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Desde aquel día, donde Rubius hablo con Dream, el oso había dejado de frecuentar el bosque tan seguido y tenía dos razones:

1. No levantar sospechas en el bosque.
2. No levantar sospechas en el reino y ante el príncipe.

Cada día se le iba complicando más y más en mentirle a su príncipe, estaba en la mira del heredero y eso le ponía nervioso.

El cumpleaños número 17 de Quackity llego, y como Dream lo pidió, Rubius se apareció aquel día con un gran ramo de flores amarillas y una sonrisa, que no era sincera.

— Feliz cumpleaños, mi niño — felicito el oso.
— Gracias, Rubius — el híbrido se encontraba sonrojado ante el regalo y el apodo, soltando una pequeña risa.

Rubius miro que detrás del híbrido estaba Dream, muy apartado de ellos, los nervios le invadieron y cumplió su deber, llevar lejos a Quackity del centro del bosque.

Ambos "híbridos" caminaron hacia su árbol, aquel árbol donde se conocieron, pasaron los segundos, minutos y horas hasta que alguien fue por ellos.

Quackity se encontraba acostado en el pecho del oso hasta que vio una pequeña flama azul y después otra y otra, el híbrido se emocionó ya que nunca había visto ese tipo de criaturas.

— Mira Rubius — el híbrido despertó al oso, mostrándole las pequeñas luces azules.
— Wow...¿qué son?
— No estoy seguro pero cuenta la leyenda, que esas pequeñas luces te guían a tu hogar...¡ven, vamos! — sin esperar respuesta del contrario, Quackity tomó la mano de Rubius y empezaron a seguir las tenues luces azules.

El híbrido iba siguiendo las luces tan feliz y emocionado que no paraba de dar pequeños brincos y revolotear de ves en cuando, pero su felicidad se vio interrumpida ante unos gritos.

— ¡Sorpresa!

Quackity se asustó ante el fuerte ruido de los gritos, pero al ver que eran sus amigos y las criaturas, no pudo evitar sentirse más feliz.

El bosque estaba decorado con muchas luces, los árboles guardianes estaban coloridos de sus hojas, las criaturas marinas llenaron el ambiente con burbujas con flores, tanto las criaturas terrestres y aéreas hicieron equipo para aventar pétalos de rosas.

— Feliz cumpleaños, babe — Sapnap abrazo al híbrido, dándole un beso en la mejilla, haciéndolo ruborizar.
— Gracias, sweetheart.
— ¡Quacks! Ya estás viejo — fue el turno de Karl para abrazarlo.
— Has crecido mucho — dijo Tina, entregándole una corona de flores, mientras intentaba no llorar.

Sus amigos, trolls, hadas, árboles y todos los habitantes del bosque, le desearon un feliz cumpleaños al híbrido.

Bailaron, cantaron, rieron y comieron, Rubius se mantenía alejado del ambiente fiestero, sumergido en sus pensamientos mientras miraba al híbrido feliz.

— Si tanto te gusta en verlo feliz...entonces aléjate.

El oso se asustó ante la voz, era Dream que estaba a su lado, antes de poder replicar, el enmascarado ya había avanzado hasta el festejado, dándole un gran abrazo.

La fiesta había acabado, el manto de la noche y los brazos de Morfeo se hicieron presentes, las criaturas se despidieron del híbrido, yéndose a dormir.

Rubius veía al pequeño híbrido tan feliz, él hacía feliz a Quackity también, entonces ¿para que alejarse?

— Quackity...¿podemos hablar? — se acercó el oso hasta el festejado.
— ¡Claro!

Ambos caminaron por el oscuro bosque, en total silencio hasta que llegaron a una gran y linda cascada.

— ¿Qué pasa Rubius? Hoy estuviste muy callado...¿está todo bien? — preguntó preocupado el híbrido, provocándole ternura al contrario.

— Todo esta bien, Quacks, solo pensaba en algo.
— ¿En qué?

Rubius no respondió, se dedicó a mirar la Luna para después dirigir su mirada al híbrido.

— La luna está hermosa hoy, ¿no crees? — preguntó Rubius.
— Si que lo está...el bosque siempre tiene una gran vista de la Luna — contestó con simpleza el híbrido.
— ¿Cómo te sientes al ver la luna? — preguntó el oso.
— Con mucho sueño la verdad.

Rubius perdió la paciencia, agarro a Quackity de los hombros haciendo que ambos se miraran.

— ¿Acaso no entiendes? ¡Me estoy confesando! ¡Me gustas Quackity! — el híbrido quedó sorprendido ante las palabras del oso.

El caballero al no recibir una respuesta se dio por vencido, dispuesto a irse hasta que la voz del híbrido los detuvo.

— Tu...también me gustas...

Ambos habían confesado sus sentimientos, Rubius quedó anonadado ante la declaración "¿Realmente le gustó?" pensó.

Un silencio se instaló entre ambos, sin saber como romperlo, hasta que el peliblanco tomó la iniciativa.

Se acercó al híbrido tomándolo de la cintura cuidadosamente, lo miro por unos segundos hasta que unió sus labios con Quackity.

La luna fue testigo de aquel amor que floreció, lamentablemente también fue testigo de la peor mentira ante esta declaración de amor.

Betrayal of the heart -Luckity- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora