Tierra de desgracia
En este punto, es necesario saber unas cuantas cosas acerca del reino de Aureaterram, tan legendario como fascinante. Conocido por muchos gracias a que su nombre iba de boca en boca, mientras describían las maravillas que se vivían en él, pero jamás visto por cualquier persona; ni si quiera por los más intrépidos viajeros. Por supuesto que nunca faltará el descarado que diga haber visitado el reino, no obstante, hay que tener en cuenta que quien diga aquello, definitivamente mentirá.
Sin embargo, ¿Qué es lo que le hizo tan famoso? Como algunos recordarán, la magia era un elemento, tan común, que resultaba esencial en su forma de vivir. Estaba tan presente en su día a día, que casi no existía restricciones en cuanto a lo que se permitía practicar y lo que no. Sé que se escucha como la fórmula perfecta para una anarquía llena de degeneración, maldad y experimentos crueles con seres humanos, pero debemos tomar en cuenta que se trataba de un reino con libertad para la magia y la experimentación, pero no un reino de magos y brujas. Suena como si no existiera diferencia alguna, pero si la hay, y hace una gran diferencia.
Gracias a sus conocimientos, la gente de Aureaterram podían vivir con facilidad, tranquilidad y comodidad. Los alimentos, más que abundar, sobraban, el trabajo era tan simple como regar las flores y dejarlas al olvido hasta el día siguiente. El cansancio y la enfermedad eran problemas que se resolvían con un chasquido del dedo.
A pesar de todo eso, el reino estaba aislado del resto del mundo conocido. En parte era porque resguardaban sus secretos con mucho recelo, en parte porque no siempre serían vistos con tan buenos ojos debido a sus libertades. Por eso mismo, durante varias décadas permanecieron en el olvido, hasta la llegada de su época de oro. Un periodo bastante corto, pero hizo que su nombre se escuchara en cada esquina del mundo conocido. Todo gracias al rey Eurico.
Él era un hombre curioso, interesado, inteligente y ambicioso. Como todo gobernante, deseaba lo mejor para su reino, y lo mejor era hacer que se expandiera a nuevas fronteras. Pero, incluso si su propio reino era una maravilla, deseaba ver nuevas maravillas del mundo exterior. Tristemente, él estaba atado a la tierra que lo vio nacer, debido a que así fue educado desde muy pequeño, educación que quedó muy arraigada en su persona y que no podía dejar de lado por mucho que quisiera.
Por lo tanto, ideó una forma de poder hacer que las maravillas llegaran a él. Envió a tantos hombres como fuera posible para que invitaran a otros reinos a visitarlos, de forma que, si alguno aceptaba su invitación, llevarían consigo rarezas de otros lugares como obsequios. Además, sus propios misioneros tenían encomendados buscar y recolectar cualquier maravilla que pudiese fascinar al rey. Esperaba recibir desde sustancias misteriosas, peligrosas y maravillosas, hasta objetos malditos y nuevas formas de hacer magia.
Algunos reinos aceptaron la invitación con mucho gusto y complacieron los deseos del rey Eurico, quien veía extraños artefactos cuya complejidad y utilidad no comprendía, pero que eran igualmente encantadores. Entre los reinos que aceptaron la invitación se encontraba Camelot, sin embargo, este entro en una pequeña guerra local que impidió su visita en el momento, por lo que simplemente se retrasó hasta que fue demasiado tarde. Pero no nos adelantemos.
De repente, todos hablaban de la tierra donde las cosechas nunca se perdían por culpa de las plagas o las sequías. Un país donde las enfermedades no eran un problema, tampoco la vejez o la discapacidad. Se afirmaba que hasta el más pobre podría comer tres veces al día y saciar su barriga. Aquel lugar debía de ser una maravilla bendecida por Dios mismo. Aunque las buenas palabras no siempre eran las únicas. También existían quienes trataban de ensuciar su nombre, al llamarlo una tierra de enfermos que participaban en orgias demoniacas y que sacrificaban a sus propios hijos para poder tener todos esos poderes que atentaban contra el buen nombre de Dios.
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Merlín y Arturo (+18)©
FantasiLa historia jamás contada entre el famoso mago Merlín y el legendario rey Arturo de Camelot. Arturo y Merlín se conocen desde muy pequeños, hasta que un día descubren los sentimientos que sienten el uno por el otro y deben de afrontar un sin fin de...