen marido y mujer reencontrándose después de la guerra —añadió Tristán sin descaro.
De inmediato ambos se separaron con los rostros rojos de vergüenza. Tristán lucia triunfante al ver que los humillo, pero, si bien el resto de los caballeros rieron por su chiste, tan poco lo consideraban la gran cosa, a excepción de Bedevere, quien parecía ligeramente molesto.
—Tus chistes son tan desagradables —le reprochó a Tristán comiéndolo con la mirada— y vulgares.
—Oh gracias, y eso que ni siquiera es mi mayor nivel de vulgaridad.
—Ustedes dos, dejen sus tonterías —comento el hombre al que Arturo llamo Lancelot—. Arturo ¿no nos vas a presentar a tu amigo?
Lancelot era un ser difícil de descifrar para Merlín. Parecían tener la misma edad, pero en su rostro se notaba cierto cansancio, como si hubiese vivido por mucho tiempo. Su mirada no demostraba ningún interés en saber de quien se trataba Merlín, tampoco parecía estar dispuesto a tener que continuar ni un solo minuto más en aquel bosque nocturno; lo que dejaba en claro que solo preguntaba por mera cortesía.
—¡Por supuesto! ¿Cómo pude olvidarlos? Amigos, él es Merlín. Como ya dije, crecimos juntos en Caerleon durante nuestra infancia.
Arturo poso su brazo alrededor de su cuello y lo exhibió ante todos los caballeros. Aquello hizo que Merlín se sintiera pequeño y atrapado ante tantas personas con armaduras y montadas en sus caballos. Ante aquello, Merlín apenas pudo asentir, mientras sentía su rostro ponerse incluso más rojo que cuando Tristán hizo su broma.
ESTÁS LEYENDO
Merlín y Arturo (+18)©
FantasyLa historia jamás contada entre el famoso mago Merlín y el legendario rey Arturo de Camelot. Arturo y Merlín se conocen desde muy pequeños, hasta que un día descubren los sentimientos que sienten el uno por el otro y deben de afrontar un sin fin de...