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Karmaland, un reino gobernado por dioses de los cuales se desconocen sus apariencias, nombres y voces, lo único asegurado es que el príncipe Vegetta será el próximo heredero al trono cuando las deidades decidan que sea tiempo.

El reino tenía un límite, y ese era el bosque mágico donde habitaban criaturas tanto grandes como pequeñas, de agua como de tierra y aire.

Nadie del reino se atrevía a pasar el límite, varios ya lo habían intentado pero no volvieron y tampoco se encontraron rastros de sus cuerpos.

Los dioses no tenían intenciones de quitar el bosque o de hacer algo al respecto no lo veían necesario, ya que aunque hubiese desaparecidos ellos no eran los responsables de aquellos.

Muchos creían que el bosque estaba lleno de brujas, magos, animales peligrosos, troles, entre otras cosas pero estaban muy lejos para acertar que es lo que se ocultaba en el bosque.

En lo profundo y oscuro bosque, se encontraba un joven chico de cabellera medianamente larga y negra, con pecas en su rostro, clavículas marcaras y de tez clara, con ojos color avellana y las uñas de sus manos ligeramente largas y puntiagudas. Pero no era un simple mortal, no era un chico lindo común, era un híbrido.

Largas alas llenas de plumas de color amarillo brillante, dando la ilusión de que eran de oro, alas más largas que el mismo, siempre que el caminaba sus alas eran arrastradas por la húmeda tierra del bosque.

Quackity era el híbrido del bosque y el único en su especie, las criaturas le habían nombrado como el "Guardián del bosque", Quackity se la pasaba volando por el azul cielo y cuidando de que nadie se atreviese de dañar su hogar, normalmente no dejaba ni siquiera que se acercan a echar un vistazo atrás ves de los robles, pero un día fue la excepción.

Y fue ahí cuando lo conoció e hizo que su corazón se agitara y que sus ojos se cegaran por aquel nuevo sentimiento desconocido para el híbrido.

Betrayal of the heart -Luckity- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora