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Wilbur, al haber aceptado ser el sirviente de Big Q, empezó a informarle de lo que sucedía a las afueras del bosque, mayormente en su forma original de cuervo; esa era su forma de ayudar a Big Q. Hasta que cierto día, tuvo temor de darle una noticia al híbrido.

— ¿Alguna novedad, Wilbur? — preguntó el híbrido observando el paisaje.
— Si, Big Q.
— ¿Y bien?
— No...no creo que sea de su agrado — temió Wilbur al haber dicho eso.
— ¿A caso te pregunte eso? No, dime la maldita noticia. — Big Q se levantó bruscamente, asustando al más alto.
— Hoy...h-hoy el Rey Vegetta y Rubius, darán a conocer a s-su bebé...
— Bebé...— esa palabra resonó en la cabeza del híbrido — Tuvo un bebé el hijo de puta ¿eh?...¿a que hora?
— En la noche, en unos minutos exactamente.
— Prepárate Wilbur, iremos hacerle una pequeña visita a un viejo conocido.

Tras unos minutos, Big Q junto con Wilbur, en su forma de cuervo, salieron del bosque, adentrándose al reino con una tormenta detrás de ellos.






Las puertas del castillo de Karmaland se abrieron, dando paso a los pueblerinos a entrar; la gente se sentó en las butacas esperando por los reyes y la presencia del bebé.

Los reyes Vegetta y Rubius entraron a la sala siendo recibidos por gritos y aplausos al instante, el bebé entró segundos después en mantas violetas y blancas para ser colocado en una pequeña cuna de madera. Tres hadas se acercaron al bebé, dándoles bendiciones y dotes.

La primera hada le dio el don de la belleza, la segunda le otorgó la diversión y alegría, y por último, la tercera hada le dio la bendición de la salud en abundancia. Vegetta agradecía cada regalo que le habían otorgado a su hijo, Rubius solo miraba al ojimorado para después ver a su hijo; hasta que unos truenos hicieron eco en el palacio.

Una neblina roja se hizo presente en el castillo y rayos caían afuera de las puertas. Una estruendosa y malévola risa se dio a escuchar junto con el sonido de un cuervo, una sombra se alcanzaba a ver entre la rojiza neblina.

— ¿Te olvidaste en invitarme...Rubius? — el híbrido camino a paso lento hasta quedar enfrente de los reyes.
— Quackity...— fue lo único que pudo decir Rubius.
— Que feo que seas así, y yo creyendo que aún éramos amigos — hizo un puchero el híbrido para después sonreír y soltar una leve carcajada.
— ¿Qué haces aquí?
— ¿No es obvio? Vine a ver a tu hijo y darle un presente de mi parte.
— Lárgate Quackity, no eres bienve-
— Sh sh, no seas modesto Rubius, es de mala educación negar un presente. — el híbrido se acercó a la cuna del bebé, lo observó de arriba hacia abajo, y le dio repulsión y asco.

Big Q volvió a su lugar inicial, miró al rey peliblanco, después a la cuna y por último a los pueblerinos; alzó ambas manos hacia arriba, toda la neblina juntándose a su al rededor.

— ¡El bebé cuando cumpla los 18 años, morirá! ¡Al ser pinchado por una espada de mental! — el híbrido recitaba cada palabra mientras sus ojos tomaban un color rojizo y rayos caían a su al rededor — ¡Y nada lo podrá evitar!
— ¡Basta Quackity! No lo hagas...— suplico Rubius.
— Umm...ugh esta bien...¡cuando el bebé cumpla 18 años caerá en un profundo sueño del que no podrá ser despertado, a cambio de un beso de amor verdadero! — sentenció el híbrido, haciendo que toda la nebulosa se esparciera y se dirigiera a la cuna del bebé.
— ¡No! ¡Deja en paz a mi hijo!
— Eso lo hubieras pensado antes Rubius.
— ¿Por qué?
— Eso tendría que preguntártelo...¿por qué? — Big Q se volvió acercar al bebé para susurrarle algo, miro a los reyes y a los presentes — Boo. — todos gritaron ganándose la risa del híbrido.

Big Q lleno el palacio con neblina y fuego, soltando otra estruendosa risa y marchándose del reino, dejando a todos asustados y preocupados por el pequeño bebé de un año...Titánicus.





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DREAM HIZO FR AAAAAH

Betrayal of the heart -Luckity- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora