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Luzu se encontraba en la entrada del reino, su mente divagaba en lo sucedido con el chico que encontró en el campo. Sus pensamientos fueron abruptamente interrumpidos por dos guardias que lo escoltaron al castillo de los reyes.

Cuando entró pudo escuchar varios gritos y el sonido de jarrones rotos, el de ojos rojizos preparó su espada y se quedó confundido al no ver a los demás guardias ponerse en posición de pelea.

— Guarda tu espada, es el rey Vegetta y Rubius discutiendo, es algo...ya cotidiano por aquí...— explicó el guardia más fiel de Vegetta, Willy.

Antes de que Luzu pidiera una respuesta más concreta, vio al ojimorado salir de una sala con lágrimas recorriendo su rostro y unos cuantos golpes y cortes en su cuerpo. Escucho como Willy maldijo en voz baja para después ir detrás del rey.

Después salió Rubius bastante enojado, pero al ver a su amigo de ojos color rubí, cambió su semblante totalmente, asustando a todos los presentes.

— ¡Luzu! ¿Qué te paso, hombre? Ven, ven, vamos a cúrate.

Luzu guardó su espada y siguió a su amigo con inseguridad. El de pelo blanco curo a su amigo, poniéndole vendas y gazas en sus heridas.

— ¿Qué te paso? — preguntó el rey.
— Umm bueno...estaba en el campo cuando vi a un chico y él pues...me lastimó en forma de defensa.
— ¿Cómo te lastimo?
— Empezaron a salir raíces de la nada que me lastimaron.

Rubius al haber escuchado esa pequeña descripción de lo sucedido, tembló ante el miedo de lo recién mencionado.

— ¿Cómo...cómo lucia el c-chico? — preguntó el peliblanco.
— Su cabello era negro, un ojo rojo, usaba algo elegante y tenía un gorrito.
— ¿Tenía una cicatriz?
— Oh...si, tenía uno en la cara y dos en su espalda...como si le hubieran cortado algo con una herramienta que hubiese estado al rojo vivo.

Rubius se alejó de su amigo bruscamente, sus recuerdos le empezaron ha atormentar nuevamente. Llamo a los guardias pidiendo que aumentaran la seguridad, que fueran al límite del bosque y se pusieran a investigar.

— ¿Qué pasa, Rubius? — preguntó confundió el ojirojizo.
— ¡Él te va a matar! ¡Él le hizo daño a Titi!
— ¡Quien es él, Rubius!
— ¡Quackity!

Luzu recordaba todo lo sucedido aquel día, no entendía a que se había referido Rubius con que lo iban a matar.

Nuevamente se encontraba en el campo, específicamente donde se encontró con el otro chico, al parecer de nombre Quackity. Vio sus manos vendadas, aunque estuviera lastimado no le dolía tanto. Estaba tan sumergido en sus pensamientos y sensaciones que no sintió como alguien en la lejanía lo observaba.

Big Q con gran miedo y desconfianza, hizo que una raíz saliera de la tierra, donde colocó una pequeña canasta y después hizo que la raíz se dirigiera al chico que se encontraba absorto de la realidad.

Luzu sintió como algo había chocado con su pierna, dirigió su vista hasta donde sintió el choque y ahí pudo ver una canasta con pequeños envases de cristal con pétalos, hongos y unas cuantas raíces, también había una notita adjunto que decía:

"Son plantas medicinales.
Perdón por las heridas"

La caligrafía no era perfecta, eso lo pudo notar al instante cuando vio que el mensaje estaba escrito en una hoja de un árbol. Tomó la canasta y vio como la raíz se metía bajo tierra; miró hacia todos lados para encontrar al chico de la raíz pero no lo pudo ubicar. En forma de agradecimiento, Luzu dejó una pequeña rosa azul en el límite del bosque.

No entendía porque el rey Rubius había dicho que él moriría por aquel chico de cicatrices. Simplemente no lo comprendía.

Betrayal of the heart -Luckity- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora