Merlín y Arturo (+18)©

Capítulo 38: Merlín

Encontrarse con un igual

El bosque brillaba bajo la luz de la mañana. Los sonidos de los animales se escuchaban por todos lados a los que uno volteara. Así era la primavera en Camelot, alegre y brillante. El color verde es lo que más abundaba, pero en algunas partes, una mancha de color se miraba por los cielos y por los arbustos. Todo aquello era símbolo de la salud del bosque. Merlín no lo podía notar, pues su llegada se dio durante el otoño, pero otras personas podían dar testimonio de lo cambiado que se encontraba el bosque aquella primavera.

Curiosamente, los caballeros que lo acompañaban parecían estar decepcionados por tanta vida, al menos, así debía de ser. Era algo complicado en realidad, que se explicaba con la presencia de la bestia. De acuerdo a lo que Ginebra, Lancelot y el resto presenciaron, cuando la bestia estaba cerca, el silencio se apoderaba del bosque. Los pájaros y las cigarras dejaban de cantar. No encontrarían ni siquiera a una mariposa que revoloteara por el aire. Por lo tanto y por simple lógica, el sonido de la naturaleza explicaba que la bestia no se encontraba cerca. Lo curioso sería la reacción de los hombres ante el silencio total, ¿estarían alegres de finalmente encontrarse con el monstruo? ¿o sus corazones se detendrían al notar que tendrían que enfrentarlo?

La bestia aulladora resultó ser un animal extremadamente escurridizo y sigiloso. A diferencia de otras criaturas, esta se iba con el mismo silencio con el que llegaba. Y tampoco dejaba rastros de su presencia. Si bien, todo a su alrededor parecía agonizar, conforme se alejará, las cosas volverían a la normalidad; así que no había rastros que seguir ni escenas del crimen. Por lo tanto, para dar con ella, no les quedaba de otra más que vagar a lo largo y ancho del bosque hasta que se encontraran por casualidad.

Ningún hombre estaba contento con ese método de cacería. Sin embargo, la carencia de alternativas no les dejó de otra que dividirse en diversos grupos para patrullar durante largas horas. Tampoco parecía existir algún método mágico para rastrearlo. El monstruo poseía su propia magia, antigua y poderosa, que con el paso de los años se fortaleció y lo hacía inmune a la gran mayoría de magia común. Eso explicaba por otra parte, por qué logro vivir por tanto tiempo, a la vez que acosaba a los monarcas de Listenoise sin ser derrotado.

Aquello es algo bastante interesante. Tan pronto como Merlín se enteró, una gran curiosidad nació en él y de inmediato comenzó a investigar. Muchos bestiarios describían la maldad, el odio y la perversión tras aquella legendaria criatura que aparentemente solo pensaba en causar desgracias.

[...] nació y creció en la violencia, solo vive para ello y es la razón por la que aún existe. Su origen es tan horroroso, que escribirlo si quiera debería de considerarse una falta a los valores de Dios. No puede existir criatura más lejana al salvador y tan cercana a los demonios, definitivamente no es algo que haya habitado el jardín.

Todos los libros eran bastante parecidos y todos concordaban en que su origen era monstruoso y atentaba contra la humanidad; más ninguno era capaz de decir cuál era el pecaminoso origen, ni porque tenía aquella obsesión contra los reyes de Listenoise. Merlín pregunto al mago Barnabas, pero este tampoco tenía conocimiento de aquello.

—Sé algunos rumores. Pero lamento decir que solo son rumores. Aunque seguramente querrás escucharlo de todos modos. Bien, se dice que su origen se remonta a unos tres siglos atrás más o menos. Y también se dice que está estrechamente relacionado con los antiguos monarcas de Listenoise. Aunque no se sabe con certeza cuál es esta relación. Bien podrían ser ellos quienes lo crearon, así como bien podría ser una maldición con la que cargan. Por otro lado, y esto es más un hecho que un rumor, nuestros vecinos negaron todo acerca de la bestia aulladora, pero debido a la insistencia de la criatura no podían tapar el sol con un dedo. Aunque, su secreto estuvo tan bien guardado por tanto tiempo, que se perdió entre las generaciones más antiguas, y ahora ni siquiera el propio rey sabe cuál es su origen y relación.